“Este disco tiene una mirada hacia futuro: propone mirarse al espejo y hablar de un nosotros. Porque esta pandemia nos ha hecho perder mirada periférica”, le dice Ismael Serrano a Página/12, en diálogo telefónico desde España. En su nuevo disco, Seremos, el cantautor plantea un “viaje de autodescubrimiento” en el que reflexiona tanto sobre los anhelos y las contradicciones propias, como sobre la necesidad de construir “los cimientos de una identidad” que permita vislumbrar un futuro más esperanzador. "Creo que esto de la pandemia nos ha fragilizado a todos y me emociono con cualquier acto cotidiano, así que sacar un disco ni te cuento, estoy muy contento", cuenta el músico sobre este lanzamiento que llega después de siete años sin publicar nuevas canciones.

Seremos es un disco melancólico pero luminoso. Es un disco de canciones, con acento en la guitarra, la voz y la poética. Serrano elige cantarle aquí a las mujeres que se levantan a la mañana a cuidar a sus seres amados (“La primera que despierta”), al movimiento feminista (“Cuando llegaron ellas”), al amor no romántico (“Soltar”) y también le escribe una canción a su hija (“Y mientras tanto”) y reflexiona sobre el oficio de cantautor (“No soy” y “Cállate y baila”).

En el disco, Serrano también sorprende con una cumbia llamada “Fahrenheit 451”. Pero no es la primera vez que incursiona en el género. “Hace unos años, hice otra cumbia, un tanto diferente, ‘Los invisibles’, que incluí en una reedición de un disco y que dediqué a Luciano Arruga y a los desaparecidos en democracia”, cuenta. “Me divierte tomar ritmos tradicionales para decir cosas muy potentes. Cuando más serio me pongo más me da por este tipo de ritmos”.

Pero sobre todo es un trabajo pensado en función de una idea, de un concepto. “A mí me gusta algo que parece destinado a desaparecer, que es el concepto de disco como un todo conceptual, como algo más que un mero conjunto de canciones, como un retrato del estado anímico personal y colectivo”, entiende Serrano. “Me gusta pensar en esos términos los discos y en estas charlas darme cuenta de que he ido de manera recurrente depositando ideas que tienen que ver con mis obsesiones, inquietudes, anhelos, así que es casi como un ejercicio de terapia de alguna manera”, dice.

“Yo soy una persona muy obsesionada con el relato. Un concierto es algo más que una sucesión de canciones o un protocolo de presentación de un disco. Tiene que haber un relato detrás, un hilo casi argumental”, explica. “Y en los discos trato de encontrar eso, aunque no siempre lo haga de manera consciente. Hay una mirada de conjunto a la hora de abordar la producción y elegir los temas. No soy una persona que compone cuarenta canciones y de ellas elige doce para un disco. No, yo compongo las canciones que van a ir en este disco porque quiero hablar de esto. Además, no tengo una escritura automática, lo primero que hago cuando me siento a escribir una canción es preguntarme de qué quiero hablar. Si agarro la guitarra es porque tengo la necesidad de contar algo”.

-¿Y qué cosas te motivaron a escribir este conjunto de canciones?

-Las canciones se han escrito a lo largo de la pandemia, sobre todo en el confinamiento. Pero no he sido capaz de escribir canciones que hablaran explícitamente de la pandemia, del sufrimiento que provoca. En el disco creo que sobrevuela el empeño por levantar la mirada y ser capaz de mirar más allá. Si bien hay un horizonte indefinido pienso a futuro y ante la pregunta de si seremos mejores propongo el título del disco, Seremos, que no es poco, tal y como están las cosas. Y se me dio por escribir de varias cosas. Primero, la pandemia nos ha obligado a ponernos ante el espejo y revisarnos en muchos aspectos. Ha agudizado nuestras contradicciones, nuestros miedos y también las desigualdades. Entonces, por un lado, he escrito canciones que tienen que ver conmigo, con ese ejercicio de introspección y revisión. Hay mucho de revisar el rol del cantautor y de hecho el disco empieza diciendo "no soy el cantautor que vino a ordenarte la vida"; hay una sensibilidad y superioridad moral que se le presupone al cantautor y que no es real, eso es erróneo.

-¿Y en segundo lugar?

