“Nada es tan intenso como dos hermanos, excepto quizá la relación de uno con los hijos”, reflexiona Mark Millar cuando se le consulta por El legado de Jupiter (Jupiter’s Legacy), la serie que se estrena en Netflix hoy (viernes 7) y que está basada en la serie de cómics que el guionista realizó junto al dibujante Frank Quitely (ambos con créditos de productor en la adaptación audiovisual). La serie, tanto en el papel como en la pantalla, presenta un mundo en que los superhéroes de la Tierra ya son bastante veteranos y deben pasar el manto a sus hijos, un grupo de chicas y muchachos que o no están a la altura de las circunstancias o no les interesa estarlo. Y enfrente tienen, además, un entorno cada vez más hostil, más letal, y una población que les reclama mano dura contra criminales de cualquier índole.

Utopian (Josh Duhamel) y Lady Liberty (Leslie Bibb, ver entrevista abajo) tratan de mantener el barco –y sobre todo, sus valores- a flote ante el mundo que cambió más allá de lo que sus poderes le permiten manejar. En el medio afloran las internas con el resto del grupo original de superhéroes, el hermano de Utopian en especial, y con la generación que le sigue. Un hijo al que no le da el cuero para emular a su padre, una hija que prefiere ser modelo publicitaria y meterse cuanta sustancia sintética le quepa entre pecho y espalda (algo que sucede en casi todos los capítulos, además), y una legión de advenedizos más acostumbrados al vip de los boliches que a cruzar golpes con supervillanos.

Jupiter’s Legacy es la primera producción surgida de la productora Millarworld, que adquirió Netflix en 2017. Así como Disney en su momento compró Marvel pensando en todas sus franquicias, o ya Warner Bros. era propietaria de DC, Netflix se aseguró una usina productora bastante probada: Mark Millar fue, además, el creador de Kick-ass y la pluma detrás de la saga comiquera Civil War, que se adaptó a la pantalla como Captain America: Civil War. También es el responsable detrás de Kingsman y Wanted. En suma, un tipo que sabe adaptar su ritmo narrativo a la pantalla. En Jupiter’s Legacy, las influencias de referentes del género como Superman o la Mujer Maravilla –e incluso de sagas como Kingdom Come- saltan a la vista, aunque el enfoque está más cerca del drama familiar que de la típica épica contra el villano de turno.

Aún más, que los protagonistas de la historia sean héroes veteranos es algo que empieza a verse con más frecuencia. Del lado de DC Comics, por ejemplo, Black Lightning también presentaba a un padre de familia que volvía a ponerse la máscara mientras su hija manifestaba poderes. Y en la más reciente –que en la Argentina aún no tiene fecha de estreno- Superman & Lois, el alter ego de Clark Kent está más preocupado por levantar una hipoteca, el desempleo y descifrar el comportamiento de sus hijos adolescentes que por detener el siguiente apocalipsis. “Es muy interesante que cuando la gente empieza a producir estos shows no está al tanto de esas tendencias”, señala el guionista en un mano a mano con Página/12. Mirá, diez años atrás nadie hubiera previsto la onda Kick-ass, donde hay un pibe que siente que le falta un poco y que no alcanza su potencial, y le aparece su chance. Después apareció Zombieland, que es una especie de coming of age, y supongo que ahora las familias resultan más interesantes”, reflexiona con su marcado acento escocés. “Legacy es sobre la familia, sobre padres e hijos, y es casi shakepereano, porque la familia te ofrece mucho drama: si alguien pierde a un amigo, es triste; pero perder a tus padres o a un hijo es devastador. Así que para lo dramático, funciona, por eso hay series como Sucession que muestran los intríngulis de una familia”.

