Esos matrimonios o ´uniones usurpadas´que afectan a una de cada cuatro niñas de América Latina y el Caribe antes de los 18 años, equivale al 25 % de la población de niñas adolescentes de esta región, "que está exponiendo su salud y comprometiendo sus opciones futuras”, confirma Harold Robinson, director regional del Fondo de Población de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (UNFPA), cada vez que debe plantear la autonomía corporal como un derecho universal y un requisito fundamental para la autodeterminación de mujeres y niñas. Sólo un 55 % cuenta con la posibilidad de decidir sobre su cuerpo, pese a que el 80 % de los países que el organismo analizó tiene leyes favorables a la salud y el bienestar sexual, otro 75 % incluye normativas que garantizan el acceso pleno a métodos anticonceptivos y, un 56 %, legislación que apoya la Educación Sexual Integral (ESI). Es la primera vez que UNFPA evalúa la autonomía corporal de las mujeres en el mundo y pide su protección como derecho universal. En su informe “Mi cuerpo me pertenece. Reclamar el derecho a la autonomía y la autodeterminación”, surge que unos 57 países les niegan a las mujeres el derecho a decidir, lo que las limita a disfrutar de una vida sexual libre y segura. En la actualidad, 20 países o territorios mantienen leyes que obligan a mujeres o niñas a casarse con su abusador, 43 carecen de legislación que aborde el problema de la violencia sexual durante las relaciones de pareja, y más de 30 restringen el derecho de las mujeres a desplazarse fuera del hogar. En promedio, entre el 4 y el 29 por ciento de las que utilizan métodos anticonceptivos lo hacen sin que sus maridos o parejas lo sepan, y sólo el 75 por ciento de los países garantizan de forma legal el acceso pleno y equitativo a productos de anticoncepción, perpetuando el sistema patriarcal, que impone una dinámica de poder desigual en las relaciones. Pese a que casi todos los países del mundo ratificaron la Convención sobre los Derechos de la Niñez, muchos siguen permitiendo el matrimonio de menores de 18 años. "Es demasiada la gente que desconoce que tiene derecho a decidir sobre su propio cuerpo y sobre su futuro", advierte el documento. Cuando diversos tipos de discriminación se intersectan, subraya, las mujeres y las niñas se ven aún más expuestas al riesgo de no poder disfrutar de su autonomía corporal y sus derechos, por lo tanto se encuentran más lejos que nunca de lograr la igualdad de género. "El que las mujeres no elijan qué hacer con sus cuerpos crea en los países déficits de productividad económica, impone costos más altos a los servicios de salud o judiciales, desperdicia competencias, perjudica los niveles escolares”, entre otros cimbronazos que agravan el desarrollo y la sostenibilidad de la vida.