-Y, por otro lado, hay una apelación al nosotros, a la necesidad de encontrar un relato propio con respecto a lo que fuimos, a la lucha por ese mundo mejor que al día de hoy sin dudas creo que lo protagonizan las mujeres. Aparece en canciones como "Cuando llegaron en ellas" o en "Y mientras tanto", cuando le canto a mi hija. Y también aparece en "La primera que despierta", que habla de la deuda que tenemos con esas personas en las que recae la tarea del cuidado, que son en su mayoría mujeres por una cuestión de tradición. La canción no pretende ser una romantización del sufrimiento de la mujer en ese cuidado, sino más bien el reconocimiento de una deuda y poner el foco en una realidad: ellas son las que llevan a cabo una tarea que está mal repartida.

-¿Por qué decís que no fuiste capaz de hablar de la pandemia de manera directa?

-Porque no pude. No fue algo que evité, no fue algo consciente. Muchos compañeros y compañeras han escrito canciones maravillosas sobre el tema, que me han encantado y emocionado. Pero yo me veía tan inmerso en la movida, estaba tan presente y tan en el centro de todo... que no fui capaz, no me salía. Prefería hablar de la vida que había quedado congelada, tenía la necesidad de hacer repaso de cuentas pendientes. No era negación de la realidad, sino que era incapaz de abordarla a través de las canciones. Por ejemplo, odio la romantización del confinamiento, ¿sabes? Esta gente que dice "es maravilloso porque he podido escribir un libro o me he conocido a mí misma". A mí eso me parece terrible, porque estás al margen de la mierda atómica que ha sido la pandemia para la mayor parte de la humanidad y lo que estás dejando en claro es el privilegio en el que vives. Y no digo que tengas que asumir con culpa el privilegio, yo también soy un privilegiado, pero cuando la gente con más pasta hacía alarde poniendo su foto en Instagram en el jardín sobre lo bien que la estaban pasando me parecía obsceno.

-De todos modos, se percibe ese clima de introspección al que nos llevó este contexto tan extraño, hay melancolía en las canciones...

-Sí, eso está de fondo. Cuando con el tiempo escuchemos estas canciones reconoceremos la época en la que se escribió el disco. La necesidad de mirar hacia adelante, el empeño por abrir ventanas a la esperanza, cómo sobrellevar el ruido que ha surgido ante el miedo, y cómo algunos intentan utilizar ése miedo incendiando en los debates y las redes. Todo eso está y se reconocerá con el tiempo. A lo mejor eso es lo que define al cantautor: esa conexión con la coyuntura y el tiempo real aun cuando uno le canta al amor. Porque hay hasta una forma de repensar rupturas sentimentales. La canción "Soltar", por ejemplo, nace de la necesidad de buscar una canción de desamor en la que no aflorara el rencor, que por lo general suele aparecer en ese estado de enajenación que es el desamor. Hasta cuando uno le canta al amor se ve el tiempo que le toca vivir, ¿no? Se ve el nosotros.

-¿Qué implica este Seremos para vos?

-Hay algo, por ejemplo, en la canción "Porque fuimos", un ejercicio de introspección y de mirada hacia atrás que intenta ser saludable, en el sentido de que la nostalgia en algún punto puede ser reaccionaria. Cuando miras demasiado para atrás puedes llegar a pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor y eso no es precisamente muy emancipador. Hay que avanzar y mirar para adelante. Entonces, cuando hago un ejercicio de nostalgia, porque la nostalgia es un territorio fértil en el que nacen muchas canciones, lo hago para construir los cimientos de una identidad que te ayude a afrontar el reto de futuro. Y convengamos que ahora el reto es importante. Pessoa decía que la “poesía consistía en encontrar en lo cotidiano el misterio de lo desconocido". Y todo ha sido absolutamente desconocido. Nos hemos enfrentado a una situación novedosa. Lo que más nos ha asustado es nuestra incapacidad para controlar nuestras vidas, para no poder hacer planes de ningún tipo. Pero mucha gente vive en ese estado permanente sin necesidad de pandemia. Entonces, el hecho de hablar de un seremos, en futuro y en primera persona del plural, tiene que ver primero con entender que son canciones que nacieron en una pandemia y uno tiene casi el empeño de superarla y encontrarle un horizonte final. Seremos porque todo esto pasará.

-¿Cómo surge la canción "Cuando llegaron ellas"?

