Al recordar los 47 años del asesinato del sacerdote Carlos Mugica –ocurrido el 11 de mayo de 1974, “fruto de las balas asesinas de la Triple A”–, los Curas en la Opción por los Pobres (COPP) reiteraron el llamado de “estar junto al pueblo”, traducido en “estar junto a las víctimas de la pandemia neoliberal, cuyas consecuencias durarán años o décadas, y junto a las víctimas de la pandemia” de la covid-19 “porque más allá de la salud, que es preocupante, sabemos la repercusión que la situación provoca especialmente en los más pobres” que son “precisamente aquellos a los que la otra pandemia desprotegió sistemáticamente”.
Para los COPP, “estar junto al Pueblo es estar del lado de la vida, amenazada por la salud negada, por el pan escaso, por el trabajo desvalorado y mal pagado, por la justicia negada o ausente, por la verdad escondida” y es “cuidar a las niñas y niños a las que algunos impunes presionan por la presencialidad escolar, y a las y los docentes amenazados en el mismo contexto”.
En su texto, los sacerdotes dicen también que estar junto al pueblo “es celebrar cada vacuna que llega y se distribuye en los barrios” y “susurrar la verdad ante tanta mentira omnipresente en los medios hegemónicos”, además de “celebrar las políticas de cuidado, de unidad latinoamericana, de integración”.
Pero la reflexión de los COPP no se queda allí. Los sacerdotes católicos que trabajan en medios pobres señalan que “estar junto al pueblo” hoy también es “reclamar independencia frente a los poderes externos o internos cómplices; es exigir un Poder Judicial que haga justicia, y no campaña política en favor de su candidato; es exigir que no haya en nuestra patria presas y presos políticos; es pedir que los medios de comunicación que mienten sean sancionados, al menos retirándoseles la pauta publicitaria; es pedir que el comercio que circula por la conocida como 'hidrovía' sea manejado por el Estado, no por el capital extranjero; es demandar que la salud no sea solamente la aportada por las vacunas, sino también contra los agrotóxicos, la minería ilegal o inmoral, el desmonte y la contaminación”.
Agregan, además, la importancia de exigir también que “las comunicaciones sean tenidas como un derecho esencial” porque estar junto al pueblo “es aprender a mirar desde el Pueblo y no desde los escritorios; es ser total e incuestionablemente solidarios con su hambre y su dolor, con sus alegrías y tristezas, con todo aquello que al Pueblo lo mueve y conmueve ante la vida y la muerte”.
Todo ello, dicen los curas al recordar al asesinado Carlos Mugica, “porque creemos que Pueblo es el que no oprime y lucha contra la opresión, como decía el beato mártir Enrique Angelelli”. Afirman también los curas que “estar junto al Pueblo es un imperativo para nosotros, los curas, pero esperamos que también lo sea para todas y todos aquellos que reivindican las banderas de la justicia social, soberanía política y libertad económica”. Todo ello, agregan, “para que sea el Pueblo quien nos mire a los ojos y nos diga, como le decían a Carlos: usted habla por nosotros”.
Y porque, aseveran, la sangre derramada por Mugica hace 47 años “nos limpiará los ojos para ver, nos señalará el camino para andar y nos fortalecerá los músculos para reconocer al antipueblo y celebrar el encuentro y la mesa con las compañeras y compañeros”.