El expresidente Mauricio Macri volvió a desperdigar sus críticas contra el gobierno de Alberto Fernández. Desde Miami, durante su participación en el foro por la "Defensa de la Democracia en las Américas", cuestionó el manejo de la pandemia y aseguró que "la democracia en Argentina está amenazada".
En un exposición donde primó el doble discurso, el exmandatario habló de "los tres grandes desafíos de la democracia" e hizo hincapié en el concepto de "populismo": "Es algo que realmente azota en nuestro continente y en mi país. Queda claro que las democracias ya no mueren por un golpe de estado".
En ese sentido, Macri aseveró que "ya no vemos más un hecho abrupto, tanques en el espacio público, sino que ahora el proceso es dirigentes que ganan una elección y desde adentro del sistema empiezan lentamente a corroerlo, a debilitar el sistema institucional, a cercenar la libertad de expresión, a atacar la independencia del Poder Judicial proclamándose los defensores del pueblo y de esa manera justificando todo tipo de atropellos".
En otra parte de su discurso, hizo alusión directa a la Argentina: "La democracia está amenazada por un comportamiento que busca debilitar la independencia del Poder Judicial, violando la constitución y los derechos humanos. Y que tiene un propósito: crear impunidad sobre funcionarios de su Gobierno que están siendo investigados por hechos graves de corrupción y algunos que ya han sido condenados".
Los dichos del dirigente contrastan con la realidad: fue su propio Gobierno el que tuvo lazos directos con el Poder Judicial, al punto que el propio Mauricio Macri recibía en la Quinta de Olivos y en la Casa Rosada las visitas de figuras como los jueces Gustavo Hornos, Mariano Borinsky y el fiscal Raúl Plee previo a fallos de fuerte contenido político.
"Todo lo disfrazan bajo la figura del lawfare, que ellos son las víctimas de periodistas, de la oposición, de los jueces que buscan perseguirlos, cuando en realidad desde que han vuelto al poder ellos se han dedicado a perseguir periodistas, jueces, a perseguirme a mí, a mi familia, a otros integrantes del Gobierno sin ningún tipo de límite", manifestó, en alusión a la vicepresidenta Cristina Kirchner.
Tras finalizar su mandato con el Ministerio de Salud devenido en Secretaría de Salud, el expresidente también criticó el manejo de la pandemia por parte del Gobierno actual con un mensaje confuso: "Nos han llevado a la cuarentena más larga del mundo, debilitando todo el tejido social, alterando la vida de todos los argentinos, generando problemas psicológicos y sanitarios que vamos a ir evaluando y encontrando en los próximos años".
"Adicionalmente, no han conseguido comprar vacunas, solo un poco más del 2 % de la población ha recibido las dos dosis de las vacunas para estar protegidos. Lo que se percibe es una intención mayor de avanzar sobre aquellos derechos que nos corresponden", remarcó.
Hacia el final de su exposición, subrayó que "el populismo inocula el virus de la resignación" porque "la gente empieza a creer que esto es así, que tienen que resignarse a la pobreza, no tener agua potable, una calle de asfalto. Y ahora ni siquiera pueden vacunarse" y consideró que "contra eso es contra lo que tenemos que luchar".
"No hay ninguna crisis sanitaria que justifique que nos arrebaten nuestras libertades individuales, eso es inaceptable. Los países que han progresado en los últimos años son aquellos que se abrazaron a la libertad, a la apertura económica y el progreso tecnológico", concluyó.
Macri compartió el panel con el secretario general de la OEA, Luis Almagro, y los expresidentes Andrés Pastrana (Colombia), Luis Guillermo Solís (Costa Rica) y Osvaldo Hurtado (Ecuador).