La Corte Suprema de Estados Unidos aceptó este lunes un recurso para examinar una ley de Misisipi que prohíbe la mayoría de los abortos a partir de la semana 15 de embarazo, después de que dos tribunales inferiores la declararan inconstitucional, un caso que podría cuestionar el histórico fallo de 1973 que legalizó el aborto en todo el país, bajo determinadas restricciones.
En Estados Unidos fue la Corte Suprema la que reconoció el derecho de la mujer al aborto en una emblemática decisión de 1973 titulada "Roe vs. Wade". Tiempo después, el máximo tribunal precisó que las mujeres pueden abortar mientras el feto aun "no sea viable", lo que corresponde a unas 22 semanas de embarazo.
Sin embargo, hay grupos que todavía se oponen a las interrupciones voluntarias del embarazo, especialmente en círculos religiosos, y que consiguen en los estados más conservadores la aprobación de leyes que restringen el acceso de las mujeres a estos procedimientos.
Hasta ahora, esas leyes que contradicen directamente el marco establecido por la Corte Suprema, incluidas las que prohíben todos los abortos o limitan los abortos a las primeras semanas de embarazo, han sido sistemáticamente derogadas por los tribunales.
Por eso el revuelo generado este lunes tras la decisión de la Suprema Corte de aceptar pronunciarse sobre la Ley de Misisipi, sancionada en 2018, que prohíbe los abortos después de la semana 15 de embarazo excepto en casos de emergencia médica o anomalías fetales graves.
Esa ley llegó a la Corte Suprema por un recurso que presentaron los autores de la misma luego de que dos tribunales la rechazaran en diferentes instancias. La Corte Suprema podría haberse negado a tomar el caso, una práctica habitual en este tema que habría validado las decisiones de los tribunales inferiores, pero decidió en cambio cambiar su costumbre y considerar la apelación.
Será el primer caso de aborto que aborda la máxima instancia judicial estadounidense desde que el expresidente Donald Trump consolidó --durante su gobierno (2017-2021)-- una mayoría conservadora en el tribunal: tres de los nueve jueces que considerarán la ley fueron designados por el mandatario republicano.
Durante la campaña electoral de 2016, para convencer al electorado de la derecha religiosa, Trump prometió nombrar jueces en todos los tribunales federales con valores conservadores, en particular opuestos al aborto, promesa que cumplió durante su mandato con el nombramiento de 3 magistrados en la Corte Suprema, incluida Amy Coney Barrett, una católica devota, quien sustituyó a la defensora de los derechos de la mujer Ruth Bader Ginsburg, fallecida en septiembre del año pasado.