"Todo a lo que accedemos hoy está atravesado por un dispositivo tecnológico: esta conversación está atravesada por un dispositivo tecnológico", dice Josefina Lucía, al otro lado de la videollamada. "La soberanía de esa producción tecnológica no puede estar en manos de unos pocos; tiene que ser un terreno en disputa por fuentes diversas". Lucía es programadora, es trans y es una de las responsables de ALT, la cooperativa de tecnología especializada en desarrollo web conformada por personas trans y no binarias.
ALT, sigla de Alternativa Laboral Trans, surgió a la par de las primeras restricciones por la pandemia durante el año pasado, y como método de continuar en la virtualidad las clases que venían llevando a cabo en la comunidad travesti trans. "Habíamos empezado a pensar cómo seguir, y la idea de trabajar en formato cooperativa se nos presentó como un sueño", recuerda Lucía, que llevaba años de experiencia en el rubro de programación, y a quien la idea la convocó por completo. "Qué estoy haciendo trabajando en esta empresa de márketing, pensé. Ya fue, armemos la cooperativa."
Con el cobro de un primer trabajo, la noción se estableció y desde entonces nunca pararon. Cuando se les apruebe el registro, serán la primera cooperativa de tecnología conformada íntegramente por personas trans y no binarias, y con su estatuto redactado en lenguaje inclusivo. "Si bien hay algo muy lúdico en el aprendizaje y en la cooperativa, siempre hubo ganas de trabajar y de salir adelante con un puesto de trabajo de calidad que, de otra forma, es muy difícil de conseguir para una persona de nuestra comunidad".
"Cuando empezamos a nombrarnos como cooperativa nos dimos cuenta de que en Argentina hay un montón, son muy solidarias y quieren hacer lazos. Una de ellas fue Proyecto Wow, que tenía la iniciativa de generar cursos de formación gratuitos a través del Ministerio de Trabajo de la Nación. Había convocado a cooperativas especializadas en distintos rubros y nos invitaron. Nuestra especialización es desarrollo web, así que propusimos un curso de Full Stack desde cero. El proyecto se aprobó y ahí estamos todas las cooperativas trabajando, lo cual es muy hermoso." El resultado está plasmado en el Campus Clementina y sus cursos basados en la economía del conocimiento.
En este tiempo, ALT también fue convocada por espacios como el Observatorio DataGénero, o Impacto Digital, una ONG que desarrolló el proyecto Contratá Trans, para quienes hicieron la página web y la plataforma de datos. Lucía resuelve que han tenido mucha suerte y que hay que replicarla: "Por poner un ejemplo, nos acercamos a la cooperativa textil Empoderamiento Travesti Trans, que está en el Hotel Gondolín, les preguntamos cómo podíamos ayudarles, y les estamos haciendo la página web. Cada une aporta desde donde puede, y entendemos que nos estamos mejorando como sociedad a través de la solidaridad".
Entre las ideas futuras está la de empezar a hacer trabajos que no tengan un financiador directo, sino pensarlo como crowdfunding, y realizar aplicaciones y proyectos tecnológicos que mejoren la vida de la población travesti trans y de los feminismos. "Donde no llega el capital tiene que aparecer otro tipo de lógica de negocio que permita trabajar en proyectos que de otro modo nadie haría, o no con la impronta de representatividad de nuestras identidades."
Josefina también menciona la intención de generar un espacio de visibilización de personas trans en tecnología. "Necesitamos que el proyecto siga con vida para poder generar capacitación y gente especializada. Y que pase el tiempo, que haya más personas trans en tecnología y que cada vez tengan mayores capacidades y conocimientos para potenciarnos."
Lucía habla de la producción de tecnología como un área en el que, una vez insertade, difícilmente te quedes sin trabajo. "No sólo tenés trabajo, sino que la paga está muy por encima de la media; en especial del resto de los trabajos que no requieren título universitario. Es un rubro que funciona como un commodity que exportás hacia el mundo. Entonces eso permite tener una calidad de vida, producto de un ingreso superior, sin que los estudios sean condición excluyente y sin que tu identidad sea un motivo de discriminación. Estratégicamente, cierra por todos lados."
Para Lucía, la comunidad tecnológica tenía cierto vacío en lo que ALT viene a representar. "Se percibe cuando muchas organizaciones se nos acercan y sentimos una bocanada de alivio. El idioma del transfeminismo, que si bien no tiene que ver con algo técnico sino cultural, es hablar un lenguaje que esté pensado para todes. Eso ya es un montón. Y ciertas organizaciones quieren trabajar con nosotres porque representamos algo en lo que creen y militan. Y no es lo mismo para elles, ni tampoco para nosotres, trabajar con una organización que encarna eso, que con una que sólo está atrás del rédito económico."
ALT obviamente necesita de la retribución económica de los trabajos que realiza, pero al mismo tiempo tienen ciertas concesiones con proyectos y organizaciones con los que quieren trabajar. "Entendemos que la cooperativa viene a cumplir eso: poder democratizar la producción de tecnología y acercarla a quienes quizás no tienen tantas posibilidades económicas, pero que representan un cambio cultural que es bienvenido por toda la sociedad y sobre todo por las minorías como nosotres."
Los cupos de los cursos se agotaron en menos de un día, y son copados mayormente por pibis que se interesan por capacitarse en tecnología. "También es la gente que nos sigue en nuestras redes, entonces cuando lanzamos esa difusión se replica en redes similares", detalla Lucía. "En nuestro Instagram tenemos un 75% de mujeres que nos siguen y un porcentaje similar en los cursos, lo cual es muy superior en comparación con las encuestas que se hacen anualmente de la fuerza de trabajo en tecnología: las mujeres están en el orden del 12% y las disidencias en el 0,54%, en comparación con el 15% que hay en nuestros cursos."
La lectura que ella hace tiene que ver con que quizás la gente percibe que en los cursos de ALT puede encontrar un lugar donde se sienta cómode. "Entendemos que hay gente deseosa de meterse en tecnología y encuentra que el sector es expulsivo de ciertas identidades. Entonces cuando aparece una iniciativa como la nuestra, se tiran de cabeza."