“Una bolsa de supermercado, colgada en un perchero rococó, en un palacio de Roma. Esa imagen no me la olvido más”, dice la mujer que llevaba esa bolsa en sus manos, al entrar a la entrevista con el premier italiano Sandro Pertini, en 1978. La mujer es Hebe Pastor de Bonafini. Y la paradoja reflejada en ese recuerdo simboliza "el nacimiento de las madres" qué, como Hebe, salieron de sus casas a buscar a sus hijos desaparecidos.
El relato inaugura la serie de anécdotas que la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo elige para iniciar esta conversación coordinada por Nora Veiras, directora periodística de Página/12, al conmemorarse el 30 de abril, el Día del Coraje Civil, en homenaje a la primera ronda de las Madres. Eso motivó la presentación del libro de Ulises Gorini: La rebelión de las Madres. Historia de las Madres de Plaza de Mayo (1976-1983), reeditado por Editorial Octubre. Y permitió la charla, destinada a “honrar el coraje de estas mujeres que, como dicen ‘fueron paridas por sus hijos’, y reflexionar sobre su lucha”, señala Veiras al iniciar el encuentro virtual en el canal YouTube de Página/12.
Las palabras de Hebe –certeras, siempre--, fueron acompañadas por las reflexiones de la investigadora Dora Barrancos sobre el proceso de emancipación feminista que protagonizan las Madres “sin proponérselo”, y de Víctor Santa María, coordinador del Grupo Octubre. Santa María las rescata como “rebeldes incurables”, y por lo que representan en la historia política argentina: “desde lo simbólico y desde lo práctico”.
El libro “nos habla de la historia de las madres, esas locas que nos permiten poder seguir nuestros sueños” señala Santa María. Se trata en rigor del primer tomo de un minucioso escrito que atesora en consistentes setecientas páginas, la historia de las Madres. Combina memorias y documentación. Y en esa construcción muestra la vida de estas mujeres capaces de interpelar al poder al asumir la maternidad desde la ruptura con los preconceptos que el patriarcado les tenía establecidos, explica Barrancos.
Las anécdotas reposicionan el contexto desde aquellas primeras rondas al retorno democrático. La magia de la memoria recupera la energía de esos días. La reflexión tamiza el dolor, revitaliza la fuerza que las inviste de coraje y las transforma en símbolo, cuando salen del ámbito doméstico y se convierten “en un actor político ineludible” en la historia argentina, señala Veiras.
La imagen de “la bolsita de las compras en la mano” es literal y es metáfora. El texto de Gorini expresa a través de una “serena y minuciosa observación” --indica Barrancos--, la historiografía de los actos. El vínculo entre las Madres y el historiador, cuentan, permite ahondar en los detalles. “Ulises es historiador, escritor, y tiene una gran cuota de amor a las Madres, nos entiende, por eso fue capaz de escribir sobre nuestro trabajo que es constante, y de interpretar cada hecho. Estoy feliz con este libro –comparte Hebe--, es un lujo, fácil de leer y fácil de entender. Con este libro la gente nos quiere un poco más”.
Si bien el inicio de Madres se data en 1977, el giro se da cuando irrumpen en la escena internacional "durante el Mundial 78” recuerda Veiras. Y se evidencia en los contactos con líderes políticos como Pertini, en un iniciático viaje al extranjero que incluye además de Europa, un paso por Estados Unidos. Las anécdotas de ese viaje ya muestran el desenfado que tomará la acción política que las constituye “aún sin proponérselo”, como señala Barrancos.
“Cuando decidimos ir afuera, ya habían asesinado a Azucena, a Mari y a Esther” cuenta Hebe. “Eso nos descolocó, el ‘78 fue un año donde nos pegaron, nos llevaron presas, y pensamos que deberíamos salir a contar al mundo lo que nos pasaba, por eso fuimos con María del Rosario (Cerruti) a Nueva York”. Allí logran una entrevista en el Departamento de Estado. “Nos atendió el vicepresidente, Pastor, como mi apellido” recuerda sobre el hombre que les pidió el nombre de sus hijos para iniciar las averiguaciones, pero se negó a seguir hablando cuando ellas respondieron: “queremos saber qué pasó con todos los hijos de las madres, no solo con nuestros hijos”.
Fracasado el viaje a EE.UU. deciden seguir a Italia. “Pedimos entrevistas a todos, incluidos Pertini y el Papa”. Se hospedaban en una casa antigua. Y volvían del supermercado cuando les avisan que el premier las recibiría, ese día. “Era una casa de varios pisos, para cambiarnos teníamos que subir una escalera de 186 escalones, estábamos lejos del centro. Si dejábamos las bolsas, no llegábamos”, recuerda Hebe. Chicha Mariani y Elida Galetti –“que vinieron más arregladas”, añade, cómplice--, formaron parte del encuentro. “Llegamos, nos recibieron con una guardia, y con Rosario pasamos con las bolsitas del súper entre la guardia, era ridículo, y encima, cuando llegamos, un señor de galera me agarró la bolsita y la colgó en un perchero rococó, no me olvido más esa imagen”, se ríe, mueve su cabeza, y mira, fijo.
“La entrevista con Pertini las legitima en un nuevo lugar político”, señala Veiras. “Y en Argentina, además, permitió que no nos mataran” añade Hebe. En la transición democrática, después de ocho años de dictadura, esa lucha política queda habilitada por un nuevo entorno. La política crece alrededor de las rondas de las Madres. “Nos enseñan un camino a través de un pañuelo –refiere Santa María--, el que seguimos las generaciones que entramos a la política después de la dictadura, y que tiene que ver con la verdad, con la justicia, y con la memoria”. Luego detalla “como trabajador y cómo hijo de trabajadores”, sobre la lucha del movimiento de Derechos Humanos que se consolida en la Argentina, cuando las Madres “se instalan” en la Plaza de Mayo.
Lo que llama la atención, en ese momento, afirma Barrancos “es que son madres”. Y agrega: "fueron de una disrupción completa, porque la vida las interpela y la gran treta que hacen fue valerse de ese sobre-patrocinio paternal patriarcal que le adjudica a la maternidad, responsabilidades inexorables” se explaya. Se constituyeron “en artífices de la política más enjundiosa, temeraria y corajosa del siglo XX en nuestro país” sentencia la investigadora. “La admonición de la dictadura” se da por esa caracterización de lo femenino “que, en ustedes, que no eran feministas”, advierte Barrancos, consolida una ejemplaridad que desmiente la debilidad asociada a lo femenino.
“Las Madres estaban cercadas por el papel de la mujer con el que el patriarcado las arrinconaba en sus casas --ilustra Gorini--, y había que entender la transformación de esa subjetividad que les permitió superar prejuicios e instalarse en la plaza”. Para el autor, eso significa “un punto de partida para otro tipo de sociedad”. Y acierta: “Cada nuevo derecho que conquistamos tiene ahí un punto de origen, a diferencia del 24 de marzo, que inaugura muchas de las injusticias que padecemos todavía”.