Independiente, Colón, Racing y Boca jugarán el próximo fin de semana en San Juan las semifinales de la Copa de la Liga Profesional. Pero Estudiantes, Talleres de Córdoba, Vélez y River bien pudieron haber ocupado ese lugar. Los cuatro empates registrados al cabo de los partidos (dos 0 a 0 y dos 1-1) y las cuatro definiciones por tiros desde el punto penal expusieron un escenario de equilibrio extremo. Nadie tiene mucho más que nadie y las diferencias son mínimas y circunstanciales. Lo que para algunos es una muestra de competitividad apasionante, para otros es un sinónimo de mediocridad apabullante. Cualquiera le gana a cualquiera. Acaso porque en la cancha, los grandes ya no lo son tanto y los chicos, hace rato que dejaron de serlo. Y afuera, los técnicos, todo el día y todos los días, estudian y trabajan para achicar diferencias.
Además, los casos positivos de coronavirus y el ajetreo de viajes y partidos a los que obligan la Copa Libertadores y la Sudamericana han introducido dos factores externos que, en cierta manera, han desvirtuado la competencia local. La Copa de la Liga no la ganará el mejor equipo del momento sino aquel que pueda absorber los embates de la pandemia y la fatiga física y mental acumulada de tanto viajar y jugar. En ese sentido, Colón aparece con ventaja ya que no atiende los dos frentes. Pero esta semana, las cargas estarán mas repartidas: sólo Racing debe irse a Brasil para enfrentar a San Pablo. Boca será local en la Bombonera ante Barcelona de Ecuador por la Libertadores e Independiente recibirá en Avellaneda a Bahía de Brasil por la Sudamericana.
Todo se ha emparejado. Y la falta de grandes jugadores y la venta acelerada de las promesas más jóvenes contribuye a que así sea. Hace rato que ya no están aquellos que resolvían los partidos por si solos. Muchos entrenadores ponen el acento en no dar ventajas primero y en tratar de ganar después y eso iguala lamentablemente hacia abajo. A falta de talentos, los equipos se construyen desde el esfuerzo repartido. La idea es moverse siempre y no quedarse quieto nunca, aunque después no se tenga muy en claro por qué y para qué. Quedan pocos pensadores que aporten un rayo de luz dentro de las canchas. El tema es que muchas veces, ni hacer eso les dejan.
Por eso, se ven los partidos que se ven y sale lo que sale. Y por eso también, el fin de semana pasó sin que haya ganadores en los 90 minutos. Todo se resolvió desde los once metros. Y no fue una circunstancia ni una casualidad sino una radiografía del estado de las cosas en el fútbol argentino. River jugó disminuido por los quince contagios y Talleres y Vélez mostraron, tal vez, el mejor fútbol de los ocho participantes. Pero les faltó contundencia para ratificarlo en el marcador. Independiente, Colón, Racing y Boca pasaron y están a dos partidos del título. Pero ninguno despeja dudas ni enamora. Hacen lo que pueden y eso les alcanza para ganar y avanzar. Jugar mas o menos bien es otra cosa y por lo visto, no figura en los planes de nadie.