Ante el alarmante aumento de casos de coronavirus en la Ciudad de Buenos Aires, el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta se ve obligado a modificar su estrategia de bajo control de los contagios. En ese sentdo, por estas horas baraja la posibilidad de "un cierre total" durante los fines de semana y, según trascendió, la implementación de mayores restricciones para la actividad comercial durante los días hábiles.
Lejos --aunque no tanto-- parece haber quedado aquella disputa política sobre la presencialidad de las clases con el ámbito judicial como escenario. Luego de haber recurrido a la Corte Suprema de Justicia con tal de no acatar el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) del Poder Ejecutivo que incluía suspender las clases presenciales, ahora la administración de Rodríguez Larreta apuesta a un confinamiento estricto durante el fin de semana frente al innegable aumento de casos. Mientras tanto, el Gobierno nacional mantiene distintas reuniones con mandatarios provinciales y epidemiólogos para definir las nuevas medidas de cuidado, por lo menos hasta que se establezcan las normativas por ley.
Por caso, el ministro de Salud porteño, Fernán Quirós, aseguró que "los encuentros en lugares cerrados, sean laborales, familiares o sociales, donde hay más de dos o tres personas que están más de 15 minutos reunidas, son el motivo principal de ese repunte de casos". Por ello, el Gobierno porteño estudia avanzar con medidas más estrictas.
Una de ellas, y la de mayor impacto, sería el “cierre total los fines de semana” de las actividades comerciales del distrito, con el objetivo de limitar la circulación en un esquema similar a una fase 1 y desalentar los encuentros sociales y familiares en lugares cerrados algo que, si bien está actualmente prohibido, el cumplimiento efectivo es más que bajo.
Con esta medida, los sábados y domingos solo permanecerían abiertos los negocios esenciales como alimentación y farmacias, mientras que los locales gastronómicos podrían funcionar únicamente bajo la modalidad de delivery o take away. Estos últimos, por otra parte, podrían abrir al público de lunes a viernes, pero solo con mesas situadas en los espacios exteriores, tales como veredas y plataformas. Mientras que los comercios no esenciales tendrían autorizada la atención de clientes solo desde la puerta de ingreso.
También, en el Gobierno de la Ciudad se analiza el posible cierre de los patios de juegos de las plazas para evitar las reuniones sociales en esos sitios, sumado a la implementación de mayores operativos de control para evitar las aglomeraciones y persuadir a las y los ciudadanos para que respeten el distanciamiento social y las medidas preventivas que busccan detener un nuevo aumento preocupante de casos de covid-19.
Pero, y a pesar de las restricciones que, si bien todavía están en estudio y deben ser confirmadas y anunciadas, cada vez parecen ser más probables, Quirós juzgó que "luego de un año y medio, la capacidad de la gente de cumplir la normativa se va perdiendo por múltiples motivos: psicológicos, sociales, laborales, emocionales, económicos". Luego el ministro agregó que considera "que no hay penalizar al ciudadano. Lo que hay que hacer es buscar un lugar más seguro", detalló Quirós y añadió: "Si necesitamos encontrarnos, el barbijo bien puesto y todo lo que podamos hacer en lugar abierto".
Sin embargo, las escuelas parecen no encajar en los esquemas de cuidado del Gobierno porteño, y siguen siendo la trinchera política de Larreta, que pareciera no ceder la presencialidad ante nada. Ni ante el considerable aumento de contagios entre niñas, niños y adolescentes en edad escolar; ni ante los 15 docentes muertos por coronavirus en la Ciudad ni el reclamo incansable de los gremios.
Así, y por ahora, todo seguiría igual en los niveles inicial y primaria --aunque aún no se descarta la implementación de algún día de educación a distancia--, mientras que solo desde el tercer año de secundaria --que ya se encuentra en un sistema de presencialidad mixto-- volverían a la virtualidad total como en 2020.