Con una puesta en escena bizarra y bastante inútil, el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, citó ayer a periodistas al cerrado Teatro San Martín para confirmar que su fecha de apertura será el próximo 25 de mayo. El encuentro no incluyó visita guiada por los distintos espacios del edifico de la Avenida Corrientes, ni nada que pudiera indicar a los presentes cómo van las tan demoradas obras. La actividad sólo consistió en un acto de menos de diez minutos en los que también estuvieron el ministro de Cultura porteño, Angel Mahler, y el director del teatro, Jorge Telerman. En la rueda de preguntas –en la que sólo se otorgó el micrófono a tres medios alineados con el gobierno nacional y a esta cronista se le negó la palabra–, sólo una pregunta estuvo destinada al San Martín, que pareció una excusa olvidada entre tanto acto protocolar.
“Cada vez que vengo la obra está más avanzada y eso es una alegría. Esta es una de las obras más emotivas (sic) de la Ciudad y, según me dijo recién Jorge (por Telerman), la primera remodelación integral del teatro desde su inauguración”, dijo Larreta en los menos de dos minutos que duró su discurso, en el que por primera vez aseguró que el teatro había tenido que cerrar “para garantizarle al público su seguridad”. “Los muchachos de la obra me dicen que estamos llegando bien a la fecha y que cumpliremos con el compromiso de reabrirlo el 25 de mayo, así como un 25 de mayo, pero del 2010, cumplimos con el compromiso de reabrir el Colón”, expresó.
Telerman aseguró que “a 30 días exactos desde hoy, ahora sí hay un reloj que comienza a correr”, y prometió que el teatro “recobrará todo su esplendor”. Fue la primera vez que los funcionarios hicieron un acto público y que no atrasaron la fecha de reapertura, algo que durante esta gestión (Larreta-Telerman) ya había ocurrido dos veces, además de las postergaciones anteriores.
Cuando se abrieron las preguntas, la única consulta destinada al San Martín fue en torno a la inversión total de la obra. Larreta contestó que cuando se terminen los trabajos habrá sido de 400 millones. En ese material, un dato curioso revela la falta de transparencia en la información sobre la obra, ya que en un recorrido histórico por el “paso a paso de los trabajos” dice que “gran parte de estos trabajos se realizó a corazón abierto” y que recién “en mayo de 2016 se pudo desocupar completamente el teatro para continuar con las tareas en profundidad”. Lo que no dice en la carpeta es qué pasó entre diciembre del 2015, cuando efectivamente cerró el teatro, y ese mayo en donde empezó, según el propio gobierno, la obra en profundidad.
En una nota publicada la semana pasada en el diario La Nación, el periodista Alejandro Cruz consignó que hasta hace dos semanas, por problemas de falta de luz y desinfecciones, los trabajadores de las diversas áreas escenotécnicas todavía no habían podido entrar al teatro, algo central para que la noche del martes 30 de mayo pueda estrenarse la primera obra pautada, que será La farsa de los ausentes, una versión de Pompeyo Audivert sobre El desierto entre en la ciudad, de Roberto Arlt.
Según los funcionarios, que ayer lucieron para las fotos cada uno un casco de construcción, eso no sólo sucederá sino que el 24 habrá una fiesta privada en el teatro y el 25, una gran “fiesta popular”. Según trascendió, Pichón Baldinu, cofundador de De la Guarda, hará un show en la fachada mientras, adentro, el público podrá recorrer los halls y las tres salas. Para la reapertura de la Sala Lugones, emblemático espacio de cine que funciona dentro del lugar, todavía habrá que esperar un poco más. Según estimaron, “la suya será un mes después de que abra todo lo demás”.