Pablo Iglesias acaba de renunciar a todos sus cargos en el gobierno y a la política partidaria, después del triunfo de la derecha en el Ayuntamiento de Madrid. El derrotero que lo llevó a tamaña decisión fue un sendero empedrado por la derecha con las peores prácticas de la política. Ni fácil ni sencillo, tanto para él y familia como para su fuerza política.
Nos cuenta Jorge Fonseca, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid y referente de la Internacional Progresista (IP): “desde hace 5 años se convirtió en el enemigo a abatir cuando las encuestas lo daban primero en la intención de votos. La ultraderecha y toda su armada mediática se ocuparon de machacarlo hasta desfigurar su imagen real, como sólo los fascistas saben hacer: con mentiras y falsedades (comparar con CFK) que lo financiaba Maduro, que se compró una casa con una hipoteca a 30 años (como si fuera un delito), le inventaron 30 causas todas absurdas y en todas fue sobreseído…” (no dejar de comparar con CKF).
Pero hubo más: “Desde hace meses decenas de fascistas le rodean y asaltan su casa y tienen atemorizados a sus hijos (…) se organizan acampes de hostigamiento fachos frente a su residencia o donde va a descansar con su mujer”. Un clima invivible, que presagia lo peor para la vieja España. Cualquier cotejo con CFK no es mera coincidencia.
Igual fue lo que sufrió Pablo Iglesias, el fundador del PSOE (ningún parentesco entre ambos), y que relatamos con Rafael Bielsa en el libro Lawfare, Guerra Judicial Mediática. Los dos Iglesias, CFK, Perón (que se “comió” 18 años de exilio y cuyo nombre no se podía decir en público), Lula con 19 meses de prisión a cuestas a causa de la compra de una casa que nunca compró, son todos ejemplos de cómo se las “gasta” el poder concentrado con los que piensan y actúan a contracorriente. Los ejemplos no se agotan en los nombrados. Pueden separarlos las fronteras geográficas, pero -sin duda- los zurce un hilo invisible que pocas veces se analiza y pondera: me refiero a la decisión personal que se toma cuando se decide romper con el poder real. Esto significa, ni más ni menos, que complejizarse la existencia terrenal en pos de la defensa de intereses colectivos. Todos se plantaron de verdad (no con fintas para un lado y saliendo para el otro) frente a las corporaciones que saquean a los pueblos. Por eso todos tuvieron apoyo popular explícito y multitudinario, y terminaron ferozmente perseguidos. Sus posturas de “ruptura” con el establishment (económico-mediático) fue el determinante de sus desventuras personales. A la lista de acosados, podemos agregar a los colaboradores de CFK como Amado Boudou, Milagro Sala o Aníbal Fernández, quien sufrió una de las operaciones político-mediáticas más repugnantes de la historia argentina. Semejante canallada le permitió a Mauricio Macri ser presidente. Todos ellos tremendamente lúcidos, sabiamente conscientes, conocían de sobra y de antemano a qué se exponían cuando tomaban decisiones contra las corporaciones. No es para flojos/as gobernar para el lado del pueblo, se los dijo hace poco CFK: “Quien no se la banque, que se busque otro laburo”. Más claro, imposible.
Ahora: ¿qué tendrá que ver esto con la (mal llamada) hidrovia?, se estarán preguntado y con razón, los lectores. ¡¡¡Mucho!!! Para estatizar el canal troncal de navegación del Paraná, y dragar el canal Magdalena con embarcaciones “hechas en Argentina”, hay que estar dispuesto a pararse frente a un poder económico muy, pero muy grande, que no se va a quedar de brazos cruzados. Hoy en la Argentina, eso significa tener disposición patriótica para “complejizarse” la vida personal y política, tal como lo hicieron CFK, Lula o Iglesias. Esta, y no otra, es la providencia que hay que tomar. Hay que estar dispuesto a que “te atiendan” los medios hegemónicos, a que “te paseen” por los tribunales, sin razón ni justicia alguna y a cuanta tropelía se le ocurra a la derecha. Pero el premio al deber cumplido está al final, y no es otro que el amor del pueblo. Éste nunca abandona, ni olvida, a quien lo defiende. Tibios abstenerse.
Este momento crucial de la Patria requiere un compromiso ético inquebrantable. La soberanía del Paraná sólo la puede salvar el Frente de Todos, escuchando al pueblo. Es, hoy por hoy, la causa en juego más importante de la Patria.
Como le escribió el General San Martín a Tomas Godoy Cruz, diputado por Cuyo en el Congreso de Tucumán, en abril de 1816: “¿Hasta cuándo esperamos declarar nuestra independencia? ¿No le parece a usted una cosa bien ridícula, acuñar moneda, tener el pabellón y cucarda nacional y por último, hacer la guerra al soberano de quien en el día se cree que dependemos? ¿Qué nos falta, más que decirlo? Por otra parte, ¿qué relaciones podremos emprender, cuando estamos a pupilo? (…) ¡Animo, que para los hombres de coraje se han hecho las empresas!”…salud y cosechas
Máximo Paz-otoño2021