Donald Trump presenta hoy su reforma fiscal, que quiere que sea uno de los puntos fuertes del inicio de su mandato, y que incluye ideas como simplificar las declaraciones o reducir impuestos sin desalentar el crecimiento.
Trump aseguró la semana pasada que su proyecto de reforma ofrecería “quizás la mayor reducción de impuestos jamás vista”. Pero ir más allá de las meras reducciones de impuestos y reformar el conjunto del código fiscal, algo que no se hace desde 1986, promete ser una tarea compleja. Muchos antecesores en la presidencia de Estados Unidos no se han atrevido con este desafío, entre el pánico de los republicanos a inflar el déficit y los delicados compromisos que hay que contemplar en las innumerables deducciones fiscales. En lo que se refiere a los impuestos sobre la renta, que son de lejos la principal fuente del presupuesto del Estado federal, el plan fiscal busca “reducir los impuestos para la clase media”, afirmó en varias ocasiones el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, sin dar detalles sobre la amplitud de esta reducción. Una idea de campaña era que se redujera la tasa impositiva máxima a la renta, de 39,6 por ciento, pero Mnuchin solo prometió que las eventuales reducciones de impuestos para los más ricos se compensarían con la eliminación de las deducciones. Entre estas rebajas también debería aparecer un crédito de impuestos promocionado por la hija del presidente, Ivanka, sobre los gastos para el cuidado de niños.
Para compensar la inevitable pérdida de ingresos por el Estado tras estas reducciones de impuestos, la administración Trump examina de cerca las deducciones fiscales que podría eliminar a cambio, un proceso muy delicado. En el punto de mira también estaría una deducción de los impuestos locales actualmente en vigor.Con la reforma también se quiere llevar a cabo una gran simplificación, reduciendo las franjas impositivas sobre la renta de siete a tres (12 por ciento, 25 por ciento, 33 por ciento).