Hace exactamente un año el Presidente de la Nación, Alberto Fernández, firmó el decreto que me designaba al frente del organismo más importante de la seguridad social de la Argentina. Llegamos a la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) apenas con los primeros tramos de la pandemia, sin saber aún la profundidad de los estragos que el covid causaría al mundo y a nuestra sociedad. Vinimos con el mandato del Presidente y de la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, de impulsar una seguridad social que retomara el camino de la solidaridad y la justicia social que había sido abandonado durante cuatro años de macrismo. Pero, además, llegábamos con el enorme desafío de garantizar políticas para cuidar, para proteger a la población en momentos en que, producto de las medidas sanitarias, sus ingresos se veían severamente afectados. Nunca antes la seguridad social había construido respuestas como las políticas diseñadas en este contexto y, mucho menos, en la velocidad que se necesitaba. Medidas como el IFE, resultan inéditas en nuestra historia. Una cobertura que alcanzó, en tiempo record, a cerca de 9 millones de personas.

Por supuesto, en simultáneo, debíamos resolver la continuidad de millones de prestaciones mensuales con las que la Anses alcanza, regularmente, a 17 millones de personas que perciben una jubilación o pensión, asignaciones familiares, prestaciones por desempleo, becas Progresar u otro sin número de coberturas que se brindan desde este organismo que da protección a lo largo de todo el ciclo de vida de las personas. Es importante tomar justa dimensión de esto, porque ANSES vio, durante todo 2020, expandir su demanda de respuestas para las prestaciones de siempre, pero también, ante muchas otras necesidades nuevas y urgentes.

La primera medida que tomamos ni bien asumimos este desafío fue decretar nuestra actividad como esencial. Empezamos, de allí en más, un proceso paulatino de apertura responsable de oficinas. Necesitábamos resolver que la ciudadanía pudiera seguir realizando sus trámites, a la par que garantizar la seguridad sanitaria de vecinas y vecinos que tenían que concurrir presencialmente porque, tal vez, no podían hacer su trámite de otro modo, ya fuera por falta de conectividad o, porque simplemente, no sabían cómo acceder a través de las redes. A la vez, por supuesto, cuidar a los más de 13 mil trabajadores y trabajadoras de la Anses que, obviamente, también se veían afectados por la pandemia. Quiero destacar todo nuestro reconocimiento al enorme esfuerzo de miles de trabajadores y trabajadoras que pusieron un gran compromiso para hacer andar la enorme maquinaria de este organismo, que es tan necesario que esté presente para llegar con una respuesta a la mayoría de los hogares de nuestro país.

En este contexto, se creó también el sistema virtual de atención. En la Anses, al igual que el conjunto de la ciudadanía, debimos adecuarnos a nuevas maneras de ponernos en contacto. Y esto requirió de mucha imaginación y recursos para reconstruir, porque recordemos que, en diciembre de 2019, recibimos un Estado que había sufrido el desguace de muchas de sus capacidades. Hasta marzo de 2021 llevamos resueltos más de 5 millones de trámites a través de la web, algo que hubiera sido impensado apenas un año atrás.

