Entre el descontrolado Parakultural de los '80 y una seria formación de conservatorio se explica la versatilidad de Eva Bruna. Su eclecticismo equidistante de ambas franjas es, por caso, una forma entre varias de contar -pasado a música, claro- Comecoco y otras formas, su flamante disco doble. “Después de una extensa formación académica, sentí la necesidad de abordar música popular, de volver a las fuentes”, empieza a contar ella ante Página/12. Tales fuentes son básicamente dos: las grandes orquestas y los cantores de tango que escuchaba de chica, y la voz de su madre que entonaba tangazos mientras lavaba la ropa. “Me pasó lo que a muchos: una vez que me metí con el tango, ya no lo deje más”, asegura la cantora sobre el disco 1, en el que conviven una exótica versión de “El día que me quieras”, ejecutada con cantazul, instrumento de percusión hecho con azulejos, y visitas más “normalitas” por "Tus besos fueron míos" (Garcia Gimenez-Aieta) o la eterna "Corazón mirando al sur" de Eladia Blázquez.
El disco 2, en tanto, viene a expresar lo antedicho: su eclecticismo, su versatilidad, sus otras yerbas, que mechan milongas, fados, boleros y rancheras. Entre las catorce piezas de tal -en total son veintiocho-, se destacan “Angel de la tempestad”, basada en un poema que Alejandro Alonso edificó en homenaje a Eva Perón, y una atildada versión de “Canción de ordeñe”, a capela. “Es un bello y nostálgico lamento venezolano, transmitido de generación en generación… acompañaba a los trabajadores de los llanos”, explica ella, sobre una de las matrices de su cuarto disco, dirigido y arreglado por Juan Martínez, tocado por Rubén Slonimsky (bandoneón), Paula Liffschitz (flauta traversa) y Pata Corbani en percusión. “El álbum le canta al amor y al desamor. Pero lo más importante es que fue un gran desafío hacerlo… Comecoco es un disco de casi treinta canciones atravesado por la pandemia”, destaca.
-¿Porque sus temas refieren a ella en algún sentido o por otro motivo?
-Más bien por lo que implicó grabar ¡veintiocho canciones! con todo el protocolo y con los malabares de horarios entre todos para evitar juntarnos en el estudio. El disco refleja ese clima, también.
-Tremendo contraste con las épocas “piel a piel” del Parakultural…
-Notable, sí. La época del Parakultural fue una vivencia que me dio la oportunidad de conocer a genios de la escena under: Batato, Urdapilleta, Tortonese, músicos, cómicos, travestis... Pero fundamentalmente significó para mí una herramienta desestructurante como actriz y como cantante.
Aquí la otra pata de su mutabilidad estética, entonces. Porque además de cantar y tocar el piano, Eva Bruna actúa, conduce un programa de radio y milita. Del primer rubro hay pasado y presente. Pasado en Después de la tormenta, recordada ópera prima de Tristán Bauer, en la que ella compartió elenco con Lorenzo Quinteros y Patricio Contreras, a principios de la década del '90. Y presente en Los caretos, film de Gustavo San Miguel en rodaje. “Se trata de un mediometraje basado en poemas españoles que hace referencia a una lucha entre lo que va creando el poeta y su musa. Además, refleja la pandemia porque los actores trabajan con máscaras sin hacer visible el resto de la cabeza”, adelanta la cantante, que cuando actúa usa como apellido Fernández.
Del segundo rubro –la militancia- se destaca la labor independiente que desarrolla en Tango en Compañía, un colectivo independiente de cantores y cantoras de tango, originado en un taller dado en el EcuNHi y dirigido por Lucrecia Mericó. “Somos unos treinta y muchos han participando en mi álbum”, se enorgullece Eva Bruna, para pasar luego a su tercer quehacer cultural: la conducción del programa de igual nombre en radio Naranjo en Flor. “Si bien esta fue una iniciativa mía pensando en la difusión del tango insertado en nuestro devenir político-cultural y apuntando a los derechos humanos, hoy se ha transformado en una profusa multiplicidad de segmentos de literatura, humor, agenda y hasta un radioteatro. Y me encanta hacerlo, claro”.
-Vuelta al disco: dadas sus variantes, no es fácil detectar cuáles son tus principales referencias tangueras ¿Te animás vos?
-(Risas) Bueno, seria caer en lugares comunes hacer una lista, por lo que me limitaré a nombrar solo una de cada rubro. Las letras de Homero Manzi calaron hondo en mí. Y hoy Alejandro Szwarcman es de los cantautores comprometidos con lo social que más me interesan. Entre las orquestas que se fueron metiendo en mi cuerpo y en mi alma, opto por un irresistible Osvaldo Pugliese bailado en tantas milongas trasnochadas. Y en cuanto a las cantoras, destaco dos: la cancionista Nelly Omar, por la que siento devoción, y Lidia Borda, gran intérprete sin dudas.