En Río 2016 tuvo su primera experiencia olímpica en la que quedó vigésimo primera en la tabla general de los 200 metros pecho. Después de cumplir ese ciclo de cuatro años decidió radicarse en Brasil para aumentar la exigencia y buscar un lugar más acorde al alto rendimiento. Fue triple medallista en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, donde consiguió la marca A para Tokio en 100 y 200 metros pecho. En 2020 mientras el mundo del deporte estaba casi paralizado, tuvo la oportunidad de competir en la ISL (International Swimming League) que se desarrolló en Budapest. Fue Los Angeles Current, un equipo norteamericano, el que contrató a la atleta argentina junto a otro grupo de nadadores de todo el mundo, entre ellos, el santafesino Santiago Grassi quien también estará presente en los Juegos Olímpicos, en los 100 metros mariposa. A menos de 90 días de lo que será su segunda experiencia olímpica, Julia Sebastián habló con Página 12 sobre su participación en el Sudamericano, sus objetivos para Tokio, la situación de de la natación en nuestro país y cómo es su experiencia en Brasil.
-¿Cómo viviste la pandemia en otro país?
-En Argentina se habían cerrado las fronteras y acá seguíamos entrenando. En Brasil empeoró la situación y en mi ciudad decidieron cerrar todos los clubes y lugares sociales. Después de tres meses volví a la pileta y también a un gimnasio que tenía disponible. Viví momentos tensos porque estaba lejos de mi familia y tampoco entrenaba, entonces me resultó bastante difícil no tener un foco.
-¿Cómo se dio la posibilidad de competir en la Liga Internacional de natación?
-Mi entrenador brasileño me contactó y fui contratada por Los Angeles Current al igual que Santiago Grassi para competir en la ISL. Los dos tuvimos la posibilidad de ir a Hungría donde estuvimos un mes y medio entrenando y nadando con los mejores del mundo. Fue una de las experiencias más importantes que he tenido en el más alto nivel mundial. Me cambió totalmente la cabeza y más después de la postergación de Tokio y todo lo que conllevó esta pandemia.
-¿Cómo te sentiste participando?
-Fue algo que no pensé que me iba a suceder y menos teniendo en cuenta el marco en el que estábamos en el que todo era una catástrofe. Al principio fue bastante pesado, sentí una adrenalina que no estaba acostumbrada, pero después lo empecé a vivir como una oportunidad para conocer, compartir y ver cómo entrenaban los mejores. Se vivió un clima lindo, parecido a un Juego Olímpico porque todo el mundo estaba contento de estar ahí, era algo soñado.
Hace más de un mes Sebastián ganó tres medallas doradas y dos plateadas en el Sudamericano disputado en el Parque Roca, en el que el equipo argentino se consagró campeón después de 55 años de supremacía brasileña.
-¿Cómo fue volver a competir en Argentina después de tanto tiempo?
-Fue muy lindo, me había quedado con muchísimas ganas el año pasado porque el torneo se había cancelado pocos días antes del comienzo. Quería ir a competir y estar con el equipo. Fueron muchas cosas nuevas que estaba esperando vivir hace un tiempo: conocí la pileta olímpica y las sensaciones que tuve adentro del agua fueron muy buenas.
-En ese certamen te quejaste por el comportamiento de algunos participantes ¿Sentiste que falló el sistema de burbuja en el Sudamericano?
-Yo venía habituada a lo que había sido en Hungría en la que todos los participantes de la Liga estábamos adentro de una burbuja estricta. Nos hacíamos examen de Covid cada cinco días. En Brasil yo lo vivo con cuidado extremo porque vi cómo afecta a los atletas, cómo me podría perjudicar y era algo que no quería que me suceda. Cuando empezó el Sudamericano sucedieron cosas con las que no me sentí contenta, cómoda ni cuidada. Vi, por ejemplo, entrenadores de otras delegaciones cenando afuera del hotel, en un lugar en el que había gente que no tenía nada que ver con la competencia. Me pareció una falta de respeto hacia los atletas que hacemos un esfuerzo diario para tener un buen rendimiento.
-En las conferencias del torneo también cuestionaste el sistema de las becas…
-Traté de mostrar la realidad del deporte porque a veces nos conformamos con lo que tenemos y se podría estar muchísimo mejor. Yo no dependo de eso para vivir, pero tengo amigos y amigas que sí y es una realidad que a veces no se les cumple o están meses sin recibir dinero. Estamos en un momento en el que no se puede ser deportista de alto rendimiento con unas becas que se han devaluado con el tiempo.
Por ahora son tres los nadadores que tienen su lugar asegurado en Tokio 2020: Delfina Pignatiello y Santiago Grassi acompañarán a Sebastián en una de las disciplinas animadoras de los Juegos Olímpicos que se disputará entre el 24 de julio y el 1 de agosto en el Centro Acuático de Tokio que fue construido especialmente para el evento y tiene una capacidad para 15.000 personas. Todavía quedan torneos clasificatorios en Colombia y en nuestro país para que otros nadadores tengan la chance de sumarse a la delegación. Incluso si hacen marca B quizás puedan ser parte de los relevos mixtos.
-¿Cómo te estás preparando para Tokio?
-Estoy preparándome con todo. Todavía no tengo prevista ninguna competencia pero me gustaría estar en Mare Nostrum, un torneo en Europa donde hay muy buen nivel. El Enard y la Secretaría de Deportes están tratando de ayudarme con eso para poder tener un nuevo roce internacional antes de competir los Juegos Olímpicos.
-¿Cuál es tu expectativa?
-Como ambición una semifinal o final olímpica sería un sueño cumplido. Todo el equipo y los que me están preparando sueñan con eso también. Estoy viviendo paso a paso y día a día por todo lo que está pasando. Estoy bastante motivada, entreno lo mejor posible y hago todo lo necesario para poder lograr mis objetivos.