“Vendría muy bien que todas las religiones tengan su espacio”, afirmó el ministro de Educación, Esteban Bullrich, cuando un sacerdote le pidió que la enseñanza católica “vuelva a las aulas”. La respuesta del ministro fue la de un fiel creyente: dijo estar “convencido” de que las enseñanzas del Evangelio y de Jesús, como las de otros profetas y religiones “deben ser aprendidas” para que la luz del “cirio pascual y de la educación” brille más fuerte que nunca. Lejos de salir en defensa de la educación laica y la libertad de conciencia, garantizada en la Constitución nacional, el ministro sostuvo que la educación religiosa debe tener su lugar en la escuela pública.
Las afirmaciones confesionales del ministro se escucharon en la inauguración de la ampliación de la escuela Docentes Correntinos y el jardín Paraje Santa Catalina, en Esquina, una localidad a 320 kilómetros al sur de la capital de Corrientes. El cura Juan Carlos Mendoza, que había ido hasta la escuela pública para bendecir las nuevas aulas, se mostró preocupado. “Está pasando lo que está pasando porque hemos sacado a Dios de nuestras vidas, hemos sacado los crucifijos de los juzgados, todos los signos de Dios los vamos sacando y hay que recuperarlos”, dijo el sacerdote, que le pidió a Bullrich “volver a impartir educación católica en las aulas” ya que “no es imposible”.
El ministro de Educación respondió a las palabras del párroco. Dijo estar “convencido que las enseñanzas del Evangelio deben ser aprendidas, el ejemplo de Jesús debe ser aprendido, pero también el ejemplo de Mahoma, las enseñanzas del budismo y el hinduismo, otras religiones también para crecer juntos reconociendo al otro”. Para Bullrich, “reconocer al otro es educar y si hacemos eso, la luz, no solamente la del cirio pascual, sino la luz de la educación va a brillar más fuerte que nunca”, profetizó el ministro.
El ministro, que se consideró un buen apóstol y un buen discípulo, aceptó que además de la religión católica en la escuela pública deberían enseñarse otros credos. “Por más que soy católico, trato de ser un apóstol y buen discípulo, sí creo que en las escuelas debemos enseñar otras religiones también, que también tienen lecciones para aprender”, citó la agencia Télam las palabras de Bullrich.
Para los defensores del laicismo y la libertad de conciencia, las declaraciones del ministro constituyen una grave vulneración de derechos para los niños y las familias que eligen la escuela pública. Así lo entiende Fernando Lozada –coordinador de la Coalición Argentina por un Estado Laico (CAEL) y director de la Asociación Internacional del Libre Pensamiento, una organización que brega por la separación de la Iglesia y del Estado– para quien Bullrich profundiza el “incumplimiento de los tratados internacionales que garantizan la libertad de conciencia”.
“Lo que se está olvidando el ministro es que también hay no creyentes y que tendrían vulnerado su derecho a la libertad de conciencia. También se vulnerarían los derechos de los niños y niñas que tienen derecho a formar su propia concepción religiosa y no tener una influenciada por el Estado. También están las familias que profesan cultos que no están registrados, los chicos de los pueblos originarios, por ejemplo, y las que prefieren que la religión quede en el ámbito del hogar”, dijo Lozada a PáginaI12.
Según explicó, el noventa por ciento de los privilegios de la Iglesia fueron otorgados durante la dictadura a través de decretos que aún continúan vigentes. “En general las democracias tienden a la separación de la Iglesia y el Estado, que haya un gobierno que profundice esos privilegios habla muy mal de quienes lo conducen”, opinó el ingeniero.
Actualmente la situación es muy dispar según cada provincia. Según explicó Lozano, en la Ciudad de Buenos Aires, Entre Ríos, Neuquén, Mendoza y Tierra del Fuego la educación debe ser explícitamente laica ya que así lo dicen sus leyes y constituciones jurisdiccionales. En el caso de Buenos Aires, Corrientes, Formosa, Jujuy, Misiones, Santa Fe y Santiago del Estero también existen normas que no autorizan la educación religiosa, aunque de forma más difusa. “Se promueve la libertad religiosa, se prohíben los símbolos y actos religiosos adentro de las escuelas”, explica el coordinador de CAEL.
En Catamarca, Chubut, San Juan y La Pampa la educación religiosa está permitida pero fuera del horario escolar. En Salta y Tucumán, en cambio, la religión puede impartirse como una materia más dentro de la currícula. “En Salta, por ejemplo, la educación religiosa se imparte en las escuelas públicas desde 2008 y el Obispado es quien pone directamente a los maestros. Supuestamente la materia vendría a ser Historia de las religiones pero se enseña catequismo explícito”, sostiene Lozada. En marzo pasado, la Procuración General dictaminó que la enseñanza religiosa en las escuelas públicas de Salta es inconstitucional ya que “lesiona severamente los derechos constitucionales fundamentales de las minorías religiosas y no religiosas. Esas restricciones son desproporcionadas e innecesarias y, por ello, inconstitucionales”.
Para Daniel Filmus, ex ministro de Educación porteño, retomar la discusión sobre la educación religiosa es “retroceder más de cien años”. Filmus repudió las palabras de Bullrich a través de Twitter y llamó al Gobierno a cumplir con la paritaria nacional.
El avance del clericalismo en el espacio público se puede ver también al interior de los hospitales. El bloque Unión PRO presentó en la Cámara de Diputados un proyecto para que en los hospitales públicos haya religiosos para prestar “asistencia moral y atención espiritual y religiosa a los pacientes y/o adultos mayores alojados en hospitales y hogares dependientes del Estado Nacional”. El nuevo rol estaría financiado por el Estado nacional.