Si hay algo cercano a la máquina del tiempo, es este concepto museográfico que permite, a través de realidad aumentada y tecnología 3D, manipular urnas e incluso, sacarte una foto como si estuvieras usando una máscara que la cultura Santamariana produjo hace 1000 años.
La exposición Santamariana, un legado de mil años, se basa en la magia de la virtualidad, y con el lente de la realidad aumentada, hace posible que el espectador pose las piezas de cerámicas del museo en la mesa de su casa.
Por qué posar una pieza virtual en la mesa de casa, o jugar a sacarse una foto con una máscara milenaria. No se trata de una simple posibilidad tecnológica o de las modas que impone la industria de los dispositivos inteligentes. En el concepto de esta exposición, la realidad aumentada cobra un doble valor. Lo que evidencia el juego virtual con piezas de entre 500 y mil años, es que esa cultura sigue viva en la actualidad y que esta muestra conecta, desde lo visual y lo sonoro, una herencia ancestral que a su vez es cotidiana en el noroeste.
Así lo explica a Catamarca/12, la arqueóloga Lorena Cohen, integrante del proyecto. "Proponemos un espacio de encuentro de la gente que vivió en el pasado, de las piezas que se realizaron y que siguen circulando con esas iconografías que están vigentes: los ñandúes, las serpientes bicéfalas, los sapitos…, que cuando los vemos sentimos que nos representan, son inspiraciones que se dan fuertemente en estas regiones”.
Por eso la motivación de esta singular exposición que cuenta con un catálogo de 72 piezas, algunas restauradas específicamente para la exhibición, es poner en diálogo estas piezas para incorporar voces sobre este legado ancestral, donde se cruza lo científico y lo popular en un estilo que es un sello del noroeste argentino. Sus formas iconográficas siguen siendo altamente valoradas y aún hoy inspiran a artistas y artesanos de la región.
Cohen señaló que eligieron el estilo Santa María porque es uno de los más representativos del NOA, “con una antigüedad que se inicia hace mil años aunque perdura hasta nuestros días en sus manifestaciones”. Al mismo tiempo dio detalles: “Sus características iconografías, colores y formas permiten hoy reconocerlas como propias de los Valles Calchaquíes. Los colores son rojos, morados, negros y blancos y las imágenes de animales más recurrentes son suris, serpientes, sapos, de rostros de largas cejas y de humanos ataviados, a veces portando cabezas trofeo, hachas y escudos. La silueta típica de las piezas es la de las urnas, pero no es la única”.
En este sentido, aclaró sobre el uso que se les daba a las urnas: “Si bien su función más común ha sido la de inhumación de infantes de corta edad y sus ajuares, han sido empleadas también en la vida doméstica como contenedores de alimentos. Las representaciones geométricas de las piezas permitieron correspondencias con textiles y plantear a las urnas como mujeres vestidas o como madres guareciendo a sus niños en su interior”, observó.
En tanto, la preeminencia de figuras de animales en la cotidianidad muestra la relación estrecha de esa cultura con la naturaleza y los rituales agrarios, como es el caso de la representación de la danza del suri en urnas santamarianas, que está ligada al inicio del ciclo agrario.
La arqueóloga hizo énfasis en que este legado llega a nuestros días, lo que se puede constatar en las artesanías de Catamarca, Tucumán y Salta. En tanto, la colección de la cual se seleccionaron estas piezas y que resguarda el Instituto de Arqueología y Museo (IAM) de la Universidad Nacional de Tucumán, se inició hace más de 100 años y está conformada por piezas de diferentes materiales y procedencias.
Cómo ver la muestra
Quien desee ver las piezas puede entrar al siguiente link: http://institutoarqueologiaymuseo.org/santamariana-legado-cultural-de-1000-anos-atras/
En las diferentes secciones del sitio se pueden desplegar imágenes, videos, audios, textos, realidad aumentada, modelos tridimensionales y actividades lúdicas e interactivas con una propuesta que invita a percibir y a valorar este legado ancestral y la diversidad de formas de vida humana.
La interacción y el diálogo con los espectadores también se generan a través de los filtros de Instagram, que permiten que el rostro se funda con las máscaras milenarias.
Según explicó Cohen, el proyecto inicialmente fue pensado para una muestra itinerante, pero la pandemia llevó al equipo a una propuesta enteramente digital y virtual. Además de Lorena Cohen, el equipo está conformado por Soledad Marcos, Roy Casañas, Agustina Ponce, Silena Mamondes, Javier Díaz y Valeria Olmos (IAM-ISES, CONICET- UNT), quienes ganaron una beca del Fondo Nacional de las Artes para desarrollar el proyecto.