El papa Francisco dirigió este martes un video mensaje al mundo de las finanzas pidiéndole a los responsables que “colaboren con los gobiernos para reglamentar los mercados financieros y proteger a los ciudadanos” pero también para construir un nuevo mundo más sostenible e inclusivo “que no deje atrás a nadie”.
Como intención para la plegaria del mes de mayo, que se difunde a través de la Red Mundial de Plegaria del Papa, Francisco decidió dirigirse al complicado mundo de las finanzas que según él, ha crecido enormemente mientras la economía que crea trabajo está viviendo una grave crisis a causa de la pandemia.
“Mientras la economía real, aquella que crea trabajo, está en crisis - ¡cuánta gente está sin trabajo! - los mercados financieros no han estado jamás tan hipertróficos como ahora”, dijo el Papa en clara alusión al desarrollo excesivo y hasta perjudicial de ese mundo con consecuencias negativas para mucha gente.
“¡Cuán lejano está el mundo de las grandes finanzas de la vida de la mayor parte de las personas!”, enfatizó el Pontífice. “Las finanzas, si no son reglamentadas, se transforman en una pura especulación, animada de políticas monetarias. Esta situación es insostenible. Es peligrosa”, añadió.
Y refiriéndose a los pobres, para los que tiene siempre alguna palabra de consuelo en sus mensajes, continuó: “Para evitar que los pobres vuelvan a pagar las consecuencias, es necesario reglamentar de modo rígido la especulación financiera. Especulación. Quiero subrayar este término”.
“¡Que las finanzas sean un instrumento de servicio, un instrumento para servir a las personas y para hacerse cargo de cuidar la casa común! - continuó el Papa-. Estamos todavía a tiempo para empezar un proceso de cambio global y poner en práctica una economía distinta, más justa, inclusiva, sostenible, que no deje atrás a nadie”.
Y Francisco concluyó su video mensaje diciendo: “¡Hagámoslo! Y recemos para que los responsables de las finanzas colaboren con los gobiernos a fin de reglamentar los mercados financieros y proteger a los ciudadanos en peligro”.
No es la primera vez que el Papa se preocupa por los pobres y por la “casa común” pero tal vez es una de las primeras veces en las que se refiere tan específicamente al mundo de las finanzas.
En su última encíclica, “Fratelli tutti” (hermanos todos), publicada en octubre del año pasado, con una gran visión sociológica, filosófica y económica además de religiosa, Francisco había analizado los problemas esenciales que afligen a la humanidad, hoy agravados por la pandemia. En el texto también había hecho un llamamiento a las personas así como a los gobiernos, a los grupos económicos y a las organizaciones internacionales, para que colaboraran en desarrollar una nueva sociedad basada en la fraternidad y donde los seres humanos -todos, sin distinción- pudieran estar en el centro.
Desde las primeras páginas de la encíclica, el lector se va enfrentando con los males que la humanidad y la sociedad, han ido cultivando en los últimos decenios, en particular la llamada “globalización” comenzada en torno al 1980-90 y a la que muchos consideraban sólo positiva. Pero también con otros temas de actualidad como la tendencia a los “nacionalismos cerrados” que hay en muchos países, y la necesidad de abrirse al mundo, el crecimiento de los “individualismos” y las “nuevas formas de colonización cultural”.