La Sala II Laboral de la Cámara de Apelaciones de Gualeguaychú falló a favor de la docente rural Estela Lemes, reconociendo que la enfermedad que sufre fue causada por envenenamiento de las fumigaciones con agrotóxicos realizadas desde 2006 sobre la Escuela N° 66 Bartolito Mitre, de la localidad de Costa Uruguay Sur, donde se desempeñaba como maestra rural. Ahora, el estado de Entre Ríos deberá indemnizarla y cubrir su tratamiento médico a través de la ART del Instituto Autárquico Provincial del Seguro de la provincia. “Luché por mí, por mi enfermedad y por mis gurises, para que se sepa que los agrotóxicos enferman y matan”, dijo Estela tras una larga lucha judicial, al conocer la resolución del tribunal, que marca un precedente histórico sobre el impacto de los agrotóxicos en la salud. "Estela alzó la voz contra los agrotóxicos cuando muy pocos lo hacían. Cada vez que fumigaban, ella y su familia notaban reacciones en la piel y en las vías respiratorias. En 2014 le detectaron una grave enfermedad por exposición a los agrotóxicos", publica en redes la organización política Jóvenes por el Clima Argentina. "Para mí siempre fueron agrotóxicos. Cuando me hablaban de ‘agroquímicos’ o ‘fitosanitarios’, les decía: ´agrotóxicos´: yo sé que entran en el cuerpo y te enferman", sostuvo Estela en una entrevista con Radio Nacional Gualeguaychú, tras conocerse el fallo. "Había gente que decía que era mentira, que no era verdad mi enfermedad. Nunca mentí, todo es verdad", remarcó. En 2010, la docente filmó un video que exponía la lluvia de veneno sobre el terreno de la escuela y desde entonces, cada año hizo la denuncia en la secretaría de Ambiente municipal. Los estudios de laboratorio le confirmaron la presencia de glifosato en sangre. El tiempo desencadenó una atrofia muscular en todo su cuerpo y deterioro neuronal, "que no tiene vuelta atrás", relató.

"Argentina es el país que más glifosato per cápita consume en el mundo. Se utilizan más de 270 millones de litros cada año", describe Jóvenes Por el Clima Argentina. "Cuando se aplica en la producción agrícola penetra en el suelo, se filtra en el agua y sus residuos permanecen en los cultivos. Está en lo que comemos, en el agua que bebemos y en nuestros cuerpos. El glifosato tiene graves impactos en la salud de las personas. Los organismos de control no miden la toxicidad crónica del químico y, desde hace décadas, miles de familias y pueblos denuncian los efectos de las fumigaciones." El fallo de la Sala que integran los jueces Vicente Martín Romero, Alberto Adrián Welp y Fabián Arturo Ronconi, es un punto de inflexión central en el reconocimiento del impacto que provocan los plaguicidas en la salud de la población. "Es un precedente para la Argentina", concluyó la docente. "El país tiene que saber que los agrotóxicos enferman y matan.”