Millar tampoco oculta su interés en hablar de política en las páginas de su relato. Si en Civil War planteaba una alegoría del conflicto entre “halcones” y “palomas” en la política interior y exterior de Estados Unidos, El Legado de Jupiter refleja un cambio de era. “Hace un tiempo nadie hubiera imaginado que el Imperio Británico se iría, pero en unas décadas ya no le importaba a nadie”, recuerda el escocés. "Y ahora tenés la sensación de que Estados Unidos empieza a atravesar eso: está en un lugar extraño y yo quería hablar de eso”, plantea. Además de la decadencia norteamericana, Millar reconoce que también quería rescatar algunos puntos positivos que observa de la historia estadounidense. “Muchos de ellos siguen ahí -advierte-. Por otro lado, para mí Estados Unidos siempre fue el lugar más glamoroso que podía imaginar. Al crecer en Escocia, para mí era el lugar donde vivía Batman, así que a los 32 me mudé para allá para trabajar en Marvel y DC. Por eso también me resultaba movilizante situar el relato ahí”.

Mark Millar.

-Sus historietas parecen con una narrativa ya lista para proponer para una serie o una película. ¿Es una cuestión de estilo narrativo suyo?

-Es por muchas cosas. Cuando trabajaba para Marvel hice los Ultimates, que luego usaron para mucho de su universo cinematográfico. Y si parece una película, debe ser porque pienso de modo muy cinemático. Pero ahora me pasa lo opuesto: estamos trabajando en una serie o una película y pregunto a los otros productores “¿puedo hacer un cómic con esto?” Llevo trabajando años para Netflix y me sale así. Quizá cuando creo algo lo pienso como franquicia; que si es para tv, puedo hacerlo cómic y al revés. También creo que escribo con una estructura lineal muy clara que se adapta bien a una película de dos horas.

-¿Cuánto de Batman y Superman hay en el Utopian?

-Bueno, Superman es mi superhéroe favorito y Batman el segundo. Pero Superman tiene esto de cargar el peso del mundo sobre sus hombros, como Utopian. Además, el personaje tiene casi 100 años y es como si hubiera atravesado la Gran depresión, la segunda Guerra, y siempre dando ánimos al país, porque de eso trata el personaje. Quería un personaje que fuese sobre eso: antes la gente inventaba relatos mitológicos para darse ánimo e inspirarse; cuando EE.UU. está peleándola, los superhéroes los ayudan a darse ánimo.

-¿Qué aporta El legado de Júpiter al género de superhéroes?

-Habla sobre la cultura de la celebridad, algo que detesto. Esa gente que es famosa por hacer nada... En ese sentido, el Superman que es Utopian es increíble en su propio modo, pero tiene un hijo que no podrá ser nunca tan bueno como él, y una hija que sí, pero está muy ocupada siendo modelo. Y es un superhéroe que no puede volver la cosa atrás.

-¿Por qué detesta tanto la cultura de las celebrities?

-Porque no dejan de bombardearnos con ella. No podés prender la tele sin ver la cara de todas estas personas que ni me interesa quiénes son. Podríamos ver gente que dedica su vida a algo valioso, que hace cosas importantes. Y los vemos a estos. En la historia vemos a chicos que quieren ser superhéroes para ser cool, conocidos, y no por hacer el bien. ¿De qué sirve esto? La historia es un poco sobre la hija dándose cuenta de para qué sirve el servicio público, ser humilde en favor de los demás. Algo que sus padres ya saben. Creo que hay un mensaje ahí.

-Hay una reflexión sobre el rol de la gente con poderes en la sociedad, algo que ya tocaba en Civil War. ¿Por qué vuelve a este tema?

-Me gusta la pregunta porque la ética de los superpoderes es fascinante. ¿Sos todopoderoso y dejás que la gente muera de hambre? ¿Sabés que están torturando a alguien en una cárcel al otro lado del mundo y no hacés nada? Alguien con súper oído, súper fuerza, que vuela, ¡puede detenerlo! Eso es más importante que un ladrón de bancos. Pero, al mismo tiempo, hay un buen argumento ético del otro lado. Un superhéroe puede decir “no debo intervenir en todo porque si empiezo a decidir por todo lo que sucede en el mundo, se acaba el libre albedrío”. Eso es increíblemente peligroso; es fascista, incluso. Y ese balance, esa tensión que no se puede resolver, me gusta.


