Israel continuó bombardeando este domingo la Franja de Gaza matando al menos a 42 palestinos, la cifra más alta de víctimas en un día desde el inicio de la escalada militar. "Hamas subestimó la fuerza de nuestra respuesta" a sus lanzamientos de cohetes, afirmó Aviv Kochavi, el jefe del Estado Mayor israelí, y aseguró que Gaza fue sometida a unos bombardeos de una "intensidad sin precedentes". En paralelo continuaron las ráfagas de cohetes lanzados por las milicias hacia Tel Aviv y el centro de Israel. Una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU que buscaba unificar criterios frente al conflicto entre israelíes y palestinos no registró ningún avance.
Desde las primeras horas del domingo 42 palestinos, entre ellos al menos ocho niños y dos médicos, murieron en bombardeos israelíes en el enclave donde viven dos millones de personas. Se trata de la cifra diaria de muertos más elevada desde el inicio de este nuevo ciclo de violencia, que ya causó la muerte de 192 palestinos, entre ellos 55 niños, y más de 1.200 heridos, según el último balance palestino.
En Gaza, la cifra de víctimas fatales no dejaba de aumentar mientras los rescatistas se esforzaban por sacar los cuerpos de los escombros, ante la mirada horrorizada de los familiares. Varias decenas de heridos fueron evacuados al vecino Egipto. Tres convoyes, con 263 palestinos heridos a bordo, cruzaron el puesto de Rafah hasta la región egipcia del Sinaí del Norte, indicaron fuentes médicas y funcionarios, para ser atendidos allí.
Abu Anas Achkanani, habitante del barrio de Al Rimal, blanco de los bombardeos, explicó que perdió a su cuñada y cuatro de sus sobrinos, el mayor de los cuales tenía 11 años, y que todos dormían cuando cayó el proyectil. "Estaba en la casa de al lado. No pasaba nada y de repente, hacia las 12 hubo un bombardeo en la calle y ¡fue el infierno! Bajamos para ver y era surrealista. Sacamos a la madre y a los niños de los escombros", relató entre lágrimas.
En Jerusalén, un vehículo embistió al caer la tarde a soldados israelíes que patrullaban el barrio de Sheij Jarrah, en Jerusalén Este. El ataque causó varios heridos, según los equipos de rescate y la policía israelí indicó que había "neutralizado" al atacante, sin precisar si éste había muerto o estaba herido.
Hasta el momento, diez personas perdieron la vida en Israel, entre ellos un niño y un soldado, y además hay 282 heridos por los disparos de cohetes palestinos. Grupos armados como Hamas lanzaron más de 3.100 proyectiles contra Israel desde el diez de mayo, el mayor ritmo jamás disparado hacia Israel según el ejército, que precisó que la mayoría fueron interceptados.
En su persecución contra las estructuras de Hamas, el ejército israelí anunció en Twitter que "atacó el domicilio de (el jefe político de Hamas en Gaza) Yahya Sinwar y el de su hermano, Mohamad Sinwar", y publicó un video que muestra graves daños bajo una nube de polvo.
El sábado, un edificio que albergaba los equipos de la cadena Al Jazeera y la agencia de prensa estadounidense Associated Press (AP) fue reducido a escombros en un bombardeo del ejército israelí, que había pedido la evacuación del inmueble. Según el ejército, el edificio albergaba "entidades pertenecientes a la inteligencia militar" de Hamas, acusadas de utilizar a civiles como "escudos humanos".
En una entrevista con la cadena estadounidense CBS, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, justificó el bombardeo afirmando que era "un objetivo perfectamente legítimo", asegurando que se basaba en informaciones de los servicios de inteligencia. Reporteros Sin Fronteras (RSF) inició un procedimiento el domingo ante la Corte Penal Internacional (CPI) a raíz de estos bombardeos contra instalaciones de medios de comunicación, al considerar que podrían constituir "crímenes de guerra".
Esta nueva escalada del conflicto estalló tras el lanzamiento desde Gaza de una andanada de cohetes contra Israel en "solidaridad" con los cientos de palestinos heridos en los disturbios con la policía israelí en la Explanada de las Mezquitas, en Jerusalén Este, sector palestino ocupado por Israel desde 1967.
Los disturbios en la explanada, tercer lugar santo del islam, fueron la culminación de fuertes tensiones y enfrentamientos en Jerusalén Este, debido sobre todo a la amenaza de expulsión de familias palestinas a favor de colonos judíos en un barrio de la Ciudad Santa. Las hostilidades se extendieron a Cisjordania, un territorio palestino también ocupado por Israel desde 1967, donde los enfrentamientos con el ejército israelí desde el diez de mayo han causado 19 víctimas palestinas.