Boca cuidó de arranque piezas clave, como Carlos Tevez (fue al banco) y apostó a un mediocampo con tres interiores (Capaldo, Varela y Jara) que se cerraron para dejar pasar a los laterales y brindar batalla en el medio. A su vez, la movilidad de Pavón y Soldano como faro asomaron como las apuestas ofensivas. El local asumió la iniciativa, buscando avanzar con la pelota por el piso, pero en los primeros compases no halló espacios ante un Boca ordenado, salvo en un desborde Pineida.
El plan contrapuesto de ambos equipos edificó un primer tiempo de ritmo cansino, más cercano a la idea pergeñada por Miguel Angel Russo que al proyecto de partido del local, sobre todo cuando la pelota pasó por los botines de Alan Varela. Prueba de ello es que el argentino Damián Díaz, usina de fútbol del dueño de casa, exhibió su fastidio en más de una oportunidad por la falta de grietas para moverse con comodidad.
Tal vez lo que le faltó a Boca es sumar hombres por sorpresa en ofensiva. Ante dicho déficit, sólo inquietó a través de la pelota parada.
Barcelona recién le llegó a fondo a Boca a los ocho minutos del segundo tiempo, cuando tras un pase filtrado de Díaz llegó el centro al medio, el remate y Jara sacó el balón de la línea. Algunos jugadores visitantes comenzaron a sentir el desgaste de la seguidilla: el técnico apostó al ingreso de Medina por Varela. Pero con el crecimiento del veterano Díaz (35 años), el local empezó a lastimar seguido.
Hoyos, tras un córner, provocó la volada del arquero Rossi. Y enseguida, de tanto insistir, el local alcanzó la apertura del marcador. El peligroso Pineida desbordó por izquierda y lanzó el centro preciso para la arremetida goleadora de Garcés. Boca mejoró con los cambios, tuvo mayor profundidad en el ataque, pero no pudo llegar a la igualdad. El próximo compromiso de Boca será la semana próxima en Brasil, para visitar a Santos, que en esta fecha goleó 5-0 a The Strongest.