(ATENCION: Este artículo contiene SPOILERS)
Recen una plegaria por June. El comienzo de la cuarta temporada de El cuento de la criada exhibe al personaje de Elisabeth Moss entre borbotones de sangre, al punto del colapso; sus compañeras buscan reanimarla y de fondo se oye la composición de Burt Bacharach en la voz de Aretha Franklin. Una canción tan agraciada y amarga como lo es la escena y el producto creado por Bruce Miller. Si algo quedó claro, tras 36 episodios en tres temporadas, es que su heroína puede soportar varios clavos sobre su cuerpo. También de los mentales. Cauterización con una bengala, abre los ojos lacrimosos y de nuevo en pie. El contexto es el de una guerra abierta contra Gilead. Y ella es el enemigo público número 1 de esa nación teocrática y totalitaria en el que las mujeres son reducidas a reproductoras de bebés. Los tres primeros episodios de la entrega estarán disponibles desde el domingo 2 de mayo en Paramount+; los siete restantes se añadirán cada domingo.
Cual bomba de racimo, este tramo de la fábula distópica plantea un escenario de incertidumbre y violencia para todos sus actores. El estado gileadeano se ve amenazado por frentes externos y complots puertas adentro. Todos, incluyendo al Comandante Joseph Lawrence (Bradley Whitford) y a su par Nick Blaine (Max Minghella), están en una situación enclenque. En Canadá las cosas se recalientan para los apresados Fred Waterford y Serena Joy (Joseph Fiennes e Yvonne Strahovsky). Las mujeres e infantes liberados al final de la tercera temporada tampoco se acostumbran a su nuevo estado. Dichas subtramas, cabe decir, asoman entre los resquicios que deja su personaje principal reconvertida en la líder rebelde contoneando peligrosamente con lo mesiánico.
Los primeros tres episodios (“Pigs”, “Nightshade” y “The Crossing”) continúan sin dilaciones los últimos acontecimientos vistos en pantalla. Tras otra fuga fallida, June y sus compañeras se refugian en una granja manejada por una criada preadolescente y un Comandante anciano. La pedofilia como elemento de sometimiento aún no había sido tratado en la entrega y servirá de trampolín para que “la” criada prosiga su alzamiento sanguinario, entre vejaciones y tormentos. Es una nueva June que, por momentos, asoma hasta demasiado vengativa y peligrosa para las demás mujeres. “No hay sentido en este lugar excepto la violencia”, lanza en un momento.
Desde las entrañas de Gilead, quien aparece como la gran antagonista es la tía Lydia -también machucada y rencorosa-. Las dos mujeres volverán a verse las caras en el tercer episodio, posiblemente, uno de los más cruentos en toda la historia de The Handmaid’s Tale. Nuevamente aparecen el bozal y el sadismo visual que supuso un límite para críticos y audiencia. ¿Oraciones sobre una tabla de tortura? ¿Homicidios bajo una lluvia torrencial? ¿Un tren arrollando mujeres? Al showrunner Bruce Miller y su equipo de guionistas no les tiembla el pulso para crear postales angustiantes. Dicho episodio, por otro lado, marca el debut de Elisabeth Moss como directora. “Elegí el más difícil de todos pero también el más enriquecedor”, dijo la actriz y productora ejecutiva del producto.
La estrategia narrativa y estética de El cuento de la criada no ha cambiado tras su notable primera temporada. Como aquella exprimió al máximo la novela de Margaret Atwood, desde hace un tiempo sus responsables transitan zonas desconocidas, desarrollando capas e historias pero con el personaje de Moss como monolito. Lo mismo vale para el cuidado patrón escénico y sonoro (Carole King, Grateful Dead y Radiohead suenan en momentos claves). Al art decó sofisticado y el simbolismo religioso, se le sumaron un gore impúdico junto al uso –y abuso- de los primeros planos sobre el rostro de la protagonista. Sí, June supura odio en cada mirada. Severidad, abusos y suplicio son aquí la norma. Es cierto que la posibilidad de salvación aparece por primera vez en el horizonte de la entrega. Una esperanza al estilo Handmaid’s Tale. La serie tiene confirmada su continuación hasta una quinta temporada, la misma que le pondrá punto final al martirio de June.