La Anses fue una de las principales herramientas para que el Estado nacional despliegue un amplio abanico de coberturas para diferentes sectores de la sociedad, porque es premisa de nuestro gobierno la necesidad de proteger a toda la comunidad. Además del IFE, que estuvo destinado a quienes no tenían ingresos estables, se implementó el pago mensual del ATP para sostener más de 3 millones de puestos de trabajo registrados en cerca de 314 mil empresas. También se prorrogó la cobertura del seguro de desempleo, que sigue, de hecho, prorrogada hasta el día de hoy garantizando ingresos a quienes no pudieron reinsertarse en el mercado de trabajo. Se implementaron el Bono Salud, para más de 680 mil trabajadores y trabajadoras y las Becas Sostener Cultura, para más de 30 mil trabajadores. Las nuevas coberturas del contexto de pandemia durante el año pasado alcanzaron a más de 13 millones de personas. Ahora, que estamos experimentando la segunda ola, nuevamente comenzamos a desplegar medidas de protección. Hasta el momento, más focalizadas, ya que las condiciones sanitarias han definido zonas delimitadas para disminuir la circulación y así evitar la propagación del virus. Por eso, ya comenzamos a pagar en el AMBA el refuerzo por emergencia de $15.000 destinado a hogares con niños y niñas de la AUH, titulares de la AUE y hogares de padres o madres monotributistas A y B con asignaciones familiares. En total, ya estamos alcanzando a 900 mil hogares del AMBA. Pueden consultar más datos sobre la cobertura de la seguridad social en la página de nuestro Observatorio http://observatorio.anses.gob.ar/ donde venimos también actualizando la producción y publicación de información de calidad.

La pandemia nos ha hecho atravesar momentos muy dolorosos a todos y todas. Nos enorgullece que Anses, en este contexto, pueda sacar lo mejor de sí, actuando de manera inteligente, empática, ágil, encontrando respuestas a muchas necesidades de nuestro pueblo.

Quisiera también mencionar otras decisiones de política pública, que son más estructurales y que pudimos comenzar a llevar a cabo, incluso, en el marco de este tiempo tan excepcional. Porque vinimos a ser parte de la reconstrucción argentina, para devolver dignidad, justicia social y soberanía a nuestra seguridad social. Entre las más importantes: recuperamos una fórmula de movilidad justa, sustentable y que busca que las jubilaciones y pensiones acompañen el crecimiento de la economía. El Congreso de la Nación sancionó la nueva ley a fines de 2020, construida con el consenso de especialistas y legisladores. Gran diferencia respecto de lo que había ocurrido en 2017, cuando en el gobierno de Mauricio Macri se votó una reforma previsional de ajuste y en medio de una feroz represión.

Nuestra fórmula de movilidad recupera lo mejor de una experiencia que ya vivimos entre 2008 y 2015 y que permitió un incremento real de casi 26% de los haberes previsionales en 9 años. Hasta ahora, el nuevo índice aplicó una sola vez, en marzo pasado. Ya en esa primera movilidad, el resultado superó al que hubiera arrojado la fórmula macrista. De todos modos, a raíz de los datos de inflación que tanto nos preocupan a todos y todas, el Presidente resolvió otorgar para los meses de abril y mayo dos bonos extra de $1500 a los haberes de hasta $30.856 garantizando así un plus de ingresos que hicieron a la jubilación mínima, acumular en abril un aumento del 16%. Nuestra fórmula busca que jubilaciones, pensiones, y también las asignaciones familiares, crezcan sostenidamente en el tiempo y estamos seguros que, de a poco, se va consolidando ese objetivo para que todos y todas estemos mejor.

Otra medida estratégica fue la sanción de Ley de Defensa de Activos del FGS en octubre pasado. Asumimos nuestro gobierno con las cuentas del FGS en una profunda vulnerabilidad y alto grado de desfinanciamiento producto de las políticas macroeconómicas y de la pésima administración de la seguridad social que tuvo el gobierno anterior. El FGS, que funciona justamente como resguardo de nuestro sistema, redujo su valor en los 4 años de macrismo, además de avanzar en un peligrosísimo proceso de liquidación de activos. No somos pocos los que sospechamos oscuros intereses atrás de ese proceso sistemático de desfinanciamiento. La nueva Ley protege los fondos de la seguridad social, a la vez que reordena sus prioridades de inversión hacia la economía productiva. Nunca más queremos ver en riesgo la solvencia de la seguridad social.

