“Uno nunca se imaginaba que iba a pasar esto”, aseguró ayer Jackie Salazar, todavía impactada por las terribles horas que vivió desde poco después de las 14, cuando la comida de su familia fue interrumpida por un grito, seguido del aviso de su pareja de que había una chica tirada en la calle.
Jackie salió y vio a su vecina Jesica Maribel Solís. “Ezequiel la tenía del cuello pero Jesica ya estaba en el piso. Otra vecina de al lado de la casa de ella la tenía de la mano”.
-¿Qué le estás haciendo? –lo increpó.
-No, no, le estoy sosteniendo el cuello porque… -ensayó el agresor. “Había sido que empezaron a discutir, dice él. 'Discutimos y agarré, fue sin querer, el cuchillo, y bueno, y pasó, me enceguecí', eso es lo explicaba él”, contó la testigo.
La casa de Jackie está enfrente de la vivienda donde la víctima residía con su hijo de 8 años y tenía un almacén y venta de productos de verdulería y pollo. Ese niño, que es también hijo del agresor, Ezequiel, presenció el ataque, confirmó Jackie.
"Lo llevamos a la casa de una vecina de al lado, en un momento se me sale de la casa y gritaba mamá, mamá, el nene todo ensangrentado también”, aunque no estaba herido. Entonces, lo llevaron a otra casa, “y ahí lo pude contener porque el nene gritaba no la pude ayudar a mi mamá, no la pude ayudar, no la salvé, decía”.
Jackie cuidó al niño hasta que llegaron los hermanos de Jesica, a quienes pidió que buscaran a la abuela materna, alguien con quien pudiera sentirse más tranquilo.
Jackie, que integra la Federación de Organizaciones de Base (FOB), le ofreció a la madre de la víctima acompañarla en el camino de pedir justicia, "para que sea rápido, no sea un caso más" que quede sin condena, a pesar de que cuando llegó la policía, el agresor “reconoció que él lo hizo”.
"La ambulancia demoró"
Solo dos mujeres se acercaron inmediatamente a tratar de socorrer a Jesica Solís. Y así estuvieron, con el asesino ahí mismo, hasta que llegó un móvil con dos policías. Ellas pedían una ambulancia urgente, porque la joven todavía tenía pulso. “La ambulancia demoró un millón de años luz”, “pasaron unos 45 minutos”, sostuvo Jackie. Los policías de San Remo decían que venía del barrio Intersindical, pero “no es muy lejos tampoco”. Ella pidió un médico de la salita cercana, pero “tampoco” lo consiguió.
Y cuando finalmente llegó la ambulancia, "lo sacaron a Ezequiel y se lo llevaron y ahí dijeron, no, está muerta, no intentaron ni siquiera hacerle, no sé, primeros auxilios, yo no sé, no estoy en el tema, pero, algo”. Fue todo muy rápido. “Hubiera sido bueno que uno llegara cuando él tenía el cuchillo en la mano, pero no”, lamentó la vecina.
También la actual pareja de Ezequiel, Rocío estaba ahí. "Lloraba, lloraba con la nena en brazos y decía, Ezquiel, mirá lo que hiciste, no pensaste en tus hijos, no pensaste en la bebé, le decía”. Esa nena es también hija del agresor, que hacía ya años había formado una nueva familia y residía a unas dos cuadras de la casa de la víctima.
Por los dichos de les vecines, Jesica abrió el negocio en la pandemia, porque no tenía trabajo, y era un emprendimiento que llevaba adelante con su expareja y la actual pareja de él. Hubo coincidencia en que la víctima era "muy trabajadora", se dedicaba a la atención del almacén y al cuidado de su hijo.
Jackie dijo que no sabía de la violencia que al parecer venía sufriendo de antes la joven de 29 años. Y contó que su madre le dijo que Jesica tampoco había pedido ayuda a la familia y hacía poco había comentado que tenía problemas con su expareja y había presentado una denuncia para que no se acercara más. Jackie lamentó que la joven no avisara a sus vecinas para que estuvieran atentas y que pudieran asistirla en caso de que necesitara ayuda, hacer “algo, porque la situación está muy fea ahora, contra nosotras”.
Un barrio sin servicios
Según recuerdan sus vecines, Ezequiel y Jesica llegaron juntos a San Calixto, un barrio que data de unos cinco años, cuando el Instituto Provincial de Vivienda (IPV), entregó en venta casas construidas en ese sector. Esa fue la primera etapa, en la segunda etapa el organismo provincial solo vendió los terrenos, entonces llegó la pareja.
A pesar de que es un barrio construido por el Estado provincial, en San Calixto no hay servicios públicos, o están muy limitados. Sus habitantes no tienen conexión eléctrica ni de gas natural, hace más de un año pusieron la red cloacal; las calles son de tierra y el colectivo dejó de pasar en la pandemia. En el fondo persisten dos asentamientos, en un espacio en el que estaba prevista la construcción de la escuela y la salita de primeros auxilios.
Con el asesinato de Jesica Solís, ya son seis los femicidios cometidos en la provincia en lo que va de este año. El último fue hace ocho días, el 12 de mayo, en la localidad de La Merced, donde fue acuchillada Nancy Rodríguez.
Además, este año fueron asesinadas Graciela Flores y Nancy Villa, ambas en enero; mientras que Macarena Blanco y Fabiola Echenique fueron asesinadas en marzo. Villa era una adolescente de 14 años integrante del Pueblo Wichí de la Comunidad Misión La Loma, de Embarcación.