Racing y su sinfín de problemas internos se enfrentaron este miércoles con el San Pablo de Dani Alves y Hernán Crespo, uno de los grandes candidatos para esta edición de la Copa Libertadores, en un encuentro muy hablado y, sobre todo, gritado, algo que volvió "loco" al equipo local por la tendencia de los brasileños para exagerar cualquier tipo de contacto con alaridos de película. Finalmente, lo que no hubo en Avellaneda fueron gritos de gol, ya que todo terminó 0-0.
En medio de fuertes trascendidos surgidos desde el propio club que dan como segura la salida de Juan Antonio Pizzi a menos de tres meses de su debut, lo cierto es que el conjunto de Avellaneda, que venía de brindar una imagen muy preocupante en Santiago del Estero (0-1 contra Central Córdoba) en el torneo local, salió a tomar el protagonismo sin temor a los célebres e imponentes apellidos de la visita.
Sin la intensidad de Enzo Copetti (lesionado) en ataque, pero con la inclusión simultánea de Ignacio Piatti y Maximiliano Lovera -mucho más suelto y, por ende peligroso con sus gambetas, que en sus primeros partidos- Racing logró darle un merecido trato a la pelota cuando la tenía en su poder. En tanto, como buen equipo brasileño, al menos desde la clásica visión estereotipada, San Pablo se mostró endeble en defensa por lo que con las siempre interesantes subidas de Juan Cáceres y Eugenio Mena -bien cuidados por tres centrales en el fondo- y a través de la pelota parada, Racing llevó peligro al arco de Tiago Volpi.
Claro que una vez en ataque, San Pablo también hizo lo suyo: no por nada llegaba con puntaje perfecto tras vencer 3-0 a Sporting Cristal en Perú y 2-0 a Rentistas en Brasil. Aunque no tuvo una tarde inspirada de Dani Alves, quien de mediocampista central habitualmente hace preguntarse por qué no juega de lateral, ni del exIndependiente Martín Benítez, con libertad para moverse como mediapunta, cuando la visita pisó el área de Racing hizo trabajar al neuquino-chileno Gabriel Arias, quien mete una o dos atajadas para el recuerdo por partido.
Aunque las mejores situaciones de gol se dieron en la primera parte, destacándose una de Leonardo Sigali que debajo del arco remató por arriba del travesaño tras un córner; en la segunda, el partido se desarmó y habilitó a que cualquiera pueda llevarse los tres puntos. Racing mejoró mucho con el ingreso de Darío Cvitanich y toda su sabiduría, la que dio origen a un golazo del chileno Mena de pecho anulado por posición adelantada. El veterano de 36 años también se involucró en la expulsión de William, quien a los 78 le fue a disputar la pelota con una patada voladora un tanto exagerada que, aunque no le impactó de lleno, le valió la roja.
Con uno más, Racing tuvo la victoria servida en bandeja, pero la seria incapacidad goleadora que lo afecta desde la salida de Lisandro López volvió a ser su perdición y sentenció el empate. Un 0-0 que vale sólo un punto pero significó mucho más para Pizzi, ya que sus jugadores salieron claramente a bancarlo.