Entre los testigos que declararon en la quinta audiencia de juicio que se sigue por el crimen de Jimena Salas cometido hace cuatro años en la localidad de Vaqueros, el licenciado en criminalística del Ministerio Público Fiscal, Juan Pablo Sánchez, se extendió por más de dos horas explicando las pericias que realizaron sobre las comunicaciones telefónicas y los desplazamientos de los imputados.
Además, el perito puso énfasis en la desconexión que se produjo en la alarma de la casa de la víctima un día antes del crimen. Dijo que los análisis no se hicieron de forma aislada sino teniendo en cuenta los distintos elementos que se conocían de la causa. Según su criterio, hubo una "logísitica compleja" en el homicidio.
En este debate se juzga al marido de la víctima, Nicolás Cajal Gauffín, acusado de encubrir el crimen, y al vendedor ambulante Sergio Vargas, acusado de haber tenido una participación secundaria en el homicidio. Aún no se dio con los autores materiales del asesinato cometido en la casa de la víctima cerca de las 13 del 27 de enero de 2017.
Entre las pericias que se realizaron al teléfono de Salas, se estableció que poco antes de que fuera atacada tomó tres fotografías con diferencias de segundos, la primera a las 12.37, al cuerpo de un hombre con un perro caniche, esas imágenes lo muestran desde el cuello hasta las piernas, no su rostro. La víctima intentó realizar una publicación en facebook informando que el perrito estaba extraviado y que casi había sido atropellado. Esto coincide con el testimonio de una vecina que dijo que minutos antes Salas había cruzado con una de sus hijas hasta su casa, ubicada al frente, para consultarle si era suyo el caniche y que además le indicó cuando se volvía que había un chico esperando en su vivienda.
"Si yo trabajara con información aislada, no tendría como resultado mi argumento (...) Puedo presumir que el homicida dejó, marcó, se fue y dijo ya está, ya marqué, andá a buscar el perrito y vuelve otra persona", dijo el perito. Recordó que el testigo Aldo García Leal detalló que vio a quien sería ese otro hombre, pero lo describió distinto y con ropa diferente, "en once minutos de vacío, ¿cambió la persona, apareció otra?", interrogó el criminólogo.
Respecto a los dichos de otros testigos que señalaron haber visto además vehículos estacionados cerca del domicilio de Salas en distintos horarios de la mañana el día del crimen, el perito indicó que en lapso de 11 minutos, "hay otro vehículo distinto al que mencionó Juárez (María Amalia, otra testigo), un vehículo Vento o Bora color marrón o nácar, de repente se transformó en un 18 bordó (señalado por otros testigos), todo eso suma indicios y a la evidencia colectada desde las pericias informáticas, las testimoniales, los análisis del lugar del hecho, a mí me dan esa pauta (de que se trató de una logística compleja)", concluyó.
El especialista aclaró que tomó intervención en la causa 6 meses después del crimen. En cuanto a la desconexión intempestiva de la alarma de la casa de Salas, el día anterior al del crimen, el perito dijo que el viudo sabía de esto y no lo informó en su momento.
Cinco líneas de teléfono
Sobre las pericias realizadas en celulares, el criminólogo indicó que en febrero de 2017 Vargas declaró que tenía "un celular". Pero por información obtenida de empresas de telefonía, se determinó que tenía 5 líneas telefónicas registradas a su nombre. El perito dijo que Vargas usó 4 de esas líneas hasta enero de 2017, y después encontraron otras líneas más, en meses posteriores al crimen ocurrido. Esa información fue obtenida mediante consulta por líneas asociadas al DNI de Vargas, a las empresas Movistar, Personal y Claro.
El fiscal Ramiro Ramos Ossorio recordó entonces que Vargas había declarado que no tenía teléfono hace 6 meses, que eventualmente usaba el celular de su pareja.
Según detalló el criminólogo, las pericias telefónicas permitieron establecer qué movimientos o desplazamientos tuvo Vargas, mediante el impacto de sus líneas en las antenas telefónicas, esto determinó que el hombre se movilizaba sobre todo en la zona sudeste de la ciudad de Salta por donde residía. Consideró que sus desplazamientos no eran coincidentes con el rol que adujo de vendedor ambulante.
Asimismo, el perito asoció con una estrategia para conseguir información el accionar de Vargas el 27 de enero de 2017, en el barrio San Nicolás, donde residía la víctima, cuando visitó casas ofreciendo sandalias y preguntando por diferentes nombres de mujer.
