La ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, y la asesora presidencial, Cecilia Nicolini, mantuvieron un encuentro virtual esta mañana con el Ministro de Salud Pública de Cuba José Ángel Portal y otros representantes del gobierno y del sector científico cubano, para intercambiar información sobre los desarrollos en ese país de vacunas contra la COVID-19, las primeras concebidas y producidas en América Latina para la Región.
Durante la reunión virtual, los participantes cubanos dieron cuenta de los avances alcanzados en cuanto a la evaluación de seguridad e inmunogenicidad en el desarrollo de las vacunas Soberana y Abdala, en sus respectivas fases de ensayo.
A principios de abril, Nicolini había indicado que la producción de Soberana dispone "muchos avances muy esperanzadores" desde el punto de vista médico y que el país caribeño aspira a poder inocular a su población y también "exportarla".
La asesora explicó que, antes de una posible llegada a la Argentina, la vacuna cubana o cualquiera que pueda producirse en cualquier latitud, deberá demostrar su seguridad y su eficacia, ser recomendada por el comité de inmunización local y por la Anmat, para luego conseguir la venia por parte del Ministerio de Salud.
Soberana entró a las sucesivas etapas de pruebas el 19 de octubre del año pasado y a principios de marzo, la farmacéutica BioCubaFarma confirmó que la Autoridad Reguladora de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos de Cuba (Cecmed) dio luz verde a la etapa final de investigación.
Al menos 90 mil cubanos de diez comunas fueron inyectados para esa prueba y la propia Cecmed garantizó la “exhaustiva valoración de los ensayos” anteriores y la calificó como una vacuna “muy segura”.
Se trata de un fármaco conjugado en el cual se combina el antígeno del virus y el toxoide tetánico, por lo que se espera que la inmunidad alcance la mucosa del tracto respiratorio con el propósito de evitar la entrada del virus. Es decir que evitaría el contagio, algo de lo que no todas las vacunas aplicadas hasta ahora garantizan; lo que está confirmado es que aminoran la sintomatología y disminuyen los riesgos de muerte, pero no la entrada del virus ni el recontagio.