Racing, Defensa y Justicia, Argentinos Juniors y Vélez ya hicieron sus deberes y, con una fecha de anticipación, se clasIficaron para los octavos de final de la Copa Libertadores. En cambio, River y Boca todavía deben seguir remando. Y esta semana resolverán su pase a la próxima instancia del máximo torneo continental a nivel de clubes, que la Conmebol se empecina en sostener por encima de los contagios, las muertes y las decisiones sanitarias de los gobiernos.
La misión no parece tan complicada: River recibirá el martes a Fluminense en el Monumental y Boca será local el miércoles ante The Strongest de Bolivia en la Bombonera. Pero, por razones diferentes, los dos gigantes del fútbol argentino han sufrido más de lo debido para avanzar en la fase de grupos que se termina esta semana. En el caso riverplatense porque la pandemia parece haberse ensañado con un plantel que registró 20 casos positivos, y que necesita recuperar algunos jugadores para poder armar un equipo confiable y no volver a convocar a la épica. En el boquense, porque el equipo no termina de convencer y de estabilizar un rendimiento confiable.
Entre la covid-19 y el estallido y político social en Colombia, River padeció como pocas veces su tránsito por la fase de grupos. La ida con Independiente Santa Fe debió jugarla en Asunción del Paraguay y la revancha con Junior de Barranquilla, la encaró en medio de los gases lacrimógenos, los balazos y las estampidas de un operativo represivo que las fuerzas armadas colombianas desarrollaron en las puertas del estadio Romelio Martínez. Al regreso de ese viaje, 15 jugadores dieron positivo de coronavirus y el técnico Marcelo Gallardo debió juntar los pedazos de plantel que le quedaban para presentar el equipo ante Independiente Santa Fe. Con 11 jugadores nada más, Enzo Pérez como arquero de apuro y sin suplentes en el banco, River dio una muestra imborrable de competitividad y coraje y ganó por 2-1 un partido que los hinchas "millonarios" demorarán mucho tiempo en olvidar.
En las próximas horas se sabrá si River puede recuperar algunos de los diez futbolistas contagiados antes del Superclásico con Boca por la Copa de la Liga Profesional (Franco Armani, Enrique Bologna, Germán Lux, Franco Petroli, Paulo Díaz, Robert Rojas, Bruno Zuculini, Tomás Castro Volpe, Santiago Simón, Nicolás de la Cruz, Agustín Palavecino, Rafael Santos Borré, Matías Suárez, Federico Girotti y Benjamín Rollheiser). O si tiene que volver a jugar con lo que le queda: Fabrizio Angileri y José Paradela dieron positivo en los análisis del viernes pasado y Leonardo Ponzio, Alex Vigo, Gonzalo Montiel, Flabián Londoño y Lucas Beltrán no llegan a tiempo al partido, porque sus casos se declararon hace una semana y deben dejarse pasar diez días para hacerse un nuevo examen. La posibilidad de volverlo a ver a Enzo Pérez con el buzo verde de arquero es concreta, y quizás en la noche del martes vuelva a hablarse de épica.
De todos modos, sólo una combinación de resultados muy desfavorables dejará a River fuera de los octavos de final de la Copa Libertadores, que empezarán a jugarse el 14 de julio, 72 horas después del cierre de la Copa América según el alocado calendario de la Conmebol. Para que eso sucediese, el equipo de Marcelo Gallardo (9 puntos) debería perder con Fluminense (8) y Junior (6) tendría que superar por amplia diferencia a Independiente Santa Fe (2 puntos y ya eliminado). El fin del semestre será un alivio para River que durante los 45 días de receso deberá descansar de tanto ajetreo y en paralelo, reforzarse ante la posibilidad de que algunos importantes titulares como el uruguayo De la Cruz y el colombiano Borré sean transferidos.
Boca, por su parte, respetó más los protocolos anticovid. Pero tampoco está holgado. A priori, debería superar a The Strongest que se metió en la conversación luego de sus triunfos en La Paz ante Barcelona y Santos. Pero el conjunto de Miguel Angel Russo no es garantía de nada: lleva tres partidos sin ganar (perdió con Barcelona y Santos de visitante y empató de local con los ecuatorianos) y apenas señaló tres goles en cinco juegos. Sin solidez defensiva, generación de juego ni poder ofensivo, Boca es una moneda al aire. Y hasta puede quedarse afuera de todo si pierde con los bolivianos y Santos da el batacazo de visitante en Guayaquil. En la Boca, nadie menciona esa posibilidad. Pero el técnico Russo y el Consejo de Fútbol que lidera Juan Román Riquelme saben que lo que hay no alcanza para hacerse ilusiones cuando empiecen en julio los mano a mano: en los pasillos de la Bombonera se escuchó que la idea es traer refuerzos en todas las líneas.
Caso curioso: los dos equipos que han hecho de ganar la Copa Libertadores la medida de todas sus cosas, todavía no han podido sellar sus pasajes para continuar su viaje. En cambio, los otros cuatro participantes argentinos, sin tanta obsesión ni inversión, han obtenido mejores resultados: Argentinos Juniors ganó su grupo con cuatro victorias en cinco presentaciones (sólo perdió de local con Universidad Católica de Chile). Racing (y su técnico Juan Antonio Pizzi) se sobrepusieron a las críticas y pasaron manteniéndose invictos fuera de Avellaneda, con dos triunfos ante Sporting Cristal en Perú y San Pablo en Brasil. Defensa y Justicia ratificó su nueva estirpe copera tras haber ganado la Sudamericana 2020, y Vélez se repuso de dos derrotas en los primeros partidos ante Flamengo en Liniers y la Liga Deportiva Universitaria en Quito y también logró avanzar antes del último partido de la serie.
De 30 partidos disputados hasta aquí por la fase de grupos de la Copa Libertadores, los equipos argentinos ganaron 16, igualaron ocho y perdieron seis, con un 64,44 % de eficacia. Cuatro de ellos saldrán a la cancha esta semana sólo para cumplir. River y Boca, en cambio, todavía deben jugarse la ropa. Después de la Copa América, a mediados de julio, se barajará y se dará de nuevo. Y empezará otra historia, la verdadera historia.