Trump

El mundo "políticamente correcto" no sale de su asombro ante el triunfo de Donald Trump, la bestia burguesa tan parecida a un fascista que ha sido electo como presidente de EEUU. Y es que la globalización imperialista parece tan instalada para los beneficiarios y sus adulones genuflexos, que no pueden concebir semejante sacudón nada menos que de parte del pueblo del centro imperial. La globalización también ha creado una "cultura", a la que el mundo debió adaptarse. Las elecciones yanquis mostraron una realidad que esa cultura quiso ocultar.

En primer lugar, habría que mencionar que muchos parecen haberse desayunado de una verdad ya incontrastable: en "el gran país del norte" hay pobres. Y millones de pobres.

Otro hecho significativo es que la democracia yanqui, otra vez expuesta, se parece mucho más a una parodia que a una virtud social. La participación de la población habilitada para votar en EEUU fue del 57%. De ellos, 60.981.118 votaron a Clinton, mientras que 60.350.241, un 26% del total, lo hicieron por el electo presidente. Es decir, Trump ganó las elecciones, pero sacó menos votos que su oponente ¿Cómo puede ser semejante cosa? Pues, porque el sistema electoral del país del Norte lo hace posible, lo cual constituye toda una farsa monumental. 

No es la única contradicción que genera la elección del magnate xenófobo y misógino. La alienación extrema de la población en la potencia imperial capitalista no debiera sorprender a nadie. Porque si el pobrerío con bajos niveles de educación vota a un explotador directo como Trump, mucho más extraño es que los teóricamente más informados y formados, defensores de los derechos democráticos sociales e individuales, se conviertan en un proceso eleccionario en socios de Wall Street, la Reserva Federal y el establishment de los medios de comunicación, aunque sea incoscientemente. Es que ése era el arco que apoyó la candidatura demócrata.

Trump dice que irá contra los inmigrantes, y probablemente será la única promesa de campaña que podrá cumplir.

Es responsabilidad del movimiento revolucionario hoy constituido hacer los aportes necesarios para generar la alternativa creíble donde canalizar los sueños de los millones de explotados del mundo en ese tiempo que vendrá.