Desde Brasilia
Lula ronda el Palacio del Planalto, una vez más. Respaldado por encuestas que lo dan como favorito de cara a las elecciones presidenciales del año que viene, Luiz Inácio Lula da Silva desembarcó este lunes en una Brasilia que lo aguardaba con expectativa. Se trata de su primer viaje a la capital desde que el Supremo Tribunal Federal hizo justicia ( no siempre lo hace) al restituirle sus derechos políticos luego de anular las causas en su contra instruidas en el proceso Lava Jato comandado entre 2014 y 2018 por el entonces juez Sergio Moro.
Si San Pablo es la locomotora económica del país, Brasilia es donde habita el poder: nadie con aspiraciones políticas puede estar lejos de esta ciudad. Durante ocho años, entre 2003 y 2010, los de sus dos mandatos presidenciales, Lula fue el hombre fuerte en Brasilia.
El primero de enero de 2011 dejó la capital tras descendió la rampa del Palacio del Planalto con un ochenta por ciento de popularidad, tras haber sido el artífice de la victoria de su heredera Dilma Rousseff.
A partir de este martes y durante varios días el exgobernante mantendrá reuniones con legisladores, diplomáticos y políticos en las inmediaciones de la "casa de cristal" donde desde hace dos años y cinco meses despacha el presidente Jair Bolsonaro.
Su presencia en Brasilia modifica un paisaje político hasta ahora dominado por neofascistas, militares y políticos conservadores dotados de un acabado sentido de la ubicación ( léase oportunistas).
"El líder más popular de Brasil"
En su condición de "líder más popular en la historia de Brasil, Lula ya se instaló como el gran polo civilizatorio del país, capaz de modificar la calidad del debate político nacional y apuntando hacia una derrota de Bolsonaro en las elecciones de 2022", plantea el exministro y exsenador Aloizio Mercadante, titular del tanque de ideas del Partido de los Trabajadores (PT), el instituto Perseu Abramo.
"El restablecimiento de los derechos políticos de Lula era una gran aspiración de las fuerzas democráticas y progresistas, su retorno fue una extraordinaria novedad en medio de la pandemia del coronavirus, la recesión, el desempleo", comenta Mercadante en diálogo con PáginaI12.
Comisión investigadora del genocidio
En la agenda del líder petista, que aún no fue confirmada, figuran posibles encuentros con senadores que a partir de este martes comenzarán a indagar a exfuncionarios del Ministerio de Salud en la Comisión Parlamentaria de Investigaciones (CPI) sobre la pandemia.
A nadie escapa que el veterano extornero analizará con los legisladores la estrategia a ser llevada adelante por un organismo que sesionará durante los próximos tres meses en los que el gobierno será puesto al desnudo. Serán indagadas sus responsabilidades en los 407 mil fallecimientos y más de 14,7 millones de infectados por la covid-19.
Si el accionar de la oposición es eficaz esta CPI podría ser la antesala de un eventual impeachment contra Bolsonaro, repitiendo la saga de 1992 cuando Fernando Collor de Mello se vio obligado a renunciar a la presidencia después de una CPI que echó luz sobre sus irregularidades.
Desde que Lula volvió al ruedo, con sus derechos políticos y la posibilidad de ser candidato, el excapitán-presidente da muestras de preocupación. No pocas decisiones las ha tomado pensando en un rival al que le teme, y al que seguramente no hubiera vencido en las elecciones de 2018.
Fue gracias al Supremo Tribunal Federal, el Ejército y el entonces juez Moro ( la lista no termina allí) que el extornero mecánico perseguido por la dictadura fue proscripto de aquellas elecciones de 20|8 en las que se impuso un apologeta del régimen de facto.
En una demostración de fuerza el sábado pasado Bolsonaro sobrevoló a bordo de un helicóptero militar el centro de Brasilia, incluyendo el Planalto y el Congreso, un gesto de agradecimiento hacia unos cuatro cinco mil fanáticos que lo instaban a dar un golpe militar. ¿Un mensaje para Lula?.
¿El desembarque de Lula en Brasilia debe ser visto como el inicio de la campaña hacia un tercer mandato presidencial?.
Aloizio Mercadante plantea que lo electoral es secundario en este viaje.
"Lula no está priorizando las elecciones de octubre de 2022 en estos momentos, ahora su gran preocupación son los millones de brasileños que cada día se ven ante la disyuntiva entre pasar hambre por no tener un ingreso mínimo o el riesgo de contraer la covid-19 si van a trabajar".
Desde que Bolsonaro dejó de pagar el subsidio de 600 reales (unos 110 dólares), abonado el año pasado, la desocupación saltó a 14,4 % , afectando a 14,4 millones de trabajadores, a lo que se suman unos 117 millones de ciudadanos que enfrentan problemas de alimentación. Brasil retornó al mapa mundial del hambre del que había salido durante las administraciones petistas.
"La ida de Lula a Brasilia se inscribe dentro de sus esfuerzos para garantizar que haya más vacunas para el pueblo brasileño y para que el gobierno vuelva a pagar la asistencia de emergencia de 600 reales a todos los brasileños en situación de pobreza y vulnerabilidad social", añade.
La falta de vacunas y el tardío inicio de la inmunización son consecuencia de la lógica de Guerra Fría con que el gobierno asumió la pandemia.
Desde un primer momento el excapitán se negó a entablar conversaciones con China y Rusia, como parte de su adscripción a las posiciones de su colega norteamericano Donald Trump.
Con la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, Bolsonaro amagó moderar su posición frente a la pandemia, incluso dejó abierta la posibilidad de vacunarse, algo que un año atrás juró que nunca haría.
A pesar de estos aparentes cambios lo cierto es que el gobierno persiste en las chicanas contra Beijing y Moscú. La semana pasada el ministro de Economía, el pinochetista Paulo Guedes, acusó a China de "inventar" el virus y la agencia reguladora de medicamentos, comandada por el almirante Antonio Barra Torres, postergó por enésima vez la aprobación del uso de emergencia de la Sputnik V.
Ante ese vacío diplomático Lula ocupará parte de su estancia en Brasilia en "reuniones con embajadores y líderes políticos en busca de más vacunas para el pueblo brasileño", anticipa Mercadante.
No se descarta que mantenga encuentros con los embajadores de Rusia y China. También trascendió que podría encontrarse con algún diplomático europeo. Si estas reuniones se confirman Lula habrá tenido una agenda propia de un jefe de Estado , dejando en negro sobre blanco algo que todo el mundo sabe: el aislamiento diplomático de Bolsonaro.