Los premios Raíces se entregaron esta tarde pero corresponden a la edición 2018. La ceremonia vía Zoom se realizó luego de tres años porque la administración macrista nunca lo hizo. Sencillamente, en aquella ocasión, los ganadores habían sido notificados pero no recibieron medalla ni diploma. Una muestra más del destrato que la gestión anterior tuvo con el campo de la CyT y sus exponentes radicados en el exterior. El evento, organizado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, la Cancillería y embajadas argentinas, contó con la presencia del ministro Roberto Salvarezza y el secretario de Planeamiento y Políticas Diego Hurtado, el canciller Felipe Solá y los embajadores argentinos en diferentes naciones como Carlos Tomada (México) y Sergio Uribarri (Israel).
“Es tragicómico, surrealista, los premios se habían notificado pero en ningún momento se entregaron. La gente premiada nunca recibió el premio, en 2018 no obtuvieron su medalla, su diploma, ni tampoco hubo ceremonia. Se ve que se olvidaron de los científicos, todo quedó inconcluso. Era una desprolijidad grande, una más de todas las que nos cargamos al hombro y que dejó el gobierno anterior”, plantea Hurtado. Y completa: “Fue muy interesante escucharlos, por un lado, manifestaron su decepción con la gestión macrista y, por otro, reconocían a la actual por el hecho de culminar el proceso”.
Los investigadores e investigadoras que recibieron la distinción fueron Marcelo Sternberg (Universidad de Tel Aviv) especialista en el campo de la ecología y el cambio climático; Alejandro Rey (McGill University, Canadá) que estudia ciencia computacional de materiales sintéticos y biológicos; Edda Sciuto Conde (Universidad Nacional Autónoma de México) que concentra sus esfuerzos en inmunología y vacunología; Esteban Tabak (New York University) que investiga en matemática aplicada, dinámica de fluidos y física teórica; José Edelstein (Universidad de Santiago de Compostela, España) que se enfoca en el estudio de física teórica de altas energías; Horacio de la Iglesia (Universidad de Washington) que se dedica a la comprensión del campo de los ritmos circadianos y el sueño; Juan Lovanna (University of Florida) que se especializa en el estudio de tratamientos vinculados a cáncer de páncreas; y, por último, María Eugenia Cadario (University of Florida) que se focaliza en reproducción equina.
Luego, el funcionario siguió con el rescate de los aspectos positivos. “El lado bueno a destacar es la calidad de nuestros recursos humanos. Nosotros insistimos desde hace mucho en la necesidad de un Estado inteligente y la inteligencia en el ámbito estatal no es otra cosa que la ciencia y la tecnología. En ese sentido, la importancia de mencionar las redes de argentinos alrededor del mundo”, advierte Hurtado. Con “redes”, se refiere a aquellos espacios creados por investigadores argentinos que residen e investigan desde el exterior y promueven todo tipo de articulaciones, a través de las embajadas, con las instituciones locales. En la actualidad son 14 y desde 2020 se creó una nueva red, la de Brasil, conformada por más de 120 referentes entre los que brilla la presencia de Marcelo Knobel, el rector de la Campinas, una de las universidades más importantes de la región. También están realizando gestiones para la conformación de una red en México, otra en China y una tercera en República Checa.
El desfinanciamiento al que fue sometido el sector y una retórica expulsiva fue fundamental para que, durante el macrismo, se generaran las condiciones necesarias para una nueva fuga de cerebros. De hecho, es recordado el acampe durante 2016 en la explanada del Polo Científico-Tecnológico, cuando las autoridades del sector le negaron el ingreso a la Carrera del Conicet a los más de 500 investigadores que habían sido doblemente recomendados. El otro hito fue la participación de una investigadora que, en mayo de 2019, concurrió a un programa de TV de preguntas y respuestas (Quién quiere ser millonario, Telefé) porque necesitaba dinero para continuar con los proyectos de su laboratorio. La fuga, en este marco, es un problema desde cualquier perspectiva, incluso, para aquellos que suelen anteponer lo económico a otros factores de peso. Recursos formados en la educación pública de calidad, con posgrados y becas que, luego de años de preparación y al no contar con posibilidades en territorio doméstico, eligen Ezeiza como puerta de salida.
El Programa
El Programa Raíces fue creado en 2003, a instancias del entonces Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. En 2008, a partir de la Ley 26.421, fue reconocido como política de Estado por el Congreso de la Nación. Y, a partir de su desfinanciamiento durante el período 2017-2019, en 2020 fue relanzado gracias al cambio de gobierno y la recuperación del rango por parte del MinCyT, que durante el macrismo había sido degradado en Secretaría.
Dentro de los objetivos que persigue este programa se pueden destacar la promoción del retorno de los investigadores e investigadoras de Argentina que residen en el exterior y promover su relocalización en el país; la creación de redes a fin de fortalecer las capacidades científicas y tecnológicas autóctonas a través del desarrollo de políticas de vinculación; así como también, el impulso y la difusión de oportunidades internacionales de formación y desarrollo.