Marcelo Gallardo empezó este lunes a sentirse más aliviado: de los primeros 15 jugadores que se habían contagiado de coronavirus y no pudieron jugar ante Boca por la Copa de la Liga Profesional, 13 de ellos ya recibieron el alta epidemiológica y se sumaron a los entrenamientos del plantel de River de cara al duelo del martes ante Fluminense por la fecha final del Grupo D de la Copa Libertadores. En cambio, el chileno Paulo Díaz no pudo practicar como consecuencia de una miocarditis, mientras que Enrique Bologna sufre una neumonía y se mantiene aislado en su domicilio.
A un día del trascendental partido en el que River necesita al menos un empate para avanzar a los octavos de final, Gallardo volvió a tener a disposición a 23 futbolistas, ya que a los diez que contaba tras los últimos positivos de José Paradela y Fabricio Angileri, este lunes se sumaron los arqueros Franco Armani, Javier Lux y Franco Petroli; el defensor Robert Rojas; los mediocampistas Tomás Castro Ponce, Santiago Simon, Agustín Palavecino, Bruno Zuculini y Nicolás De La Cruz; y los delanteros Matías Suárez, Benjamín Rollheiser, Federico Girotti y Rafael Santos Borré. Todos ellos ya superaron el coronavirus y fueron autorizados por el cuerpo médico para retomar la actividad física.
El entrenador aprovechará este entrenamiento para chequear el estado de sus jugadores y luego definir la formación que podrá alinear frente a los brasileños, escoltas de River a un punto. El otro equipo con chances de avanzar es Junior de Barranquilla, que marcha tercero a tres unidades y choca con el ya eliminado Independiente Santa Fe.
En cambio, Gallardo no podrá contar ni con Díaz ni con Bologna, que no pasaron la enfermedad sin síntomas como sus compañeros. Al defensor chileno se le detectó una miocarditis, la misma secuela que le había quedado al volante de Boca Edwin Cardona, por lo que no podrá entrenarse hasta que supere la afección. En tanto, Bologna padece una neumonía, por lo que ni siquiera pudo acercarse al River Camp para hacerse más estudios.