“Tengo una historia bastante entretenida”, dice Evangelina Thomas sobre su biografía deportiva. Y no miente, acaba de quedarse con la medalla de oro en los 800 metros llanos del 101° Campeonato Nacional de Mayores, en Concepción del Uruguay. Desde chica soñaba con representar a la Argentina, no le importaba con qué deporte fuera: jugó al fútbol, probó con el tenis y, un buen día, conoció el atletismo. Así, la joven nacida en Trelew pasó más de una década (de los 14 a los 25 años) rompiendo marcas en los niveles más altos de la disciplina: competencias nacionales, sudamericanas, panamericanas y mundiales. Hasta que, mucho antes de lo imaginable, se retiró. “A veces es difícil mantenerse al cien por ciento”, suelta con aire reflexivo, mientras se prepara para desandar ese recorrido “bastante entretenido” en el que empezó de cero y –otra vez– volvió a llegar primera.
–¿Por qué te retiraste aquella vez?
–Yo arranqué en plena adolescencia, siempre tuve muy claro qué era lo que quería y lo que soñaba, pero llegó un momento de mi vida en que me empecé a exigir tanto que dejé de ser feliz corriendo; era un peso que no disfrutaba. Mi mente me quería llevar por la exigencia, por obsesionarme con los resultados, que es lo que le pasa a la mayoría de los deportistas: dejamos de hacer las cosas por el corazón. Cuando me di cuenta dije que tenía que parar y hacer un cambio importante en mi vida, un cambio en mi interior, empezar a probar cosas nuevas. Ahí me fui a vivir a Buenos Aires y fueron dos años en los que pude realmente conocerme por dentro, no tanto como deportista sino como persona. Me había olvidado de esa parte mía por estar tan pendiente de los resultados.
–En el momento en que la pasabas mal, ¿qué te decías?
–Es el tema de no conformarse. Hacía buenas marcas o quedaba seleccionada para correr para mi país y no me felicitaba ni me agradecía, ya lo daba por sabido. No sabía valorarlo, fueron diez años en los que no me di cuenta dónde estaba. Una vez que pude cruzar de vereda y ver en el lugar del deporte que estaba y todo lo que había logrado, me di cuenta de que fueron muchas cosas muy importantes.
–¿Y cómo fue el retorno a la pista?
–Cuando volví de Buenos Aires a Chubut, le dije a mi entrenador que quería volver a competir. Empezamos a trabajar pruebas de larga distancia, porque tengo 29 años y estoy en edad de probar la maratón y la media maratón; las pruebas de pista son un poco más complicadas, a mí me había llevado cuatro años estar en el nivel que quería. Pero me suspendieron varias maratones y torneos por la pandemia y las pruebas de pista se estaban haciendo, entonces quise ir ahí, me sentía fuerte. Mi entrenador, súper contento, y yo también porque, más allá de que corrí muchos años, ahora volví con otras ganas, con otra mente y otro corazón. Lo disfruto y me prometí que no me iba a obsesionar. En Entre Ríos corrí los 1500m y quedé séptima; nunca había quedado séptima pero me largué a llorar de la felicidad por volver después de seis años y competir con las mejores corredoras del país. Hoy lo puedo valorar, antes no podía. Y el universo se encargó de darme el oro al otro día, después de eso me llamaron para decirme que estoy en el seleccionado argentino de nuevo. Es lo mejor que me puede pasar en la vida, no paro de agradecer a Dios, al universo y a todos por el apoyo.
Como parte de la Selección Nacional de atletismo, Evangelina competirá nuevamente en la prueba de 800 metros en el Campeonato Sudamericano de Atletismo. El certamen, que es el más importante de la disciplina en el continente y permite sumar puntos para el ranking clasificatorio a Tokio 2021, iba a realizarse esta semana en el Cenard, pero debido a las restricciones sanitarias en el Área Metropolitana, se pospuso para los días 28, 29 y 30 de mayo en sede a definir. A pesar de los vaivenes de la pandemia, esta oportunidad encuentra a la trelewense llena de entusiasmo y afianzada en la madurez que le da la experiencia: “Espero dar una gran sorpresa y hacer un carrerón, como en el Nacional”, se ilusiona.
–¿Qué pensás cuando corrés?
–A veces lo único en lo que estás pensando es en llegar, en que termine. Depende la carrera también; una prueba de 800 metros dura dos minutos pero cuando corro una prueba de 21 kilómetros, es una hora y cuarto, ahí trato de mantenerme equilibrada porque obviamente la mente te juega en contra, te dice que no podés, que no vas a llegar, te llenás de dudas y es una lucha interna. Busco estar equilibrada y disfrutar la prueba. La última carrera, después de seis años sin correr en pista, fue la mejor que pude hacer porque estuve tranquila y no me presioné, solo pensaba en correr con el corazón y por eso fueron los resultados.
–¿Planes para el futuro?
–Por ahora me propuse metas cortas, vivir más que nada el día a día. Mi mayor sueño como deportista es vivir un Juego Olímpico, es lo que más anhelo y la cuota pendiente que me queda. Ahora está el Sudamericano de mayores, el año que viene están los Juegos Odesur y después los Panamericanos. Por último, llegan los Juegos Olímpicos de París: me quedarían casi tres años para prepararme para prueba de pista o prueba maratón, depende lo que quiera tomar, todavía no sé. Este año me voy a dedicar a lo que es pista, porque volví y sé que puedo seguir mejorando. También dependemos de una pandemia que no sabemos qué va a pasar, por eso estoy haciendo mis metas muy a corto plazo, disfrutando el momento.
–¿Qué es lo más importante para vos hoy?
–El amor, número uno. Amor de familia, de amigos, de pareja... el amor es lo que nos mantiene en vida. Y algo que trato de hacer día a día es estar equilibrada, por eso hago mucha meditación y yoga. A veces los días se hacen pesados o nos pasan situaciones densas que no podemos controlar y el equilibrio es lo que nos hace cumplir nuestras metas.
* Lucrecia Álvarez, Sofía Martínez, China Pereyro y Ornella Sersale