La historia de las acciones de GameStop fue una de las más comentadas a inicio de este año en los portales financieros del mundo. Tiene ribetes cinematográficos. La empresa fabricante de consolas para videojuegos iba a rumbo a la quiebra. Pero miles de inversores minoristas organizados en foros como WallStreetBets de Reddit decidieron apostar a rescatarla. Compraron acciones masivamente y provocaron pérdidas millonarias a algunos grandes fondos de inversión de Nueva York con posiciones en corto en la empresa.

El movimiento del valor de la compañía fue exorbitante en unas pocas semanas. En la bolsa de Estados Unidos pasó de costar 18 dólares durante los últimos días de diciembre a 350 dólares apenas un mes después. Se trata de una suba de casi 20 veces (2000 por ciento). Actualmente la acción de GameStop cotiza en torno de los 160 dólares.

Entre las anécdotas más interesantes de esas semanas frenéticas de enero se destaca que las principales aplicaciones financieras dirigidas a los inversores minoristas como RobinHood limitaron e impidieron a sus usuarios la posibilidad de seguir comprando acciones de GameStop. Los participantes de los foros de Reddit usaban este tipo de plataformas que le permiten al público no especializado en finanzas adquirir en unos pocos clicks cualquier tipo de activo.

La situación se transformó en una paradoja del mercado. Por un lado estas aplicaciones pensadas para los inversores minoristas se publicitan asegurando que buscan democratizar las finanzas. Esto significa hacer accesible a cualquier individuo la compra de acciones y otros instrumentos financieros como lo hacen los profesionales del sector. Pero en los hechos no se priorizó la democratización sino que cedieron a la presión de los grandes fondos de inversión que colapsaron por la pérdida de sus posiciones en corto y buscaron frenar las compras de los minoristas.

Los usuarios de las redes sociales agrupados bajo el nombre de WallStreetBets empezaron a replantearse esta situación buscando una alternativa por fuera de las aplicaciones convencionales. Ese fue el puntapié inicial para comenzar a pensar en el desarrollo de una plataforma DEFI (una plataforma de finanzas descentralizadas). La semana pasada se hizo el anuncio formal que próximamente se lanzará un sistema basado en tecnología blockchain para permitir comprar y vender acciones como GameStop.

La estrategia no será muy distinta a la que ya anunciaron empresas como Binance al lanzar un token que replica los movimientos de precios de compañías como Tesla. Por ello lo que sorprende no es el anuncio sino lo rápido que comienza a fusionarse el ecosistema de las distintas criptomonedas y su tecnología con el de los activos del mundo real, o sea, el universo de las bolsas centralizadas como se conocieron hasta ahora).

En los próximos años ocurrirá un cambio radical en la forma en que se operan los instrumentos financieros. Las monedas digitales como el bitcoin o ethereum podrán seguir subiendo de precio o desplomarse. Pero lo que resulta difícil es pensar que no se modifique el status quo hacia un esquema en el que las transacciones son custodiadas por la matemática y la computación en lugar de tener entidades como las bolsas dedicadas a mantener el sistema.

En la última edición del semanario The Economist se plantea este cambio de época en palabras resumidas pero potentes. Se menciona que los Gobiernos y las empresas deben prepararse para un cambio en el funcionamiento del dinero que es tan trascendental como lo fue el salto hacia las monedas metálicas o las tarjetas de pago. Se trata de un cambio que “promete un amplio espectro de oportunidades pero también de peligros reales”.