La derecha neoliberal con base agraria no se cansa de repetir la remanida muletilla descalificatoria sobre la ineficiencia del estado y la inutilidad de la política y los políticos. ¡¡¡Todo lo que “ellos” podrían hacer… sI el estado, los políticos y las “odiosas” regulaciones gubernamentales no existieran!!! Asunto tan incomprobable como la existencia de perros verdes. Atribuyen a la política y al estado todos los males existentes y por existir. Los ofusca “tan solo” que el gobierno les pregunte “algo” para mejorar la recaudación fiscal o que intervenga mínimamente con el objetivo de garantizar alimentos accesibles para los sectores populares.
Eso sólo ya es una intervención intolerable, rayana con el comunismo. Por ende, la deriva de la acción del Estado en materia de políticas sociales como la AUH o los planes para los sectores más vulnerables merecen todo su repudio y las interpretan como un despilfarro inadmisible.
Ahora: ni se inmutan cuando se fugan un crédito completo del FMI, o con estafas descomunales como las del Correo Argentino, los Peajes o los Parques Eólicos. Esos “detalles” no cuentan, todos los males tienen que ver con: “un gasto público galopante y de baja calidad, producto de un estado sobredimensionado e ineficaz”, según dice la inefable Mesa de Enlace, conspicua vocera de estas ideas ultramontanas.
Pero…ellos: ¿qué tan eficientes son como para pontificar sobre la eficiencia ajena? Veamos: “Soja 1300 millones de dólares tirados en el campo”, titula Perfil, y también lo reproduce el periódico conservador La Nación. Tamaña pérdida es por la falta de una correcta regulación de las cosechadoras. Según un estudio del INTA, por no calibrar bien las máquinas, se pierden 142 Kg/hectárea. El nivel promedio de pérdidas representa alrededor de 2,37 millones de tn. No es “moco de pavo”.
El INTA plantea reducir un 20% los valores actuales de pérdidas con el objetivo de aumentar los saldos exportables del país en 258 millones de dólares. El “ineficiente estado”, es decir el INTA, está organizando jornadas de capacitación para los eficientes sojeros con el objetivo que aprendan a controlar y regular sus máquinas; a los efectos de que no pierdan plata, ni los productores, ni el estado, ni los contratistas. ¿quién diría no?...
Pero uno de los sectores más ineficientes del “campo argentino” es la ganadería, cuya representación gremial es ejercida por la Sociedad Rural Argentina, que es la que más clama y despotrica contra la inutilidad del Estado. La bajísima tasa de nacimientos y destetes de nuestros rodeos es el mejor ejemplo de lo que digo. El destete hoy no supera el 60% y es un indicador de la pobre performance al respecto. Esto significa que cada 100 vacas sólo 60 terneros llegan a ser faenados. Según lo que publicó el Ing. Juan Carlos Aba, veterinario y vicepresidente de CAPROVE, en la Revista MDA de cuyos análisis extraemos que la Argentina produce 56 kg de carne bovina, mientras que Australia produce 76 y los EEUU 127 por animal. Este es otro indicador de la baja productividad relacionada-en este caso- con el peso mínimo de faena.
Los técnicos nos dicen que faltan alrededor 2 millones de terneros adicionales para abastecer correctamente el mercado interno, y seguir exportando. Actualmente se producen alrededor de 14 millones, que se corresponden con el 61% del destete que señalamos. Tenemos 23 millones de vacas de cría en los campos; con solo mejorar un 10% los índices de preñez y llevarlos del 61 % al 71% tendríamos un adicional por productividad de 2.300.000 terneros, que es lo que esta faltando para atender los dos frentes, el interno y externo.
Ahora bien, que las vacas no se preñen adecuadamente o que las máquinas no se regulen como corresponden son casos de ineficiencia de índole estrictamente privada que no podemos achacársela al estado ni a la política, como tan habitualmente surge del discurso de este sector. Tan acostumbrados a reclamar eficiencia en los otros; o reglas claras y después evadirlas, o a exigir honorabilidad y comerciar en negro. En fin, es fácil ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Un poco de humildad y humanidad sectorial no vendría nada mal en estos momentos tan difíciles que nos toca vivir… Salud y cosechas
Máximo Paz-otoño 2021