Este miércoles se cumplen 200 años de la muerte de Napoleón Bonaparte. Por tal motivo, la casa de ventas Osenat subastará mañana en Francia varios cabellos del emperador, así como un pañuelo y un retazo de tela de batista manchada de sangre que fue utilizada para su autopsia.
Los objetos, que serán vendidos en Fontainebleau, al sureste de París, están acompañados de una nota manuscrita: "Esta bolsita de seda blanca contiene cabellos de Su Majestad el Emperador Napoleón I, un pañuelo que le perteneció y una tela manchada de sangre (...) Fueron donados a mi padre por parte del general de Montholon, a su regreso de Santa Helena". Así lo señala la nota firmada por el "Segundo duque de Bassano".
Montholon fue uno de los compañeros de Napoleón durante su exilio y asistió a la autopsia practicada al día siguiente de su muerte, el 5 de mayo de 1821, en la isla de Santa Elena, que fue la prisión del Gran Corso después de su derrota en la batalla de Waterloo, en 1815.
Junto a estas reliquias, la casa Osenat, especializada en la venta de objetos de la monarquía y el imperio de Francia, subastará un "estudio de pierna para el papa Pío VII" realizado por el pintor oficial de Napoleón, Jacques-Louis David, en previsión de su famoso lienzo La consagración.
También saldrá a la venta una elegante escultura que representa un carruaje de madera verde y dorado que perteneció a la emperatriz Josefina, decorado con una estatua de la diosa griega Hebe y un águila con sus alas desplegadas.
Nacido en Córcega en 1769, Napoleón se convirtió en el hombre fuerte de Francia diez años después de la Revolución de 1789. Dominó buena parte de Europa y se enfrentó a coaliciones militares encabezadas por Gran Bretaña. El desastre de la invasión de Rusia en 1812, sumado a la derrota en España, marcó el fin de su era imperial. Tras partir a la isla de Elba, frente a la costa italiana, regresó al poder para el breve período conocido como Los Cien Días, que culminaron el 18 de junio de 1815 con la derrota en Waterloo. Napoleón pasó entonces a su destino final, la isla de Santa Elena, ubicada en el Atlántico a 2 mil kilómetros de Angola.