Al observar la tristeza que de una manera u otra nos produce la pandemia de covid 19, quiero llevarles a todos un auténtico mensaje de esperanza basado en la experiencia real, mundial y personal sobre el accionar de la ciencia con otros virus. En este caso, los de la Hepatitis C. Muchos recordarán que el tratamiento para combatirla era temible por los efectos secundarios, costoso económicamente, largo (alrededor de 48 semanas), con una posibilidad de cura del 40% más o menos y además no existían (y no existen) vacunas. 

El científico egipcio Raymond Schinazzi y su gigantesco equipo, descubrieron su cura allá por el 2010. Solo se trató de tomar pastillas, sin efectos secundarios, unos meses y la posibilidad de cura giró alrededor del 98 %. ¿Qué significaba curarse? Eliminar los virus. Por entonces la ciencia llevaba años buscando la forma de evitar la muerte de cerca de un millón de personas por año en el mundo. 

Todos los afectados, desilusionados por los fracasos de los tratamientos, no podíamos creer que existiera la mínima posibilidad y, sabedores de que el hígado enfermo terminaría en el tiempo con nuestras vidas, sobrevivíamos como podíamos. La cura fue y es una realidad. Quiero recordarles que la ciencia, el milagro o como gusten llamarlo, existe. Y si existe para la Hepatitis C ¿Por qué no esperar que se pueda lograr lo mismo con el Covid? Los que hemos vivido la experiencia de curarnos cuando creíamos que todo estaba perdido, no podemos ni un minuto dejar de confiar en que esta vez también se logrará. Tengamos fe.

Edith Michelotti

Grupo Hepatitis Rosario