El comienzo de la nueva temporada de Showmatch no estuvo ajena a la moda vintage que inunda a la pantalla chica. Como si fuera una manera de recuperar aquellos años dorados, cuando la TV argentina monopolizaba el entretenimiento audiovisual hogareño y la plataformas de streaming ni siquiera eran imaginables, el revival de viejos conocidos se hizo presente en el debut del programa que desde hace 31 años forma parte del zapping y de la cultura argentina. Desde los segmentos de humor que lo volvieron popular allá lejos y hace tiempo, hasta el doblaje humorístico cinematográfico y la ostentosa -pero siempre nula de sentido artístico- apertura musical, el ciclo de Marcelo Tinelli se renovó reciclando su propio pasado. Atado a su propia historia, Showmatch hizo gala de un “eterno retorno” que se repite pese al paso de los años, las transformaciones sociales y culturales, y hasta una pandemia. Se sabe: nadie es indemne al andar de las agujas del reloj.
El estreno de un nuevo año, tras un 2020 ausente, fue una suerte de viaje al pasado. La reiteración de una fórmula que no sorprende. Pero lo que es más grave: pareciera que ni siquiera se la intenta renovar, pese al año y medio de ausencia. En el debut del programa de mayor presupuesto de la TV argentina, no hubo novedades creativas, sino más bien los gags y chistes de siempre, con los protagonistas más o menos habituales. Una estructura que en el pasado le dio resultados a Showmatch, pero que sabe a poco en tiempos en los que los televidentes tienen tantas opciones audiovisuales al alcance de su mano, con un paladar cada vez más exigente. En su debut, la mayor renovación del ciclo fue la del rostro retocado de Tinelli, que hasta él mismo se permitió resaltar en el doblaje con el que se inició el programa (“parece Diego De la Vega, El zorro”, bromeó El jokerdoblado a la vieja usanza sobre el evidente restyling del conductor).
Sin barbijos ni respeto por el mínimo distanciamiento social, Tinelli se encargó de repetir una y otra vez que los dos centenares de personas presentes en el estudio estaban todas hisopadas y algunos hasta “más de una vez”, exageró. “Hoy hicimos 196 hisopados, todos negativos. Ahora ya no se marca el rating en la TV argentina sino los hisopados”, bromeó, como una forma de justificar la muchedumbre presente en Baires sin cumplir protocolo alguno. Esa imagen voluminosa, sin tapabocas ni distanciamiento, no pareció ser una decisión acertada ni el mensaje adecuado en medio del peor momento de la pandemia. El mejor reconocimiento al personal de la salud no era regalarles un musical, sino respetar el protocolo.
Como es habitual, el conductor -al que se lo notó extrañamente agitado y emocionado- aprovechó el debut para brindar uno de sus clásicos mensajes, previos al comienzo del show. “Todos estamos pasando una época difícil, de angustia y de mucho sufrimiento, ojalá les saquemos una sonrisa y nos podamos divertir todas las noches. Atravesamos una realidad cambiante, nadie nos enseñó a vivir en una pandemia. Si algo nos enseñó es que tenemos que estar juntos, apoyándonos unos a otros, especialmente a los que más lo necesitan. Es tiempo para estar unidos y para ayudar al otro”, subrayó Tinelli. No hizo ninguna referencia a la realidad política, aunque adelantó que los viernes irá “Politichef”, el reality de imitaciones de los más importantes políticos argentinos, al que llamativamente María Eugenia Vidal no participa. Cualquier coincidencia del lanzamiento de “Politichef” a que justo sea un año electoral, no es mera casualidad en el universo tinelliano.
En ese rancio túnel en el tiempo que propuso en su debut, Showmatch rescató del baúl de los recuerdos al segmento humorístico “El insoportable”, que tuvo como invitado a Carlos Tévez, al que por supuesto le preguntaron y se rieron de todo menos sobre el pedido que el futbolista le hizo a la Justicia argentina para evitar pagar el aporte extraordinario a las grandes fortunas. No sea cosa de incomodar. Entre los legendarios sketches, “Los Tacks See Boys” contaron con la presencia de Moria Casán, mientras que el conductor Darío Barassi acompañó a los “Tangueros”. Todos segmentos de humor a los que se los vio no solo anacrónicos sino también más forzados de como se los recordaba. El paso del tiempo también les pasó factura a ellos. ¿No será hora de probar con nuevos sketches, en vez de desempolvar viejos y propios de otro tiempo?
Entre las muy bien logradas imitaciones de Mauricio Macri (a cargo de Freddy Villarreal) y de Susana Giménez (Fátima Florez), más la docena de caricaturas de todo tipo de personalidades públicas que realizó Martín Bossi, Showmatch propuso para el final un show musical que -a tono con este regreso- estuvo anclado en hits de los ochenta y noventa, con la presentación en vivo de Cae (“Te recuerdo”), el Bahiano (“Eu vi chegar”), César “Banana” Pueyrredón (“Cuando amas a alguien”), el “Pájaro” Gómez de Vilma Palma (“La pachanga”), Pipo Cipolatti (“El estudiante”), Fabiana Cantilo (“De mí”), Marcela Morelo (“La fuerza del engaño”) y “Cucho” Parisi (“El murguero”). Fue el cierre de un ciclo que regresó como si el tiempo no hubiera pasado. Pero que inevitablemente pasa para todos. No hay maquillaje ni retoques que sean capaces de detenerlo.