La vacunación de las cocineras de los comedores populares es una asignatura pendiente del plan de inmunización contra la covid. En estos días hubo dos novedades para corregirlo: la Ciudad de Buenos Aires abrió la inscripción para las trabajadoras de sociocomunitarias mayores de 55 años; por otra parte, en la provincia de Misiones hubo conversaciones avanzadas para incluirlas.
Sin embargo, en los movimientos sociales ven que los anuncios no se volverán realidad si no sostienen la presión por su cumplimiento. Plantean, además, la urgencia de que se sumen más provincias. El argumento es fácilmente comprensible: “Las trabajadoras sociocomunitarias son esenciales y deben ser vacunadas, por su propia protección y porque están en contacto con cientos de personas y podrían disparar contagios masivos de coronavirus”.
En CABA
En la Ciudad de Buenos Aires, desde el ministerio de Salud aseguran que la decisión de vacunar a quienes sostienen los comedores fue tomada y es firme. “Estamos esperando que lleguen más dosis para comenzar”, dijeron a PáginaI12 en la cartera que conduce Fernán Quirós. De manera informal, se habla de que empezarían en dos o tres semanas.
Como paso previo debe ser armado un padrón. La tarea quedó a cargo de la ministra de Desarrollo Humano, María Migliore, y en este tramo el acuerdo logrado tras meses de conversaciones y planes de lucha, está tropezando.
En las organizaciones usan un término para contar cómo va la comunicación entre Desarrollo Humano y los referentes barriales: “desprolija”. Inicialmente el ministerio les dijo que iban a armar el padrón con su propia información, en base a los datos que tienen las asistentes sociales. “Pero no todos los comedores reciben el apoyo del Gobierno. Por eso, las organizaciones planteamos que hay que hacer un trabajo conjunto, considerando nuestros listados . Es necesario porque el estado tiene información incompleta”, explicó Walter Córdoba, referente de Somos Barrios de Pie-Capital. Los funcionarios de Migliore aceptaron recibir los listados, pero no está claro cómo seguirá el proceso.
El reclamo por la vacunación viene siendo empujado con cuanta medida es posible: acciones en la calle, campañas en las redes y gestiones de los referentes ante los ministerios provinciales y el gobierno nacional. También --y esto es interesante de hacer visible-- por los legisladores que provienen de los movimientos populares.
En CABA, por ejemplo, la Legislatura discutió el tema y eso ayudó a ponerlo en la agenda del Ejecutivo. La diputada Laura Velasco (Frente de Todos) fue quien lo presentó al debate con sus pares. “Nosotros planteamos que además de las y los cocineros, también deben ser vacunadas las promotoras de salud, las compañeras que acercan el bolsón de alimentos a las familias que están en aisladas, las que dan apoyo en escolar a los chicos que no tienen computadoras, las trabajadoras de las áreas de género y diversidad. Hoy toda esa trama es esencial en el sostenimiento de la vida en los barrios”. El proyecto fue aprobado con los votos de todos los bloques. Días más tarde, llegó el anuncio de apertura de la inscripción para las trabajadoras de los comedores.
En Misiones
También en Misiones movieron la situación legisladores de los movimientos populares. Puntualmente, hace dos semanas consiguieron una reunión con el ministro coordinador de Gabinete, Victor Kreimer, y otros funcionarios de la gobernación de Oscar Herrera Ahuad --un aliado del gobierno nacional--.
El diputado Martín Sereno, titular del Movimiento Evita de Misiones, fue uno de los participantes del encuentro, de donde salió un acuerdo. “Hubo un compromiso del ministro coordinador. El paso siguiente fue llevar a la vicegobernación un listado de trabajadores y trabajadoras de los comedores populares de la provincia. Según nos dicen, empezarán a vacunar la semana que viene”, manifestó Sereno. Comunicación oficial, sobre la apertura de la inscripción, todavía no hubo.
Setenta mil
El ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo, apoya los reclamos de vacunación. Según su estimación, en el país hay 70 mil trabajadoras de comedores populares.
“La mayoría son mujeres. Se levantan a la mañana, a las siete arrancan, a las 8 se ponen a pelar las papas, las cebollas, a hacer toda la tarea del alimento. Luego entregan o llevan casa por casa las viandas. Como los comedores tienen que funcionar todos los días, de lunes a lunes, deben rotarse varias en su sostenimiento. El promedio es de unas 7 personas por cada comedor”
Las trabajadoras ya están declaradas como esenciales, por una resolución que el ministerio dictó en los meses iniciales del aislamiento. Arroyo agregó que a nivel nacional el Consejo Federal de Salud (Cofedesa) ya debatió el tema y lo planteó como una de las prioridades.
“Lo que hace cada provincia cuando vacuna a las personas esenciales es definir los tiempos”, es decir el momento en que serán llamados determinados grupos de trabajadores esenciales . "Nuestra propuesta es que se incorpore a las mujeres que cocinan, como esenciales y por rango de edad. Aspiramos a que cada provincia, a medida que avance con la vacunación, por rango de edad, vayan incorporando a las trabajadoras de los comedores”.
Paradojas
"Lamento que no sean los gobiernos nuestros los que inicien la vacunación, sino (Horacio Rodríguez) Larreta. Para nosotros no deja de ser una reivindicación cumplida, al menos en estas dos jurisdicciones", dijo Gildo Onorato, secretario gremial de la UTEP, sobre la paradoja de que el primer paso lo haya dado un distrito de la oposición. Paradoja doble si se considera que el Gobierno porteño mandó al muere la vacunación de los docentes, se opone a los cierres para evitar la propagación del virus y mantiene a cualquier costo las clases presenciales.
Dina Sánchez, del Frente Popular Darío Santillán, consideró que los movimientos "vamos a tener que seguir presionando para que los anuncios se cumplan".
El reclamo de vacunas para las trabajadoras sociocomunitarias tiene símbolos muy sentidos como "Ramona" Medina, la militante que en la primera ola de la pandemia logró subir a las pantallas la falta de agua potable en la Villa 31. Ramona murió semanas después de su denuncia; la siguieron muchas otras trabajadores sociocomunitarias: Teodora Olloa, cocinera de un merendero también de la VIlla 31, Carmen Canaviri, encargada de un merendero en el Bajo Flores, Lourdes Huarachi, referente del FOL en la Villa 20 de Lugano. Hay muchísimas más. Militantes que pusieron el cuerpo en tareas de cuidado tan esenciales como faltas de reconocimiento.