Los partidos tradicionales, sobre todo los de derecha, quedaron arrinconados en la Convención Constituyente chilena que creará nuevas reglas de juego en el país que supo enriquecer a unos pocos a costa de la desigualdad de muchos. La Convención fue electa bajo un mecanismo de paridad de género único en el mundo, que garantizó un mínimo de 45 por ciento de mujeres. Hace un año y medio, esas mismas mujeres jóvenes y combativas pusieron en jaque al gobierno de Sebastián Piñera encabezando las protestas que estallaron en todo el país. El descontento popular gatilló un proceso constituyente inédito, y su participación en los comicios de este fin de semana fue crucial para legitimarlo.
Con muchas mujeres representantes del movimiento feminista entre las candidatas, ahora intentarán incluir en la nueva Carta Magna algunas de sus principales demandas: erradicar la violencia machista, promover el ecofeminismo y garantizar el aborto legal, seguro y gratuito, entre otras. Página/12 conversó con Constanza Schonhaut y Camila Musante, dos jóvenes de izquierda que fueron candidatas constituyentes y condensan a la perfección la necesidad de nuevos liderazgos en el país trasandino.
La lucha por una democracia paritaria, inclusiva y deliberativa
La aplastante victoria del "Apruebo" en el Plebiscito de octubre de 2020, que con un 80 por ciento de los votos abrió la posibilidad de enterrar la actual Constitución, llevó a decenas de feministas de todas las edades, afinidades políticas y profesiones a alistarse como candidatas en las constituyentes. Entre ellas irrumpió la figura de Constanza Schonhaut, electa por el Frente Amplio en el Distrito 11, que agrupa a las comunas de Vitacura, Lo Barnechea, Las Condes, Peñalolén y La Reina.
Schonhaut es abogada y militante feminista. Formada en la educación pública, participó activamente de las movilizaciones del 2006, la llamada Revolución Pingüina. "Estaba en el último año de la secundaria. Ahí empecé a poder verbalizar esas intuiciones respecto a la injusticia que a veces tenía, pero no contaba con los espacios para poder darle forma a la reflexión", recuerda en diálogo con este diario.
Luego vino su participación en asambleas universitarias, la irrupción política de los movimientos sociales y la fundación del Movimiento Autonomista en 2016. Schonhaut tuvo un impasse en la actividad política hasta que el estallido social de 2019 la puso a disposición del nuevo proceso constituyente. "Fue evidente la derrota de los partidos tradicionales que han gobernado durante los últimos 30 años. Creo que es una buena noticia para dar vuelta el paradigma neoliberal en Chile y poder avanzar hacia una sociedad más justa", remarca.
"La ciudadanía está pidiendo caras nuevas pero también ideas nuevas. Un lenguaje, una forma de relacionarse, una forma de hacer política distinta", agrega Schonhaut, quien enfatiza que durante la campaña la gente se sorprendía mucho cuando repartía un volante y les decía que ella misma era la candidata. "Todos nuestros voluntarios están en el proyecto por convicción, no pagados, somos capaces de presentar nuestros proyectos en las conversaciones con la gente. Hay que volver a hacer de la política un ejercicio cotidiano", sostiene.
Schonhaut defiende la construcción de una Constitución feminista sostenida por tres pilares: "Reconocer el rol de los cuidados como eje organizador de la sociedad a través de un 'Estado cuidador'; plantear una democracia paritaria, inclusiva y deliberativa; y alcanzar una Constitución que garantice la soberanía de las personas sobre sus proyectos de vida". Esta política de 31 años aclara que hablar de una democracia inclusiva es también entender que no sólo las mujeres han sido excluidas del espacio público, "también un montón de grupos que no necesariamente representan minorías como son los pueblos originarios, las personas con discapacidad, las personas migrantes, niños, niñas y adolescentes para quienes tenemos que construir una sociedad donde tengan voz".
Una de las banderas feministas que más moviliza a Schonhaut es el derecho al aborto. "Durante la campaña hablamos de aborto en la televisión abierta y planteamos la urgencia de legislar de manera sustantiva un aborto libre, gratuito y seguro. Creo que esto va a ser un tema en la nueva Constitución porque al menos debiese poder garantizar de manera explícita los derechos sexuales de las mujeres", asegura.
Schonhaut recuerda el estallido de 2019 como antecedente necesario para entender este proceso de cambio histórico: "En sus principios fue lo que mi generación esperó durante mucho tiempo: que nos diéramos cuenta de que había que cambiar radicalmente las cosas". De octubre a diciembre de 2019, la dirigenta del Frente Amplio colaboró con el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) de Chile haciendo visitas nocturnas a comisarias. "Con todo lo complejo que fue el proceso, siento que con esta constituyente termina el 2019 y recién ahora empezamos un nuevo ciclo”, enfatiza.
La defensa de la agenda ecofeminista
Con 31 años, Camila Musante tiene una maestría en derecho ambiental y es subdirectora en derecho público de la Asociación de abogadas feministas de Chile (Abofem). A diferencia de Schonhaut, Musante no entró a la Constituyente aunque vivió todo el proceso como un triunfo. "Tuve la votación más alta de las mujeres en mi distrito con 16.197 votos, pero el sistema electoral de listas me dejó afuera. Es mi primera elección así que obviamente estoy muy contenta por los resultados", reconoce la candidata independiente que se presentó por el movimiento Fuerza Común.
Musante se declara ferviente defensora del 'ecofeminismo', un movimiento que se encarga de explicar de manera didáctica: "Hay que mirar los puntos en común que tienen los movimientos feministas y su vez las miradas ecológicas. Creo que ambos buscan acabar con sistemas de dominación presentes en la sociedad pero reflejados en distintas realidades. En el caso de los feminismos lo vemos a través del patriarcado, y en el caso de la naturaleza lo vemos a través de la explotación de recursos naturales y el extractivismo. Yo creo que eso responde a la lógica del sistema capitalista", sostiene la joven militante, y reconoce que batallará porque esa agenda se imponga en la nueva Carta Magna.
"Partimos de cero. Hay que establecer un Estado social de derechos que diste de lo que existía en la Constitución de 1980 que consagraba un Estado subsidiario, ausente y no garante de derechos básicos", advierte Musante. La joven dirigenta de Abofem participó de las protestas desde el primer día y dice que la masividad de la convocatoria la tomó un poco por sorpresa. "Estuvimos protestando junto a mi pareja en una estación de metro. Salió mucha gente a la calle. A las 12 decretaron el toque de queda, los militares salieron a las calles a dispararle a la gente y seguimos saliendo de todas formas", cuenta.
Musante recuerda que la última vez que se movilizó fue en la marcha del 8-M en 2020, "donde nos concentramos incluso en más cantidades que para la marcha más grande (la del 25 de octubre de 2019), pero se ve que no nos quisieron contabilizar, una vez más las autoridades invisibilizándonos...". Aunque reconoce que falta mucho para que las nuevas demandas se incorporen al marco constitucional chileno, Musante celebra el triunfo de los nuevos liderazgos. "Es como si hubiéramos ganado la Copa América otra vez, pero multiplicado por mil", sostiene con picardía.