Quiero resaltar que es muy importante el cambio que realizamos en la administración del FGS, no solo porque pudimos frenar el estado de crisis en que lo recibimos, sino porque lo reorientamos para recuperar su rol estratégico en el desempeño de la economía real. Durante 2020 designamos 47 directores y directoras en empresas con participación accionaria del Estado, adquirimos nuevas acciones en empresas claves. Recientemente, por ejemplo, adquirimos acciones en firmas en las que anteriormente no teníamos participación, como el caso de Loma Negra. Por su parte, a partir de una gestión inteligente y que cuida los recursos comunes de la seguridad social, conseguimos que el FGS creciera más de un 17% en dólares durante 2020, a pesar de la crítica situación económica producida por las consecuencias del covid.

También suspendimos el pago de cuotas de créditos Anses durante casi un año, bajando además las tasas, que pasaron de 37% a 29% anual y condonando la acumulación de intereses durante la pandemia. De esta manera, aliviamos una situación que asfixiaba a más de 5 millones de jubilados, pensionados y madres de la AUH, que se habían endeudado a tasas altísimas durante el gobierno anterior, muchas veces para poder pagar las tarifas de luz o gas que habían aumentado de modo sideral. Ahora relanzamos el programa de créditos, porque buscamos facilitar a las familias sus posibilidades de acceso al consumo, pero no desde una lógica de rédito financiero, como tenía la anterior política crediticia, sino desde una perspectiva de derechos, de saber que todos y todas necesitamos políticas de crédito blando para poder soñar con un arreglo en nuestras casas, o para comprar algún electrodoméstico que tenemos que remplazar o, tal vez, cuando la pandemia nos de respiro, poder soñar con unas vacaciones.

Otras medidas que tomamos y sobre las que seguimos trabajando: Detectamos que el sistema de asignaciones familiares no estaba incluyendo a todos los niños, niñas y adolescentes (NNyA). El Presidente resolvió, a partir del decreto 840/20, definir estrategias para garantizar el derecho a la seguridad social de todas las infancias. Porque claro está que, entre nuestros principales objetivos, está hacer que los chicos y chicas de la Argentina vivan mejor, porque ése es su derecho y porque, además, en ellos está el futuro. Ya logramos incorporar a más de 338 mil niños, niñas y adolescentes mientras seguimos buscando activamente a las y los que nos falta alcanzar. También quitamos anteriores privilegios al establecer al momento de jubilarse los mismos derechos y obligaciones para magistrados y funcionarios del Poder Judicial que para el resto de la ciudadanía. Por eso intimamos a más de 200 jueces y fiscales a terminar su trámite, o desistir del mismo hasta tanto decidan retirarse. En sentido inverso, eliminamos trabas discriminatorias que pesaban sobre sectores laborales más vulnerables al simplificar el inicio y reconocimiento de servicios para las trabajadoras de casas particulares y las y los trabajadores del Régimen de Monotributo Social. Acompañamos a las familias afectadas por los incendios de la Patagonia. Capacitamos a más de 6 mil trabajadores en la Ley Micaela. Conseguimos cerrar en 2020 una paritaria firmada por los 4 gremios, algo que no ocurría desde 2010. Reincorporamos a 100 trabajadores y trabajadoras que, producto de las prácticas persecutorias del macrismo, habían sido despedidos sin causa.

Somos parte de un gobierno que vino a generar trabajo, porque para nosotros y nosotras, solo un modelo que haga eje en la producción y el crecimiento del trabajo puede ser la llave para Reconstruir la Argentina y llevar felicidad a nuestro pueblo. Sabemos que transcurrimos un tiempo muy difícil y cumpliendo con el mandato del Presidente y la Vicepresidenta, empezamos por las y los últimos, para llegar a todos. Creemos en la seguridad social como derecho humano que debe proteger con más y mejores prestaciones a las y los trabajadores, a las personas mayores, a las infancias, las juventudes. Y porque soñamos con una Argentina de iguales, en este 1 de Mayo, día de las y los trabajadores, reforzamos los principios de solidaridad, redistribución y justicia social como ejes principales de la seguridad social que estamos construyendo y que nos merecemos.