La derogación de la actual Constitución, de claro corte neoliberal y promulgada por la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), fue uno de los principales reclamos del estallido que durante meses tuvo contra las cuerdas al presidente Sebastián Piñera. Pero si por algo es recordada esa etapa de masivas protestas es por la "epidemia" de traumas oculares, que llevó a varios organismos internacionales a acusar a las fuerzas de seguridad de graves violaciones a los derechos humanos. Más de 400 manifestantes terminaron con graves lesiones en sus ojos: algunos, como el joven Gustavo Gatica, perdieron completamente la vista. Esos jovenes agredidos por las fuerzas estatales fueron a votar el sábado y el domingo para elegir a los 155 ciudadanos que redactarán una nueva Constitución.
"Quiero invitar a todos los jóvenes a votar, a los jóvenes que fuimos protagonistas de esta lucha los llamo a votar", aseguró el domingo por la tarde Gustavo Gatica, el joven estudiante de Psicología que perdió la visión de sus dos ojos por los disparos de perdigones de Carabineros durante el estallido en 2019. "Obviamente la constituyente no va a traer todos los cambios, pero puede ser un gran aporte", dijo Gatica desde su cuenta de Instagram luego de votar este domingo en el Colegio Santa Teresa de la comuna de Colina.
"No era necesario que yo perdiera un ojo, pero si sirve para mover la conciencia de la gente que todavía no se avispa... Ojalá que verme les ayude", afirmó por su parte el estudiante Dante Davagnino, a quien un agente le disparó una bomba lacrimógena al ojo izquierdo en marzo de 2020. Desde entonces, lleva una prótesis a la que no termina de acostumbrarse, y no volvió a marchar por miedo a perder el otro ojo. "Nos reprimieron para silenciarnos, porque no quieren cambios. Fue una agresión calculada", expresó.
"Nunca había votado porque no creo en la política nefasta que ha perpetuado la desigualdad, pero esta vez hay una diferencia: no quiero que todo el sufrimiento sea en vano", reconoció la fotoperiodista Nicole Kramm, agredida el 31 de diciembre en Plaza Italia, el epicentro de la revuelta. Hoy, más de un año y medio después, ha encontrado "un poco de tranquilidad" dejando atrás los ataques de pánico y volvió a documentar la violencia en las calles, aunque es consciente de que nunca volverá "a ser la misma de antes".
"Que Gonzalo Blumel, exministro de Interior y responsable político de haber cegado a Gustavo Gatica y Fabiola Campillai (las dos personas que se quedaron completamente ciegas), sea candidato a constituyente es aberrante", denunció Kramm.
En tanto Diego Foppiano, estudiante de 24 años y a quien un perdigón le arrebató el globo ocular izquierdo al inicio de la crisis, votó por primera vez en los comicios de 2017, que llevaron al poder para un segundo mandato no consecutivo a Piñera. Siempre fue el más interesado por la política en su círculo íntimo, pero esperaba que sus amigos fueran a las urnas el fin de semana para "echar a la misma gente que lleva años gobernando el país a su antojo".
A Felipe Riquelme, de 41 años, no le gustó la idea de que el cuerpo de Carabineros custodiara las urnas la noche del sábado. Para este antiguo soldador minero a quien la lesión le impide retomar su profesión, el estallido ha sido "un parto desgarrador cuyo resultado es una vida nueva, con esperanza, con fuerza, con libertad". "Quiero verlo así, que mi sufrimiento y el de muchos compañeros sirva para crear un Chile con más dignidad", agregó.