El perito también analizó las búsquedas que los acusados hicieron en la web tras el crimen. Detalló que de 2 mil exploraciones de búsquedas, Vargas tiene una sola entrada al diario El Tribuno el 28 de enero de 2017, "nos llamó la atención, (...) la realiza un día posterior a producir (se) el hecho", señaló Sánchez y consideró que había "un interés marcado en conocer una noticia" aunque aclaró que no pudo precisar qué noticias vio o leyó. También señaló que las pericias telefónicas se hicieron durante un año, tiempo necesario para establecer un patrón de conducta.
El especialista también detalló que mediante un informe solicitado a la empresa Facebook en EEUU, se determinó que Vargas usaba cuatro cuentas validadas a través de cuatro líneas telefónicas. El 27 de enero a la noche el ahora acusado entró al Facebook, pero el perito no pudo precisar qué búsquedas realizó, aunque sí señaló que no había ingresado por varios días a esa red social. El criminólogo relacionó esto con el intento de Salas de postear a las 12.47 la fotografía del caniche supuestamente extraviado.
Pericia incompleta
Respecto a Cajal Gauffín, el perito indicó que no se hizo una extracción física de su celular, pero sí de software. Dijo que no lograron recuperar archivos eliminados y otros datos relevantes de su teléfono por no haberse realizado una pericia completa en un primer momento.
Sin embargo, en opinión del criminólogo, el viudo tuvo conductas omisivas con relación al detalle de la alarma, igual que respecto a comunicaciones telefónicas realizadas el día del hecho y a la posible existencia de dinero en efectivo en su domicilio. Señaló que a raíz de esto los investigadores trabajaron con una premisa falsa.
Asimismo, recordó que tras el hallazgo del cuerpo de su esposa, Cajal Gauffín habló durante 25 minutos con familiares suyos, un amigo, la mamá de Jimena y con jefes suyos. Del análisis de la sábana de llamadas también se detectó comunicación directa con un exfiscal de la causa.
Los anteriores fiscales intervinientes, quienes fueron desplazados por el procurador general Abel Cornejo, fueron Pablo Paz, desde enero de 2017, al que en julio se le sumó Rodrigo Miralpeix, y en mayo de 2019 se asignó la causa a los fiscales Ramos Ossorio y Pablo Rivero, que integraban la Unidad de Graves Atentados contra las Personas. En junio de 2019, el procurador asignó la investigación a Ana Inés Salinas Odorisio y Gustavo Torres Rubelt. Ahora en el juicio, están representando al Ministerio Público Fiscal estos dos últimos y también Ramos Ossorio.
El perito dijo de las desgrabaciones de llamadas del viudo a la empresa aseguradora, se desprendió que aseguraba que ya estaba confirmado que su esposa había sido asesinada en el marco de un robo.
El criminólogo sostuvo que también se investigan las llamadas y conexiones que hubo en la zona de Vaqueros el día del crimen. Pero aclaró que no se puede tener acceso a las llamadas de whatsapp.
Un momento de crisis
La psicóloga Mónica Jarruz, que hizo un informe destinado a reconstruir la personalidad de la víctima, precisó que para eso se entrevistó con 20 personas, entre ellas Cajal Gauffín. Describió a Jimena Salas como una mujer simpática, alegre, despreocupada de aspectos formales. Era activa usuaria de las redes sociales.
La psicóloga precisó que las últimas vivencias de Salas revelan cansancio, angustia y soledad y demandaba un espacio vital de descanso. El círculo de confianza de ella y la psicóloga con quien la víctima llevaba una terapia particular manifestaron que atravesaba un momento de crisis.
Respecto a la relación con Cajal Gauffín, la psicóloga dijo que las personas consultadas expresaron que no se encontraba en su mejor momento, pero que había diálogo fluido en la pareja y que no le faltaba contención afectiva.
Ayer también declaró una mujer que mantenía una relación extramatrimonial con Cajal Gauffín. Contó que eran compañeros de trabajo, que el vínculo íntimo comenzó entre 2011 o 2012, cuando el hombre ya estaba en pareja con Salas, y que siguieron frecuentándose meses después del asesinato de Salas. Y dijo no recordar con precisión si la relación terminó en 2017 o 2018.