Los 22 peritos que intervinieron en la junta médica por la muerte de Diego Maradona concurrirán este lunes a la fiscalía de San Isidro para firmar las conclusiones. Como es obvio, los 11 peritos oficiales firmarán su acuerdo con el texto porque son quienes lo elaboraron y de los 11 restantes habrá quienes estén total o parcialmente de acuerdo. En tanto, es seguro que los forenses que representan al médico de Maradona, Leopoldo Luque, y a la psiquiatra Agustina Cosachov, firmarán en disidencia y presentarán textos alternativos. Como adelantó Página/12, la pericia oficial es lapidaria con quienes trataban al Diez, consideraron que la muerte era evitable, confirmaron lo señalado por este diario --hubo doce horas de agonía, con Maradona seguramente inconsciente-- y establecieron que al astro se le suministraba medicación contraindicada. Todo indica que los fiscales imputarán a Luque, Cosachov y tal vez al psicólogo Carlos Díaz por el delito de homicidio simple con dolo eventual, que tiene una pena de ocho a 25 años de prisión. No habría detenciones.
El texto de los peritos oficiales se filtró a la prensa durante la semana pasada y el equipo de fiscales --Laura Capra, Cosme Irribarren y Patricio Ferrari, coordinados por el fiscal general John Broyard- ya tiene detectado quién fue el autor de la filtración porque cuando se distribuyó el texto se hicieron "marcas" en cada copia que se envió por whatsapp. Los fiscales anuncian que harán la denuncia correspondiente porque todos los peritos habían firmado un compromiso de confidencialidad. Según pudo saber este diario la filtración fue obra de uno de los médicos convocados por la defensa de uno los imputados. Desde ya, que la pericia haya trascendido no cambia en nada el fondo de lo ocurrido ni le quita validez al texto.
Como se hizo público, el estudio de 70 páginas, respondiendo 25 preguntas de los fiscales, es demoledor para el equipo médico que estaba encargado de la salud de Maradona en sus últimos días.
Este diario anticipó hace ya un mes que las conclusiones iban a ser catastróficas para Luque, Cosachov, Díaz y el resto de los imputados. Habrá que ver las fundamentaciones exactas, pero los médicos aseguran que el equipo que atendió a Maradona fue temerario al llevarlo a un lugar inadecuado como la casa en el Tigre e indiferente al no prestarle atención a los síntomas de retención de líquido que eran un indicio del peligro de colapso cardíaco. Página/12 reveló en su momento que la autopsia estableció una agonía de aproximadamente 12 horas, período en el cual Diego estaba sin conocimiento, pero ese dato deja al descubierto que los enfermeros mintieron en sus informes y que nadie vigilaba de cerca qué pasaba con Maradona. La precaria habitación donde estaba alojado el Diez no tenía siquiera un llamador y los enfermeros estaban de guardia en el living, a unos 15 metros de la cama del ídolo.
Hubo una larga serie de advertencias de los peligros, incluyendo la frase del kinesiólogo Nicolás Taffarel -–“tiene los ojos hinchados como una teta”--, con el agregado de que resultó que Taffarel no tiene matrícula como kinesiólogo, lo que exhibe la falta de seriedad del tratamiento general que se le daba a Maradona. Hubo días enteros en que el Diez no se levantó de la cama y, pese a semejante cuadro, no se hizo nada.
En el listado de negligencias aparece que el 12 de noviembre, 13 días antes de la muerte, lo visitó un médico clínico que ordenó varios estudios y análisis. El galeno volvió el 18, Maradona no lo quiso recibir, y ya el 19 no volvió a entrar a la casa. El punto ahí es que el paciente tiene derecho de rechazar tratamientos, pero la junta médica estaría señalando que Maradona no estaba en condiciones mentales de decidir. Eso lo debió advertir Cosachov que, según la evidencia, vio a Maradona una sola vez en sus 15 últimos días.
Tras la entrega este lunes de las conclusiones de la junta médica y de las objeciones de los peritos que se manifiesten en disidencia, los fiscales formularán las imputaciones que, como se anticipó, serán por homicidio simple por dolo eventual: es decir que los que intervinieron sabían que su negligencia podía terminar en la muerte de Maradona. Eso se expresa en los mensajes en los que decían “vamos a ir presos”, “puedo perder la matrícula”, “hay que emprolijar la historia clínica”, y otras frases similares.
En la imputación caerán Luque, Cosachov y también el psicólogo Carlos Díaz, porque tuvo poder de decisión --por ejemplo, tenía facultades para ordenar la internación-- y ocupaba un rol de importancia al ser un caso de adicción. También habrá imputaciones contra enfermeros, jefes de enfermeros y el kinesiólogo, por delitos que no serán el de homicidio. Parece cantado que buena parte de ellos mintieron y fueron parte del operativo temerario e indiferente.
Al menos por ahora, los fiscales no pedirían detenciones, por haber estado los imputados a derecho, no existir un peligro de fuga y tampoco de alteración del expediente. De todas maneras es algo que se está estudiando.
Por un carril diferente corre la cuestión de posibles imputados no-médicos, en concreto su abogado y representante Matías Morla. Como concepto, los responsables del tratamiento médico fueron justamente los médicos, que son los que estudiaron para eso. Constituyen lo que se llama en derecho, los garantes, y por lo tanto los responsables de la negligencia que derivó en el homicidio. Pero al mismo tiempo los fiscales consideran que Morla tenía poder y tomaba decisiones, algo que habrá que ver cómo encaja en el terreno penal.