“Me gusta divertirme observando y sacando conclusiones. Pero en un lugar como éste donde los extraños se mezclan es difícil formar un juicio aceptable. La gente pude ser difícil de interpretar”. Palabras de la protagonista de Sanditon (estreno por Film & Arts este jueves 6 a las 22 hs y al día siguiente en Flow). Ella es una clásica heroína de Jane Austen (la primera escena la muestra con un fusil a punto de disparar) pero con algunas notas que la vuelven única. La mayor singularidad surge de las entrañas de esta empresa de la BBC. Se trata de una transposición de la obra que la autora inglesa dejó inconclusa pocos meses antes de fallecer en 1817. Sus ocho episodios están confeccionados a partir del reconocible molde de la escritora en el que las damas son testigos predilectas de lo que acontece frente a sus narices.
La observación efervescente de usos y costumbres brit, en este caso, no sucede en la campiña sino en el pueblo costero que le da nombre a la entrega. El lugar cuenta con todo el potencial para convertirse en un resort para ricos, poderosos, arribistas, caballeros apuestos y ladies ingeniosas. Nadie más perspicaz que Charlotte Heywood (Rose Williams) quien llegó hasta allí invitada por Tom Parker (Kris Marshall), el entrepreuner que quiere desarrollarlo. Cada escena sirve para que la jovencita analice algún modismo, se embelese con toda la parafernalia y ella misma sea objeto de examen. “De aspecto saludable pero corriente a nivel de apariencia”, la describe Lady Denham (Anne Reid), la principal inversora del proyecto y dueña de una labia como la de la Condesa Viuda de Downton Abbey. Otro personaje femenino trascendente es Georgiana Lambe (Crystal Clarke), una joven negra, bella y millonaria llamada a romper las estructuras del lugar. Hay, finalmente, tres galanes en la mira del personaje principal: el infaltable libertino con título nobiliario, un capataz con sueños de arquitecto y el macho alfa de Sidney Parker (hermano del ideólogo del balneario).
Las claves de Sanditon están en su desparpajo y esplendor estético, la reconstrucción de época, los diálogos rebosantes del wit (esa verba que mezcla astucia y malicia) y el profile de su contexto: Gran Bretaña acaba de vencer a Napoléon y la modernidad está en el aire. “¡Este es el futuro!”, grafica el doctor germano en un happening donde presentan una ducha a vapor. También hay algunas escenas picantes desde lo sexual. Unas nalgas al viento marino, el vínculo incestuoso de dos hermanastros y una masturbación le imprimen un aire peculiar a este trabajo basado en Jane Austen.
En realidad, sus responsables tomaron los doce capítulos de lo que fuera el borrador de la autora como trampolín para imaginar el resto de las secuencias. El encargado del texto es una suerte de albacea audiovisual de la inglesa llamado Andrew Davies (Orgullo y prejuicio, Sensatez y sentimientos). “Hubo muchísimas adaptaciones de sus libros pero este es un tesoro enterrado. Fue un regalo increíble. Es absolutamente Jane Austen pero no en el modo usual. Ese fue nuestro toque”, señaló su productora Belinda Campbell. Así irán pasando aristócratas y damas de la alta sociedad, fiestas destinadas a recaudar dinero, charlas en grandes salones, caminatas en los bosques y eventos en la costa. Siempre con algún comentario al paso de Charlotte que podría continuar con su hábito de confirmarse la segunda temporada.