¿Feminismos y tecnologías? Sí, desde hace 50 años los feminismos vienen cuestionando la tecnología, aunque casi no han sido reconocidas entre el mainstream de las reflexiones sobre esta cuestión. En el norte global, los feminismos liberales lucharon por el ingreso de las mujeres en las carreras tecnológicas y por la píldora anticonceptiva; y los feminismos radicales oscilaron entre un marcado pesimismo, denunciando el control de las biotecnologías sobre nuestro cuerpo, y una apuesta por una revolución tecnológica que acompañe a la revolución feminista dentro de un socialismo. El feminismo socialista imaginó una suerte de automatización de las tecnologías domésticas que permitiría liberarnos de las cargas del trabajo doméstico. Y el ecofeminismo, desde el accidente nuclear en Chernóbil (1986) hasta hoy, denuncia la explotación tecnológica sobre la naturaleza y las mujeres.
¿La tecnología tiene género? Con el auge de las TICs se advierte un marcado optimismo por las tecnologías. Las corrientes actuales: Tecnofeminismo, Ciberfeminismo, Transhackfeminismo, Feminismo Cyborg, Farmacopornografía, Xenofeminismo, dan cuenta de los múltiples debates sobre la constitución mutua entre género y tecnología. Desde estas corrientes podemos comprender las relaciones del género con el diseño, producción, uso y consumo de los artefactos domésticos e industriales, de internet, de biotecnologías, señalando críticamente ausencias, performatividades y también posibilidades de liberación para mujeres y disidencias sexo-genéricas.
¿Y desde el feminismo latinoamericano? Son importantes los aportes de los Estudios de Género, Ciencia y Tecnología y los Ciberfeminismos que se diseminan por la red. Pero también es necesario recuperar saberes indígenas, afros y comunitarios de la técnica, expresados en el tejido, la agricultura y pastoreo, la construcción, etc. Por eso debemos hablar de tecnologías y de técnicas. Los feminismos de nuestro sur, desde perspectivas interseccionales, orientan la propuesta de un proyecto político emancipador de los sujetos (por su género, su sexualidad, su clase, su etnia, su edad, su ubicación geopolítica, etc.), lo que nos lleva a poner en el centro del debate tecnologías situadas, encarnadas y responsables.
¿Una tecnología feminista? Una teoría feminista de la técnica y la tecnología situada en nuestro sur tiene como desafíos: subvertir las ideas de universalidad, neutralidad e instrumentalidad, que han impregnado las teorías de la tecnología hegemónicas y patriarcales; apostar por una mirada crítica para la transformación de las múltiples opresiones que se intersectan en el diseño, la producción, la distribución, el uso y el acceso a las tecnologías; y asumir la responsabilidad y el cuidado frente a una tierra devastada por el saqueo, la explotación y la contaminación. Para ello es urgente impulsar en la academia (y en las escuelas) un activismo capaz de disputar sentidos y prácticas de la tecnología.
* Investigadora adjunta en CIECS-CONICET. Docente en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Córdoba (UNC) y de la Maestría en Tecnología, Políticas y Culturas en CEA-UNC. Mail: [email protected]
** Investigadora adjunta en INCIHUSA CCT CONICET Mendoza. Docente de posgrado en Universidad de Cuyo (UNCUYO) y en la Maestría en Tecnología, Políticas y Culturas CEA-UNC. Mail: [email protected]