Leslie Bibb interpreta a Lady Liberty

Una supermujer agotada

“Rara vez en una serie te muestran el comienzo y el final de la historia: eso fue lo que me capturó del guión de El legado de Jupiter”, cuenta Leslie Bibb, quien interpreta a Grace/Lady Liberty, esposa y compañera de armas de Utopian, pero también la mujer que intenta por todos los medios mantener a su familia unida –sin mucho éxito, dicho sea de paso-. “En la serie ves una línea temporal que transcurre durante la Gran Depresión en, en la que se cuenta cómo ellos consiguen sus poderes, y la línea actual, el final, en la que ya tienen casi un siglo”, plantea la actriz desde Los Angeles, desde donde dialoga con Página/12.

“No es una serie de ‘derrotemos al malo de turno’ sino un relato donde ves qué moviliza a los personajes, cómo se portan”, adelanta. Aunque hay piñas y vuelan rayos (y ella reparte lo suyo enfundada en un traje blanco y azul), no se trata estrictamente de una serie sobre derrotar a un villano. Incluso se podría argumentar que es una serie sin villano aparente. “¿Viste? Creo que si le preguntaras a los hijos de Utopian y Lady Liberty, te dirían que quizás ellos son los malos”.

Bibb no tiene ningún problema en reconocer que, hasta esta serie, los superhéroes no le movían un pelo. “La verdad es que no me identificaba con ellos, por eso cuando me preguntan en qué héroe basé a Grace, la verdad es que no lo hice; mi inspiración para componer el personaje vino de otro lado”, señala. “A la Grace joven la basé en una mezcla de Amelia Eartheart e Indiana Jones en Cazadores del arca perdida”, confiesa. “Era una leona ya entonces, así que tener poderes es la frutilla del postre”, observa.

Pero, por otro lado, en alguna entrevista Bibb señaló que parte del personaje estaba basado en su madre. “Dije eso, sí, pero no fue exactamente así”, comienza. “Mi madre murió en octubre de 2018 y eso me agarró entre un trabajo y otro, luego comencé a entrenar para esta serie y nunca tuve tiempo de sentarme a absorber el golpe, así que estaba dando una entrevista y me surgió decir eso”, cuenta. “La verdad es que una de las cosas que me encantan de mi personaje, sobre todo la Grace de los años '20, es que me recordaba a mi madre, quien dirigió una campaña política, era brillante, divertida, buscaba la verdad... Y cuando mi padre falleció, cuando yo era muy joven, tuvo que criar a tres hijas. ¡Era tan fuerte! Seguía siempre adelante, no aceptaba un ‘no’ por respuesta, pero a medida que envejeció se volvió más miedosa. Hacia el final de su vida yo pensaba ‘no quiero terminar así, con miedo’".

“Creo que en el arco emocional y argumental de Grace vemos eso: todavía tiene el poder de su juventud, pero está más grande; le pasó la vida, y en el camino tomó algunas decisiones de las que quizás ni fue consciente- continúa la actriz-. Pero en cierto punto piensa: '¿quién soy?' En eso reconocí el camino de mi madre. Pero, honestamente, ni me di cuenta en el momento; recién después, meditando sobre el asunto, descubrí qué me había pasado con el personaje”.

“La Grace centenaria es una mujer rota, en cierto punto, pero todavía es curiosa, todavía hace las preguntas correctas, y es la argamasa que une a su familia: se mantiene cerca de los jóvenes y trata de conectar a Utopian con su hermano, con sus hijos, pero está agotada”, describe la actriz. No es una sensación que escape a la experiencia de decenas de miles de mujeres, saturadas por las exigencias de la vida diaria. “Ella está agotada y en su personaje ves a alguien que con el tiempo se dio cuenta de que no puede tenerlo todo: no puede ser una gran madre, una gran esposa, ser genial en su trabajo, una gran persona y encima tener tiempo para sus hobbies. Es mentira que podemos hacer todo... ¡y encima preparar la cena! A las mujeres nos dicen ‘podés tenerlo todo’ y lo cierto es que tenés que aceptar que algo no va a salir todo bien. Aún así, lo que me gusta de ella es que cuando nadie más en todo el mundo le discute nada a su marido, ella lo enfrenta y le dice que no está de acuerdo, y puede recordar la jovencita intensa que fue”.