"Me gustaría no volver a verlos nunca", fue la expresión que Cristina García, la madre de Jimena Salas, asesinada en la localidad de Vaqueros el 27 de enero de 2017, usó ayer al retirarse de la audiencia de juicio después de haber prestado declaración testimonial. 

Tanto García como el padre de la víctima, Raúl Salas, quien optó por no declarar, se presentaron ante la citación de la defensa de su exyerno, Nicolás Cajal Gauffín, que está siendo juzgado por supuesto encubrimiento del crimen de su hija. García dio cuenta del escaso trato que tiene con Cajal Gauffín, de quien dijo que no lo considera su familia, que era el "concubino" de su hija y hoy solo lo ve "en la puerta" cuando ella busca a las nietas o él se las deja. 

Los jueces Francisco Mascarello, Federico Diez y Federico Armiñana Dohorman juzgan a Sergio Horacio Vargas como partícipe secundario de homicidio triplemente calificado, y a Cajal Gauffín, por encubrimiento agravado. 

 Ante la consulta del juez Mascarello a la madre de la víctima, respecto a si quería declarar, teniendo en cuenta el "ostensible trato familiar" que tenía con su exyerno Cajal Gauffín, ella expresó que no tiene vínculo familiar con ninguno de los imputados. "Uno de los imputados era simplemente el concubino de mi hija, es el padre mis nietas, no creo que eso sea familia. Qué declarar no tengo, no sé. No tengo trato familiar con él. Mi único trato pasa por decir ¿puedo ver a mis nietas?, y él nunca se negó", aclaró García. 

El abogado de Cajal Gauffín, Pedro Arancibia, comenzó preguntándole sobre Salas, si recordaba la última comunicación con su hija. Contestó que no se acordaba pero dijo que hablaban con frecuencia. La mujer contó que el día del crimen, el 27 de enero de 2020, cuando fue hasta el lugar, se llevó a las nietas porque "las tenían metidas en un auto y las tuvieron toda la tarde en los rayos del sol". También relató que después se fueron a vivir a su casa las niñas y su padre, Cajal Gauffín.

Respecto a estas nenas, que tenían tres años en ese entonces, García dijo que "eran demasiado chiquitas", y que "se podía hablar únicamente con una" debido a que la otra tiene autismo. La nieta que además declaró luego en la cámara Gesell también relató a su abuela lo que vio. "Ella lo único que me contó es que unos hombres malos la habían atacado a su mamá, que las habían encerrado en el baño y su papá llegó luego a rescatarlas (...) Lo único que le pregunté fue si conocían al hombre malo y me dijo que no", testimonió García. 

La mujer dijo que desconocía cómo era la relación de Cajal Gauffín con su hija. "Sí puedo decir que (Jimena) no era afecta a la familia del señor Cajal, no le tenía mucha simpatía, no indagué por qué. También puedo decir que yo visitaba frecuentemente a mi hija y si estaba en su casa, ella me miraba y me decía 'ya viene Nico', eso significaba que yo me tenía que ir, ¿por qué?, no lo sé, nunca lo averigué", manifestó. 

Respecto a su vínculo actual con Cajal Gauffín, García explicó "en el primer tiempo (después del asesinato de Salas) me mantuve en contacto. Después él formó pareja, yo desaparecí de su vida y mi único contacto con él es pasar a buscar a las nenas, a lo que nunca se negó", detalló. "Ni yo entro a su casa ni él a la mía", aclaró y explicitó que solo se cruzan "en la puerta" cuando ella busca a las nietas o él se las deja.  

El abogado defensor le consultó cómo veía a sus nietas ahora, pero la mujer no contestó, solo manifestó que su respuesta sería "demasiado subjetiva" y lo que podía decir era "solo emocional".. 

El fiscal Gustavo Torres Rubelt consultó cómo era la víctima con los animales, esto debido a que una de las hipótesis es que los asesinos habrían usado como señuelo un caniche toy que estaba perdido para que ella les abriera la puerta. "Jimena era una persona caritativa, empática y se podía compadecer de todo, de un perro, de un pájaro, de un hombre, de cualquier persona que ella viera que necesitaba ayuda (...) se iba a compadecer", relató la madre. Dijo que a Salas le gustaban los animales, que entendía que debía cuidarlos y protegerlos y los quería, pero no llegaba a considerar a los perros sus hijos como sí hace ella. La madre contó que aplica medidas de seguridad en su casa, que tiene alarma, cámaras, no abre la puerta cuando le tocan el timbre, y que eso fue lo que le había enseñado a su hija. 

La abogada del niño, Marta Aguilar, que asiste en representación de las hijas de Salas, consultó por el vínculo de la víctima con sus hijas. García contó que Jimena "quería demasiado" ser madre y se había sometido por casi un año a tratamientos de fertilidad "espantosos". Añadió que su hija "sufrió" por querer tener hijxs. "Por sus hijas dejó de trabajar. Siempre fue una persona independiente. Por sus hijas dejó su vida. En estos momentos eso es lo único que me duele de esta circunstancia. El mayor temor de ella era no poder criar a sus hijas, y los mayores temores en la vida suceden...", expresó. 

García dijo que Cajal Gauffín y su hija iban a su casa a almorzar en año nuevo o el día de la madre. "Yo sí pasaba por su casa frecuentemente. Me tomaba un tiempo en la mañana o en la tarde para pasar a verla. Siempre fui, pero, sinceramente, cuando el señor Cajal no estaba. El trato que tuve con el señor Cajal en todos estos años fue mínimo", insistió. "Yo en estos momentos soy la abuela de sus nietas, él me respeta como tal y espero que me respete como tal", añadió la mujer. Por último, después de levantarse de la silla y ya de espaldas a los jueces, fiscales, abogados e imputados, dijo: "me gustaría no volver a verlos nunca". 

"Pruebas"  imprecisas

Efectivos de la Policía Federal, empleados de la AFIP y un efectivo de la Policía de la Provincia, declararon este martes en forma conjunta ante el Tribunal. Exhibieron un video filmado durante la realización de una pericia punto a punto con canes, efectuada sobre un maletín secuestrado luego del crimen de la habitación que compartína Cajal Gauffín y Salas.

Cuatro perros, adiestrados en la detección de dólares estadounidenses y sustancias estupefacientes (cocaína, heroína, marihuana y derivados, detectaron que el maletín en algún momento tuvo alguno de estos elementos. Sin embargo, tanto el personal de la policía federal como de AFIP aclararon que no podían precisar qué contenía exactamente el maletín, si divisas o drogas ni cuáles de éstas, tampoco qué cantidad ni en qué tiempo. En definitiva, esta prueba con canes, resulta imprecisa e insuficiente para probar si aquel 27 de enero en que fue asesinada Salas, el maletín contenía dinero o drogas. Solo se ha demostrado que en este bolso se encontraron manchas de sangre que serían de uno de los asesinos o que corresponde a un perfil genético hallado en la escena del crimen y que permanece sin identificar.  

El comisario Paulo Costilla, quien prestó declaración, consideró que los asesinos fueron a robar lo que había en el maletín, indicó que el lugar no estaba desordenado, que encontraron un goteo de sangre que corresponde a un perfil genético hallado en la escena y que va hasta el dormitorio de la pareja. Además, detalló que había un alhajero sobre la cama pero que no encontraron huellas ahí, solo en el maletín y añadió que había elementos de valor en la casa, como un tv led, una notebook, dinero en una caja fuerte, y nada de esto fue robado.