Aunque leyó el fallo como una clara victoria política camino a su candidatura a presidente, Horacio Rodríguez Larreta decidió mostrarse magnánimo y no organizó ninguna conferencia de prensa para festejar el fallo, ni para responder a las declaraciones del presidente Alberto Fernández o la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Puertas adentro, evaluaban que habían logrado un triunfo que el ala dura del PRO no podrá capitalizar: es todo de Larreta. En términos prácticos, nada cambiará: el gobierno porteño seguirá con clases presenciales para los niveles inicial y primaria, "bimodales" para la secundaria y virtuales para adultos. Como ya hicieron la semana pasada, seguirán reestableciendo puentes con el Gobierno nacional mientras esperan otro fallo de la Corte: el de la coparticipación.
El silencio de Larreta tras el fallo fue estudiado. Según indicaron a este diario cerca del mandatario, eligió no hacer ningún comentario al respecto. También bajó línea para que no haya declaraciones triunfalistas, al menos, por parte de funcionarios del Gobierno porteño (aunque, como se verá, alguno se le escapó). Larreta vivió como una victoria este fallo después de una apuesta arriesgada que incluyó desconocer un DNU y fallos federales que le ordenaban volver a las clases presenciales. Hay aún causas penales en trámite por esas semanas de desacato.
Claro que el riesgo principal de su jugada no pasó y tiene que ver con la posibilidad de un colapso sanitario. La ocupación de camas de terapia intensiva bajó durante el fin de semana, pero luego volvió a tener una tendencia en ascenso y se ubicaba por encima del 80 por ciento en el sector público, según datos del propio Gobierno porteño. Tal vez por eso en la sede de Parque Patricios eligieron la mesura y un tono cuidado.
Antes del fallo, había quienes especulaban con que a Larreta le hubiera convenido más un fallo en contra de la Corte, en función de la situación epidemiológica que está enfrentando. Eso le permitía cerrar las escuelas, pero diciendo que hizo todo lo posible por tener abierto el sistema educativo. Ya es contrafáctico. Ahora Larreta deberá atenerse al camino que eligió, vigilado de cerca por el ala dura del PRO.
¿Qué ocurrirá de ahora en más? En la práctica, nada que no viniera ya sucediendo. Larreta indicó el viernes pasado, en conferencia de prensa, como seguirían las clases: serán presenciales para los niveles inicial y primaria y "bimodales" (algunos días presencial, otro virtual) para los secundarios. Esto seguirá así por algunas semanas más (dos o tres) y luego volverán a evaluar si continúan con las restricciones. En términos de la relación con el Gobierno nacional, ya se habían reestablecido varios de los puentes la semana pasada con encuentros entre las áreas de Seguridad y de Transporte, además de los jefes de Gabinete. Esa es la línea que piensan seguir desde el gobierno porteño.
El procurador Gabriel Astarloa, que estuvo a la cabeza de la estrategia judicial, se ganó una medalla interna por el fallo de la Corte Suprema y ahora va por más: el objetivo es que la Corte también le de la razón a Larreta sobre la coparticipación porteña y la vuelva a elevar al monto que había fijado por decreto Mauricio Macri. Claro que allí hay una ley del Congreso, pero... todo es posible, imaginan en el Gobierno porteño. Si lo consiguieran, serían miles de millones de pesos a utilizar de aquí a las elecciones de 2023.
Pese al clima de magnanimidad y austeridad que buscó plantear Larreta, lo cierto es que no hubo dirigente de Juntos por el Cambio que no saliera a festejar. Entre ellos, la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, quien hasta pocos minutos antes venía en plan de seguir criticando a Larreta. Ahora volvió en modo "amiga del campeón" y lo respaldó: "No se puede estar por encima de la autonomía de CABA. Nuestro gobierno con Larreta lo hizo valer. La Corte Suprema falló a favor de los jóvenes, los padres, los docentes que quieren enseñar y de los argentinos que queremos el progreso ¡Con educación se construye un país!", dijo la exministra de Trabajo de la Alianza.
Hubo sí un funcionario que se le escapó a Larreta: se trata del subsecretario de Cooperación Urbana Federal porteño, Lucas Delfino, quien cuestionó: "La prepotencia sin base empírica ni datos, sin duda, no es el camino". "Más allá del resultado favorable a la autonomía de la Ciudad, esto es una síntesis del país que quiere el Gobierno: todos arrodillados ante la Casa Rosada. Como en su momento lo hizo Cristina Fernández, con látigo y billetera", sostuvo el funcionario porteño, que responde a Rogelio Frigerio.
En la misma línea que pidió Larreta, el jefe de bloque del PRO, Cristian Ritondo, afirmó que "la Corte Suprema le dio la razón a los padres, niños y jóvenes que reclamaban por su derecho a la educación. Tras un gran esfuerzo y con firmeza, se logró que la justicia garantice las clases presenciales y reafirme la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires".
Otro de los diputados cercanos a Larreta, Alvaro González, indicó que "es muy importante este pronunciamiento en favor de la autonomía porque hoy es la educación pero mañana puede ser cualquier otro tema en esta nueva construccion del AMBA que pretende crear el Presidente por decreto. Lo dijimos y la Corte Suprema de Justicia lo sostiene en su fallo, la autonomía de la Ciudad no puede ni debe estar en discusión. Tampoco el futuro de los chicos".
Otras dirigentes eligieron un tono de mayor confrontación y por momentos hasta épico, como ocurrió con la ex subsecretaria de Lucha contra la Corrupción Laura Alonso: "4 de mayo de 2021 el día que respiró la República agobiada. ¡Que no decaiga que hay que abrir escuelas en muchas provincias!". Es el camino que empezaban a transitar algunos intendentes bonaerenses del PRO: buscar un fallo amigable contra el Gobierno de Axel Kicillof, que le ordene reabrir las escuelas también del otro lado de la General Paz.