-Era una canción que tenía pendiente escribir sobre la nueva ola del feminismo y lo quería hacer desde varios lugares. Quería que la canción tuviera un componente de canción de folklore tradicional. Me apetecía mucho cantarlo con Jimena (Ruiz Echazú), que es mi compañera de vida, porque es un canto a esas mujeres que están construyendo un futuro para nuestra hija. Y también quería hacer referencia a una lucha global, porque la canción hace referencia a los pañuelos verdes, a esas movilizaciones que han sido masivas en Argentina y en muchas partes. Para mí el movimiento feminista es la vanguardia de la lucha contra el fascismo. No en vano el fascismo combate al feminismo de manera visceral. Aquí se ha tratado de culpar a las movilizaciones del 8M como responsables de los contagios que vinieron después. También hay una resistencia por parte de cierto sector de la sociedad, el más reaccionario y conservador, a los cambios inevitables que impulsa una mayoría de mujeres que están agotadas de no ser escuchadas como realmente merecen.

-La política es un tema que siempre te interesa, ¿Qué podés decir de la situación política, social y cultural en España? ¿Y cómo está gestionando el gobierno de Pedro Sánchez la situación sanitaria?

-Yo creo que hay un fenómeno global que tiene que ver con una deriva hacia la ultraderecha de los partidos conservadores, que han intentado utilizar la pandemia y sobre todo el miedo de la gente, para darnos una sensación de que no hay control de la situación, que no se está haciendo nada. Estos sectores intentan alimentar la sensación de caos, eludiendo la responsabilidad que ellos tienen, porque curiosamente ellos gobiernan en muchas otras administraciones cuya gestión no ha sido precisamente ejemplar. El problema, por ejemplo, que hemos tenido aquí en España con las residencias en Madrid o cómo los recortes en la sanidad pública pasan factura en un momento de crisis sanitaria, todo eso no es responsabilidad solo del gobierno central, sino que lo es también de las administraciones autónomas, incluso de las políticas municipales. Entonces, lo que ha mostrado la pandemia son los costuras de un sistema muy desigual donde los ciudadanos muchas veces se han tenido que organizar para dar respuestas a los más vulnerables. Hay una reacción sobreactuada por parte de la derecha porque se ha puesto fin al bipartidismo en España y la derecha, que tradicionalmente se iba alternando con la socialdemocracia, ahora la tiene muy difícil para gobernar ante la aparición de otros partidos de derecha.

-¿Y eso qué consecuencias trajo?

-Ante el peligro de que la ultraderecha les quite votos está asumiendo su agenda, con lo cual se está moviendo hacia un lugar muy peligro en muchos aspectos: en cuanto a libertades y en cuanto a la amenaza que supone para la convivencia. Con respecto a Europa, España ha protagonizado siempre una anomalía política, porque fuimos los últimos en llegar a la democracia, fuimos de los últimos en incorporarnos a Europa y también hemos sido de los últimos países europeos en los que la ultraderecha ha tenido representación parlamentaria. En toda Europa hay un ejercicio democrático de lucha antifascista porque hubo una guerra… pero nosotros tuvimos cuarenta años de dictadura. Entonces, en Europa hay una suerte de cordón sanitario en torno a la ultraderecha que aquí en España no se ha hecho. Se ha blanqueado a la ultraderecha desde los medios de comunicación además. Y recién ahora hay una toma de conciencia por parte de casi todos los partidos políticos con respecto al peligro que supone la derecha y la necesidad de un cordón sanitario y de revisar las mentiras sobre los que se basan sus discursos, que tienen que ver con la inmigración o (contra) el feminismo. Estamos en esa encrucijada en este momento.

Espíritu coral

No es habitual en la obra de Ismael Serrano que haya tantas colaboraciones como sucedió en este nuevo disco. De alguna manera, Seremos tiene un espíritu coral y refleja el panorama de la música española actual. De este modo, la joven cantante madrileña Ede suma su voz en “Cállate y baila” y el consagrado cantautor Pablo Alborán participa en “La primera que despierta”. Y en “Porque fuimos”, una de las canciones más representativas del disco, Serrano comparte voces con Clara Alvarado y Litus. “Me he dado cuenta a posteriori, pero tiene que ver con lo que nos toca vivir. Hay tanta necesidad de generar espacios de encuentro, de establecer vínculos y volver a los abrazos que he llamado a más amigos y amigas que nunca para cantar estas canciones”, explica el músico. “Pero no ha sido consciente, la realidad merece que nos miremos los unos a los otros”, redondea.