El subsecretario de Asuntos Penitenciarios Jorge Bortolozzi desplegó una mirada crítica ante Rosario/12 sobre el perfil del personal penitenciario, diez de cuyos hombres terminaron presos esta misma semana porque la justicia los encontró responsables de la fuga de dos internos de la cárcel de Piñero. "La moral, la capacitación y la ética están en la mira. Vamos a tomarnos de 30 a 40 días para reordenar el sistema y reubicar personal", dice el funcionario que sólo tiene tres meses en su función, debajo del secretario del área y pastor evangélico Walter Gálvez. También reveló que el abogado Martín Mazzeo, quien patrocina a Esteban Alvarado, defiende a cuatro de los guardiacárceles detenidos por la doble fuga.
-¿Cuál es su lectura de la semana que termina con la fuga de dos internos de Piñero?
-En verdad, después de tres meses de gestión, tengo una foto realista de la situación por la que atraviesa el sistema penitenciario: una, sobre el personal que evidentemente no está en condiciones de garantizarnos una prestación del servicio correcto, si no estamos permanentemente monitoreándolo. Otra es que la estructura de cuadros está alterada, hay numerosas faltas por esto, y se han dado situaciones en las que los propios empleados han cambiado la guardia, sus turnos. Y eso a nosotros nos dificulta permanentemente la organización del servicio. Entonces, la lectura que nos deja este episodio es que necesitamos mucho trabajo interno, mucha instrucción, mucha capacitación y la recalificación y la ubicación de todos los empleados en donde estaban con anterioridad. Vale decir: vamos a hacer una redistribución de tareas y una evaluación en los próximos 40 días de todas las unidades, en especial las más complicadas como Piñero.
-¿Qué características tiene la cárcel de Piñero? Porque tiene alojados presos de alto nivel económico, narcos, como lo son Esteban Alvarado y René Ungaro. ¿Ese dinero puede ser un elemento corruptor?
-Este es un elemento que realmente puede ser determinante en un empleado que no está ni convencido ni fidelizado con la fuerza, que puede ser una persona que le da lo mismo ser guardiacárcel para controlar y custodiar a un preso y requisarlo, que no hacerlo. Al que le da lo mismo, evidentemente, si a eso se le suma el factor económico, una opción que tiene para ofrecer ese preso de alto perfil, y que además tiene capacidad de amenazar al personal... Evidentemente, el guardia está en una situación muy delicada. Algo delicado que ocurrió es que mientras algunos empleados del Servicio comprendieron la gravedad del hecho, otros lamentablemente creyeron que eran cosas que pasaban. Entonces el nivel de conciencia es lo que esta situación reveló.
-¿Por qué dice que hay detenidos que pueden amenazar a los penitenciarios?
-Esto pasa desde que existe la cárcel. Es que hay una cuota de poder que aunque parezca contradictorio ejerce quién es privado de la libertad, diciendo que tiene contactos en el mundo libre. Y es entonces cuando el guardia puede caer en alguna debilidad. Esto es muy humano, no podemos engañarnos. Por eso decía del proceso de fidelización y de fortalecimiento del guardia. Esto es en cuanto al aspecto humano, emocional del empleado, pero hay otro aspecto qué es el técnico: están las cámaras de televisión que deberían mostrar y monitorear dónde está permanentemente el celador y el guardia. Entonces, hay que trabajar seriamente para disminuir el nivel de poder de daño que tiene un interno de ese perfil, esa capacidad de maniobra, porque en estos últimos años se ha dado un fenómeno nuevo que es la narcocriminalidad. Antes no existían las balaceras a edificios públicos, comisarías, tribunales, fiscalías o juzgados. Es un fenómeno que llegó y no va a ser fácil erradicarlo. Por eso hay que trabajar muy fuerte en la cárcel.
-¿Por qué ocurrió esta fuga?
-Hubo varios elementos que se conjugan: uno es el interno que tenía más experiencias en varias fugas anteriores, quería fugarse aunque fuera por el tiempo que lo hizo, que fueron 24 horas. Hay que tener en cuenta que tiene veinte años de cárcel todavía. Pero este interno, Carlos Andrés D'Ángelo, dijo algo interesante en su declaración: dijo que los celadores estaban todo el día con el celular en la mano. Es decir, el preso tiene 24 horas para observar cada uno de los movimientos de los celadores, y esta es otra debilidad: el permitir que el celador en cualquier momento actúe con el celular. También pesaron los errores de los guardias, al no cumplir los reglamentos porque no tendrían que haber ingresado los bolsos de ese modo sin requisarlos. También se cometió otro error grosero por no haber verificado si la visita tenía una falsa identidad, como pasó, ya que ingresó al penal otra mujer con el documento de Tania García, quien esta presa. Entonces fue el poco apego al reglamento, a la función que había que cumplir lo que pasó.
-¿Cuál fue el objetivo buscado con esta fuga?
-Bueno, hay sectores que utilizan estos hechos para cambiar cosas. Hay que sectores se interesan en conspirar y así ir resquebrajando la cadena de mandos. Tenga presente que ser director de la cárcel de Piñero implica mucho poder. Un poder para hacer las cosas bien, pero también para hacer las cosas mal y a lo mejor hay quienes quieren hacerlo de este modo. Creo que hay disputas que pueden darse por ese penal, entonces tal vez detrás hay algún sector que debe estar detrás de los negocios. Lo que nos consta es que el jueves anterior, el 13 de mayo, ya circulaba la información por parte de uno de los delegados de pabellón, de que 'a esta gestión le quedan un par de días', según él mismo decía. Efectivamente a los tres días ocurre esta fuga. Evidentemente después de cada fuga, algo en la parte institucional ocurre.
-Usted advirtió esta semana que le llamaba la atención que fuera el mismo abogado el que defendiera al personal penitenciario y al mismo tiempo a Esteban Alvarado. ¿A quién se refiere?
-Al abogado Martín Mazzeo, quien defiende a cuatro empleados del Servicio Penitenciario acusados por esta fuga, y que en los últimos tiempos también tomó la defensa de Esteban Alvarado. Es más, se dio la situación en la puerta de la cárcel de Piñero de que, al ser Mazzeo un empleado del Servicio Penitenciario que no estaba en actividad, no podía ingresar al penal a brindarle asistencia jurídica a Alvarado, y tuvo que ir ante un juez para que se le permitiera. Ahora, finalmente, se le firmó la baja al Servicio de este hombre . Y esta no es una crítica a este señor, porque el abogado defiende a quien quiere, pero que sea un agente penitenciario quien elija al mismo penalista que patrocina a un preso emblemático, detenido dentro de la misma cárcel donde trabaja, bueno, creo que realmente es un tema que hace ruido.