Juan Cruz Komar no sólo juega a la pelota. También colabora socialmente en los barrios, trabaja en una fundación y se expresa políticamente en un mundo que raramente produce futbolistas comprometidos con la realidad. Juan Cruz Komar es el capitán de Talleres de Córdoba, tiene 23 años y no sólo se planta en el fondo de la cancha para salir jugando. Afuera, también levanta la mano y pide la palabra para decir las cosas que pocos dicen y otros tantos piensan. En el vestuario debate sobre aborto legal, se posiciona a favor de la legalización de la marihuana y ayuda a destapar la olla de la homosexualidad en el fútbol. Es uno de esos bichos raros que rompe las reglas y comprende el peso de su palabra en una sociedad atravesada por su profesión. Por eso Juan Cruz Komar dice, y sigue diciendo.

La homosexualidad en el fútbol masculino sigue siendo un tema inabordable, pero da la sensación de que, de a poco, va cambiando. ¿En qué punto creés que estamos?

–Sí, coincido. Hace un tiempo el Monito Vargas (N. de la R.: actual jugador del RCD Espanyol de Barcelona) hizo una declaración muy afortunada al respecto. Igualmente, muchas veces noto que se ataca al futbolista por las cuestiones de machismo, y esto es algo que excede al deporte. En el fútbol masculino es tabú el tema de la homosexualidad, es verdad, pero si uno va a los círculos más universitarios, también encuentra que es tabú la situación. Se nota mucho en el fútbol porque es masivo, porque repercute mucho más y las figuras son públicas, pero es algo que se repite en otros ámbitos. Obviamente, sería ideal que el cambio venga de la mano del deporte para después ser trascendente al resto de la sociedad, pero creo que tiene que ser algo más general. Toda nuestra sociedad tiene que aceptar la homosexualidad.

Recién hablabas de la declaración del Monito Vargas. El mencionó la cantidad de equipos que juegan en la liga profesional, multiplicó ese número por la cantidad de futbolistas de cada plantel, y se preguntó cómo podía ser que entre tantos hombres no haya al menos uno que sea homosexual. ¿Creés que falta poco para que cambie esta realidad?

–Claro, es matemáticamente imposible. Yo no veo a corto plazo la posibilidad de un cambio en el fútbol, como así tampoco en el rugby. Pero sí la veo en deportes como el vóley y el básquet. Igualmente, noto avances. Yo empecé a jugar profesionalmente hace cinco años y muchas cosas eran distintas. La valoración del fútbol femenino ha cambiado muchas cosas en las concepciones del fútbol masculino. Hace poco, si había una mujer como jueza de línea o jugando, se la mandaba a lavar los platos y se desprestigiaba cualquier opinión suya. Eso cambió, cambió muy rápido, y hoy en día hay fútbol femenino televisado, se mira el Mundial y hay chicas que se compran la remera de una jugadora de fútbol. Entonces, si se van dando avances en varios temas, no veo imposible que también avancemos con el tema de la homosexualidad.

Si bien la lucha con respecto a la profesionalización del fútbol femenino la están dando las mujeres, sin el apoyo de los futbolistas es muy difícil que esto avance. ¿Desde qué lugar creés que podrían aportar ustedes para mejorar o visibilizar esta situación?

–Creo que federalizar el fútbol femenino haría que llegue a mucha más gente y le daría más prestigio, más valoración. Nosotros, acá en Córdoba, queremos ser parte del campeonato de AFA y, si Talleres pudiera entrar, a mí me encantaría ir a ver los partidos. Muchas veces con la acción, más que con lo que decimos, podemos generar un cambio. Si uno va a los partidos, se entusiasma, se engancha con el equipo, creo que esa acción de las figuras públicas puede llegar a generar repercusiones muy interesantes.

Hace muy poco, en la previa del Día de la Mujer, los jugadores de Boca y Vélez salieron a la cancha con un cartel contra la violencia de género y brazaletes de la línea 144, cuando varios de ellos, como Villa, Thiago Almada y Miguel Brizuela tienen denuncias hechas por este tema. ¿Qué te generó verlos?

–Me parece bien que se hagan ese tipo de carteles, que se ponga el tema en agenda, que se hable. Por otro lado, pensaba en cómo se podría haber hecho para que esos jugadores no salieran en la foto. Quizás el plantel entero no tendría que haberse sacado la foto, los equipos que tuvieran jugadores con denuncias no tendrían que haber participado, porque también pienso que hubiese sido difícil sacar a una sola persona. El jugador por sí mismo no iba a decir: "No, yo no salgo". Lamentablemente, no iba a tener ese grado de autocrítica. Pero por más que haya sido lamentable que salga un futbolista levantando algo que en sus acciones no defiende, creo que se pudo instalar el tema de la violencia de género en los medios de comunicación, que es algo que sucede en la sociedad y muchos de ellos reproducen en primera persona.

¿Pensás que el fútbol argentino toma las medidas correctas con estos jugadores o se tendrían que tomar otras?

–Mirá, creo que hay clubes que ya han avanzado bastante, como es el caso de Estudiantes, Rosario Central, Lanús, Newell's, que tienen un protocolo ante estas situaciones. Pero son pocos y pienso que esta medida debería ser más integral, debería salir directamente de AFA, que es la institución madre de los clubes de fútbol. Lamentablemente, todo termina en iniciativas de los clubes que quedan ahí, porque también hay que entender que varios han tomado la determinación de apartar de sus planteles a los jugadores denunciados por violencia de género o abuso sexual, ¿pero cuánto tiempo tendría que durar ese apartado? Porque la Justicia quizás se toma dos años para determinar una situación, y un jugador también tiene su derecho laboral a jugar. Si la Justicia actúa rápido y en un mes determina que es culpable, listo, el jugador tiene que cumplir su condena e ir en cana. Pero eso no pasa, por eso entiendo la situación ambigua de los clubes. Uno no puede tener apartado del plantel a un jugador durante dos años, porque hay un contrato firmado previamente.

Es decir, sería ideal que AFA tenga una bajada al respecto.

–Sí, tiene que ser algo más institucional. Boca, por ejemplo, si bien uno puede pensar que fue corta o larga la sanción, tuvo a Villa sin jugar durante cuatro meses. El perdió la posibilidad de ir a la Selección, de disputar la Copa Libertadores, ganar dinero, pero no podemos esperar la iniciativa del club, porque no dejan de mirarlo como un activo, como un jugador a vender que va a traer plata, y es difícil tomar esa decisión. Entonces, es AFA quien debería tomar medidas más grandes o directamente determinar que un jugador con este tipo de denuncias no pueda jugar.

*Ornella Sersale, Sofía Martínez, Lucrecia Álvarez, Florencia “China” Pereiro.