La Mesa de Reflexión Latinoamericana integrada por excancilleres, políticos y académicos de la región exhorta al cierre de Guantánamo, la cárcel de máxima seguridad que Estados Unidos ha utilizado para enviar y torturar a detenidos acusados de terrorismo. La declaración, que lleva la firma de los excancilleres Jorge Taiana, Rafael Bielsa y Susana Malcorra (Argentina), Celso Amorim (Brasil) y José Miguel Insulza (Chile), entre otros, sostiene que la medida podría ser "un símbolo de gran valor en horas de incertidumbre y desafío". El pedido se suma a la carta pública que 24 senadores demócratas le enviaron al presidente Joe Biden, en la que definieron a la prisión como un "símbolo del desorden y los abusos contra los derechos humanos".
La cuestionada cárcel se estableció en la base naval estadounidense en la costa de la Bahía de Guantánamo en Cuba después del atentado a las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001. De hecho la mayoría de los detenidos están acusados de haber estado detrás del atentado, o bien provienen de la posterior invasión estadounidense a Afganistán. Biden aprovechó este domingo el décimo aniversario de la operación que mató a Osama bin Laden, jefe de Al Qaida, para reafirmar su decisión de retirar todas las tropas estadounidenses de Afganistán. Hasta el momento sigue sin decir nada sobre su promesa de cerrar Guantánamo, donde muchos presos llevan casi dos décadas sin haber sido juzgados ni acusados, y algunos han sido autorizados para su liberación pero aún permanecen detenidos.
"Entendemos que la solicitud de los legisladores apunta a reivindicar el respeto a la ley, la centralidad de los derechos humanos y de la democracia en la política interna e internacional de Estados Unidos. Sin embargo, tal decisión trascendería la dimensión local y enviaría un claro y significativo mensaje al mundo y a América Latina en particular, en cuyo territorio se encuentra establecida esa prisión", planteó la Mesa de Reflexión Latinoamericana a través de un comunicado.
El espacio de debate regional considera que el gesto de cerrar Guantánamo "contribuiría a crear un nuevo espacio de conversación en el continente americano en temas como el fortalecimiento de la democracia, el respeto de los derechos humanos, la desigualdad, la cooperación y el desarrollo" y sería un aporte para "la deliberación moderna, respetuosa e ineludible que se deben Estados Unidos y América latina".
En una carta enviada a Biden el 16 de abril, el presidente del Comité Judicial del Senado, Dick Durbin, y 23 de sus colegas demócratas plantearon que Guantánamo "ha dañado la reputación de Estados Unidos, alimentado el fanatismo antimusulmán y debilitado la capacidad de Estados Unidos para contrarrestar el terrorismo y luchar por los derechos humanos y el estado de derecho en todo el mundo". Como resultado, destacaron que "ya es hora" de cerrar la prisión para "poner fin a la detención indefinida".
El 23 de febrero la Organización de las Naciones Unidas (ONU) le había pedido a Biden que cuando cumpla con su iniciativa de cerrar el centro de detención de Guantánamo penalice los abusos, violaciones a los derechos humanos y maltratos a los que fueron sometidos los 40 detenidos que aún permanecen allí. "Muchos han vivido una experiencia kafkiana donde las leyes no importaban y se hacía un uso coercitivo y brutal de poder", se lamentaron en un duro comunicado. En ese sentido, remarcaron la importancia de redistribuir a los presos que quedan en las instalaciones y sostuvieron que "las democracias pueden hacerlo mejor".
Se estima que unos 780 prisioneros pasaron por Guantánamo desde su apertura. El presidente Barack Obama (2009-2017) dijo hacer del cierre de la base una de sus prioridades, pero no logró su objetivo y apenas consiguió vaciar parte del penal al transferir a un total de 196 detenidos a terceros países. Durante la Conferencia de Seguridad de Munich de 2009 Biden, por entonces vicepresidente, dijo: "Defenderemos los derechos de aquellos que llevamos ante la justicia y cerraremos el centro de detención de la Bahía de Guantánamo". Desde ese momento y ahora bajo un nuevo gobierno demócrata al que le toca presidir, Biden continúa sin cumplir su promesa.