El Espacio Memoria y Derechos Humanos ex ESMA, sede del mayor centro clandestino de la Capital Federal durante la última dictadura, está un paso más cerca de convertirse en Patrimonio de la Humanidad bajo la protección de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, Ciencia y Cultura (Unesco). El embajador argentino ante ese organismo, el radical Rodolfo Terragno, pidió formalmente su inscripción a la lista tentativa del Centro de Patrimonio Mundial en la categoría “Nunca Más”, iniciativa impulsada desde 2015 por los organismos de derechos humanos. El siguiente paso es una presentación técnica detallada, para la cual los organismos pidieron la formación de un equipo de profesionales con expertos en arquitectura, patrimonio e historia, entre otras especialidades.

La candidatura del Espacio, símbolo del genocidio argentino pero también de la lucha contra la impunidad, fue anunciada por los organismos en octubre pasado, aunque los primeros borradores de la propuesta se habían comenzado a escribir un año antes. Bajo el estatus de Patrimonio de la Humanidad en la categoría Nunca Más la Unesco inscribió cinco lugares emblemáticos: el campo de concentración Auschwitz-Birkenau; el Memorial de la Paz de Hiroshima de Japón; la Isla de Gorée o “Isla de los esclavos” de Senegal, la isla Robben de Sudáfrica, donde estuvo detenido Nelson Mandela, y el Barrio del Puente Viejo en el centro de Mostar, de Bosnia y Herzegovina.

“La importancia del pedido es que el gobierno nacional reconoce que es un espacio simbólico de interés para la comunidad internacional y para las políticas de memoria”, destaca Valeria Barbuto, directora de Memoria Abierta. “También significa la continuidad de la memoria como política de Estado, ya que el proceso de presentación se inició en 2015 con el aval del entonces subsecretario de Derechos Humanos de la Ciudad, Claudio Avruj, e implica que el gobierno reconoce que el Espacio debe tratarse con cuidados especiales, tanto desde lo edilicio (no puede destruirse ni modificarse) como desde su función: debe dedicarse a la memoria y los derechos humanos, no puede funcionar allí cualquier dependencia estatal ni se pueden hacer negocios”, explica Barbuto, integrante del Directorio de Organismos de Derechos Humanos que compone el órgano tripartito que encabeza el Espacio junto con representantes de los gobiernos nacional y porteño.

La ex ESMA “es uno de los símbolos del autoritarismo y la represión criminal coordinada por las dictaduras de América latina en los años setenta bajo lo que las Fuerzas Armadas denominaron Plan Cóndor”, recordó el Espacio al anunciar la postulación. “Las graves violaciones a los derechos humanos que se cometieron, el plan sistemático de robo de niños nacidos en cautiverio y el exterminio de prisioneros arrojados vivos al mar en los denominados ‘vuelos de la muerte’, convierten al edificio en un símbolo del genocidio que tuvo lugar en la Argentina. Es una prueba flagrante del terrorismo de Estado que ejerció una violencia criminal extrema sobre la sociedad en su conjunto”, destacaron.